Nos estáis preguntando mucho qué hay de cierto en un post de Facebook que se está compartiendo mucho y en el que se avisa de los peligros del colorante para paellas de Mercadona por su contenido en tartrazina, un aditivo colorante alimenticio "tan peligroso que en el mismo envase pone que puede tener efectos negativos sobre la actividad y atención de los niños" y que está prohibido en Australia.
¿De verdad es tan mala la tartrazina? No hay evidencias de que lo sea.
La tartrazina es uno de los componentes de una familia de colorantes llamados azoicos. Hay cierta preocupación con ellos porque algunos han demostrado propiedades cancerígenas, pero esos no están autorizados para su uso y comercialización. Otros, entre los que se encuentra la tartrazina, no han mostrado tener relación con el cáncer.
Es especialmente importante aclarar su relación con la salud infantil. En un estudio realizado en 2007 se analizó si el consumo de una mezcla de colorantes artificiales combinados con otros aditivos tenía algún efecto perjudicial en niños de 3 años y de 8-9 años, y los resultados mostraron un aumento en la incidencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Sin embargo, una revisión posterior de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria consideró que las evidencias aportadas en este estudio eran poco consistentes, que los experimentos tenían algunos fallos relevantes (los niños ya tenían TDAH y los efectos no respondían a la tartrazina sino a una mezcla de colorantes así que no se podía saber cuál de ellos era, supuestamente, el origen), así que no consideró necesario prohibirla ni reducir la ingesta diaria admisible que se había establecido en revisiones previas (7,5 mg por kg al día) y que está muy por encima de lo que realmente consumimos los ciudadanos.
A pesar de ello, es cierto que los productos con tartrazina deben incorporar la advertencia de que "puede tener efectos negativos sobre la actividad y la atención de los niños". Es una obligación legal impuesta por el Parlamento Europeo y que afecta también a otros colorantes. Lo hicieron basándose en esos mismos estudios de 2007 y no ha desaparecido a pesar de la reevaluación de la EFSA.
En cuanto a su prohibición en Australia, fue cierto en el pasado, pero no ahora. En 2014 el Australian Comittee of Drug Administration reevaluó la literatura científica disponible y concluyó que "la tartrazina no representa un riesgo para el consumidor. Se recomienda que la TGA (Therapeutic Drugs Adminitration) permita el uso oral de tartrazina" y ahora está autorizado con las cantidades establecidas por esta administración.
Beatriz Robles, nutricionista y tecnóloga de los alimentos nos aclara que "en la UE no se funciona con listas de aditivos “prohibidos” sino que, al contrario, se usa un sistema más restrictivo, que es el de emplear listas positivas: esto implica que solo los aditivos que estén evaluados, autorizados e incluidos en esa lista pueden ser usados en la cantidad y alimento para el que se establezca".