Nos habéis enviado un tuit con este mensaje:
¿Es verdad? No del todo.
La miel lleva siglos utilizándose para el tratamiento de heridas, especialmente úlceras o heridas resultado de intervenciones quirúrgicas que tienden a infectarse y que no se cierran con facilidad. Esto se hace porque la miel contiene algunos compuestos químicos que impiden que proliferen la mayoría de los microorganismos y por lo tanto tiene propiedades antibacterianas. También se cree que estimula el funcionamiento del sistema inmune y por eso ayuda a que esas heridas abiertas cicatricen antes.
Ahora bien: ni la miel es un remedio mágico ni toda la miel es igual. Algunos tipos de microorganismos (los responsables del botulismo, por ejemplo) sí que pueden crecer en determinados tipos de miel. Las propiedades de la miel dependen en gran medida de su composición, es decir, de las flores concretas con las que las abejas la hayan elaborado.
Esto quiere decir que nadie debería tratarse por su cuenta una herida con el primer bote de miel que encuentre en el supermercado.
Este artículo es parte de nuestro consultorio científico semanal. Puedes ver más respuestas aquí.