También nos habéis hecho llegar por varias vías vuestras dudas sobre el supuesto poder adelgazante de bicarbonato, acompañadas de vídeos en Youtube, posts en blogs y artículos en medios de aspecto más o menos fiable. ¿Es verdad?
No, no lo es. Beber bicarbonato disuelto en agua no solo no adelgaza, sino que además puede dañar la salud. El bulo, nos explica Beatriz Robles, tecnóloga de los alimentos y dietista-nutricionista, puede tener varios orígenes unidos a su pH alcalino. El más habitual es que si un exceso de acidez en el cuerpo nos lleva a subir de peso, contrarrestar eso con una dieta alcalina (o tomando bicarbonato) nos ayuda a adelgazar.
Esto no tiene ninguna base científica. Las dietas alcalinas no adelgazan por ser alcalinas ni por supuesto curan ninguna enfermedad. "Parten de una premisa falsa: que el pH de nuestro cuerpo puede regularse mediante la alimentación. Afortunadamente, el pH de la sangre (al que se refieren principalmente estas dietas o trucos) se mantiene bastante estable gracias a los mecanismos homeostáticos del riñón y de los pulmones."
Cuando ese pH se altera, tenemos un problema de salud que debe tratarse médicamente, y no algo que pueda modificarse con una dieta o con bicarbonato. "En los casos de acidosis metabólica sí que se usa el bicarbonato de sodio como tratamiento, pero inyectado en sangre."
¿Qué ocurre al beber bicarbonato disuelto en agua? Pues que al llegar al estómago reacciona con el ácido clorhídrico y da como resultado CO2, agua y cloruro de sodio (sal común). Los dos segundos pasan al intestino, mientras que el CO2, un gas, se desplaza para terminar siendo expulsado en forma de eructos o de ventosidades.
Eso significa que primero nos sentimos hinchados, y tras expulsar todo ese gas podemos pensar que hemos adelgazado, pero Robles asegura que "ni la sal común ni el agua resultantes van a tener efecto quemagrasas alguno y el CO2 no va a tener ningún efecto sobre el pH de la sangre".
Sin embargo, tomar bicarbonato en cantidades descontroladas (en estos vídeos se recomienda una cucharada al día, sin especificar si se trata de 2 gramos o de 10) puede tener efectos peligrosos. Para empezar, porque se supera con creces la cantidad máxima de sodio recomendada (2 gramos al día según la OMS) para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Pero además porque sí puede modificar el pH del estómago, reduciendo la absorción de algunos nutrientes, puede afectar al comportamiento de algunos medicamentos o producir un efecto rebote: que el bicarbonato neutralice el ácido clorhídrico del estómago, las células del estómago reaccionen produciendo más ácido y aparezcan molestias por sensación de acidez en el estómago.
*Se ha estudiado también si el bicarbonato puede ayudar a los deportistas a mejorar su rendimiento, nos explica Robles. Una teoría se basa en si puede neutralizar el ácido láctico, un determinante de la fatiga. Si esto fuese así, el bicarbonato ayudaría a retrasar la aparición de esa fatiga y por tanto a mejorar el rendimiento. La evidencia científica es limitada pero, según este metaanálisis reciente, el bicarbonato sí podría mejorar los resultados en atletas de alto rendimiento.
En resumen: beber bicarbonato disuelto en agua no ayuda a adelgazar ni tiene ningún poder antigrasa. Como mucho, nos hará sentir hinchados a causa del CO2 que se producirá en el estómago y al expulsar ese gas podremos pensar que hemos adelgazado. Por el camino, esto puede provocarnos algunas molestias y problemas de salud.
*Hemos actualizado este artículo para incluir los últimos resultados respecto al bicarbonato en deportistas.