Recientemente os hemos hablado de que no hay evidencias de que por depilarse o afeitarse, el vello corporal cambie. Eso os ha hecho preguntarnos por qué, entonces, es más probable que un pelo rebelde se encarne o se enquiste en aquellas zonas que nos depilamos o afeitamos con frecuencia, principalmente la cara y el cuello en los hombres y las ingles en las mujeres. Os contamos lo que sabemos.
Los pelos encarnados son, tal y como explica la web del Servicio Nacional de Salud británico (NHS por sus siglas en inglés), aquellos que en vez de crecer desde la piel hacia afuera, por algún motivo se curvan y vuelven a introducirse en la piel. A menudo ocurre porque células de piel muerta u otros residuos obstruyen el folículo piloso en el que crece el pelo y eso le impide salir hacia afuera, de forma que el pelo termina creciendo en horizontal y clavándose en la piel.
Esto crea una pequeña herida que tiene el aspecto de un granito y que puede infectarse, generando una pequeña cantidad de pus. Normalmente se curan solos, pero a veces es necesaria la intervención de un médico si la herida está muy infectada o si la situación es recurrente.
Aunque no ocurre exclusivamente tras afeitarse, sí es más común. El motivo es que los pelos afeitados pueden quedar cortados en un ángulo que les dé una punta afilada y por tanto sea más fácil que terminen clavándose en la piel. Además, muchas veces la piel que nos afeitamos es más tierna o queda sensible tras el afeitado, lo cual la hace más vulnerable a estos problemas.
De hecho, una de las formas de prevenir los pelos encarnados es precisamente dejar de afeitarse y permitir que el vello crezca libremente en aquellas zonas donde suela encarnarse. En caso de no querer dejar de afeitarse, lo mejor es utilizar una cuchilla con una sola hoja cortante y afeitarse de una sola pasada en la misma dirección que crece el vello, en vez de hacerlo a contrapelo y con varias pasadas más cortas, ya que así se evita dejar pelos con puntas que puedan clavarse de vuelta en la piel.