Hola Malditas y Malditos, bienvenidos un viernes más a nuestro consultorio científico, en el que respondemos a algunas de las preguntas que nos habéis hecho llegar durante la semana.
Os animamos a seguir enviándonos todo lo que os llegue y os suene raro. Podéis escribirnos a través de Twitter, de Facebook y al correo de Maldita Ciencia ([email protected]). Recordad que entre todos es mucho más difícil que nos la cuelen.
¿Es mejor vapear que fumar?
La semana pasada resolvimos una duda sobre el humo de las sishas y su efecto sobre la salud, y a partir de ahí muchos nos habéis preguntado por la comparación fumar vs. vapear: ¿cuál es mejor?
Las evidencias más sólidas hasta la fecha sugieren que vapear (el uso de cigarrillos electrónicos) es menos dañino que fumar tabaco normal ya que reduce la exposición a los productos de la combustión del tabaco y de las propias sustancias presentes en este. Un gran estudio al respecto publicado en 2017 comparaba la exposición a sustancias tóxicas entre gente que había dejado de fumar y había vapeado durante una media de 16 meses con la de gente que había seguido fumando durante ese tiempo. Los resultados mostraban una enorme reducción en la exposición a sustancias carcinógenas y tóxicas en los vapeadores respecto a los fumadores, pero solo en aquellos que habían dejado completamente de fumar.
Por eso parece obvio que pasar del tabaco normal al vapeo es mejor para la salud. Sin embargo, el vapeo también tiene sus riesgos. Por un lado, muchos estudios sugieren que la mayoría de la gente no cambia un hábito por el otro, sino que combina los dos, con lo que el efecto positivo no se produce o se reduce considerablemente.
Por otro, existe cierta preocupación de que al asignarle la etiqueta de saludable al vapeo se relajen las advertencias sobre su riesgo para la salud (que aunque es menor también existe) y termine atrayendo hacia el tabaco a más gente, especialmente a los adolescentes.
Miel para curar heridas
Nos habéis enviado un tuit con este mensaje:
¿Es verdad? No del todo.
La miel lleva siglos utilizándose para el tratamiento de heridas, especialmente úlceras o heridas resultado de intervenciones quirúrgicas que tienden a infectarse y que no se cierran con facilidad. Esto se hace porque la miel contiene algunos compuestos químicos que impiden que proliferen la mayoría de los microorganismos y por lo tanto tiene propiedades antibacterianas. También se cree que estimula el funcionamiento del sistema inmune y por eso ayuda a que esas heridas abiertas cicatricen antes.
Ahora bien: ni la miel es un remedio mágico ni toda la miel es igual. Algunos tipos de microorganismos (los responsables del botulismo, por ejemplo) sí que pueden crecer en determinados tipos de miel. Las propiedades de la miel dependen en gran medida de su composición, es decir, de las flores concretas con las que las abejas la hayan elaborado.
Esto quiere decir que nadie debería tratarse por su cuenta una herida con el primer bote de miel que encuentre en el supermercado.
¿De verdad arrancarte los pelos de la nariz te puede matar?
¿Os hace gracia esta pregunta? A nosotros también nos la hacía hasta que nos dimos cuenta de que el vídeo de Facebook que asegura que esto es verdad se ha compartido hasta la fecha 41.000 veces. Creemos (¡esperamos!) que la mayoría hayan sido en tono de humor y nadie se lo haya tomado realmente en serio, pero por si acaso alguien tiene dudas, aclaramos que es un bulo: no es en absoluto probable que arrancarte los pelos de la nariz te vaya a matar.
El argumento de este vídeo es que arrancarte pelos de la nariz puede causarte una herida abierta que se infecte y cause un absceso en una zona, llamada el triángulo de la muerte (con los tres vértices ubicados en el entrecejo y las comisuras de la boca) donde hay muchos vasos sanguíneos que se comunican con la parte de atrás de la cabeza. Debido a la configuración de estos vasos venosos es posible, aunque altísimamente improbable, que una infección que se produzca en la nariz termine llegando al cerebro, causando una trombosis del seno cavernoso. Esta enfermedad es muy poco frecuente.
El problema puede surgir a partir de una infección en la cara, por ejemplo la que se puede producir al reventarnos un grano, si tenemos un forúnculo en la nariz al lado de un folículo piloso o si tenemos una infección en los ojos, entre otras. Pero no hay evidencias de que arrancarse pelos de la nariz aumente el riesgo de que esta enfermedad más que explotarnos una espinilla, y no hemos encontrado un solo caso en el que alguien haya padecido este problema provocado por arrancarse pelos de la nariz.
En realidad, el riesgo de arrancarse los pelos de la nariz es otro. Esos vellos están ahí para cumplir con una función: hacen de barrera de partículas de polvo y otros patógenos externos para que no se introduzcan en nuestro organismo a través de la nariz. Si los pelos no están, todos esos elementos externos entrarán sin problema en nuestro cuerpo.
La supuesta relación entre las mamografías y el cáncer de tiroides
Es una cadena de WhatsApp que nos habéis enviado por varios de nuestros canales y que os tiene muy preocupadas: asegura que en el proceso rutinario de las mamografías y de las radiografías dentales no se protege la glándula tiroides y que esto está causando un aumento en la incidencia del cáncer de tiroides en las mujeres.
El mensaje es lo suficientemente serio como para causar cierta alarma, pero en realidad es un bulo que lleva cierto tiempo dando vueltas por WhatsApp. En su momento, la Sociedad Española de Protección Radiológica emitió un comunicado para desmentirlo. En él explicaba que debido a la técnica y la posición en que se hacen las mamografías, la tiroides recibe un volumen de radiación dispersa insignificante, y que de hecho, utilizar un protector plomado como se pide en esta cadena podría conllevar mayor riesgo que protección: podría causar interferencias en la imagen y que hubiese que repetir la prueba, con lo que al final terminaría recibiendo más radiación en vez de menos.
Apiterapia: ¿ciencia o pseudociencia?
La apiterapia es una práctica por la que se aplica veneno de abeja a través de picotazos directos de estos insectos para tratar algunas enfermedades, principalmente la esclerosis múltiple, pero no solo esa. ¿Tiene esto algo de ciencia?
Más bien no. El veneno de las abejas contiene muchas sustancias y es posible que algunas de ellas pudiese servir como base para un tratamiento médico para alguna enfermedad. De hecho, se han investigado las posibilidades de uno de sus componentes en el tratamiento del parkinson, por ejemplo. Pero para eso hacen falta investigaciones sólidas y bien diseñadas, estudios con fases clínicas y controles de seguridad de autoridades sanitarias.
Esto no es lo que hace actualmente la apiterapia. En esta práctica se colocan insectos vivos sobre determinados puntos del cuerpo del paciente para provocar que piquen e introduzcan su veneno. Se hace sin control médico. Los estudios que han analizado sus efectos reconocen que no hay evidencias suficientes para extraer conclusiones, pero que todo apunta a que su efecto no es superior al de un placebo.
Que la esclerosis múltiple sea el principal objetivo de la apiterapia no es casualidad. La EM es una enfermedad impredecible, en la que los brotes aparecen de forma esporádica y sin periodicidad fija y sus efectos muchas veces revierten total o parcialmente hasta el siguiente ataque. Los pacientes que la padecen, ante la falta de cura y el deterioro irreversible buscan cualquier alternativa que pueda ayudarles a sentirse mejor. La apiterapia puede ser una de ellas, y es habitual que, como haríamos cualquiera, terminen estableciendo relaciones causales entre eventos que solo tienen una relación temporal (si tras una sesión de apiterapia pasa mucho tiempo sin un nuevo brote, sería comprensible pensar que lo segundo se debe a lo primero, aunque la única relación entre ambas cosas es que ocurrieron a la vez).
Aunque recurrir a terapias alternativas parezca algo inocuo, casi nunca lo es. Por un lado, un picotazo de abeja no parece algo demasiado grave, pero puede serlo si el paciente desarrolla una reacción alérgica grave, sufre un shock anafiláctico y puede terminar muriendo. Por otro, si bien la EM no tiene cura, sí que tiene tratamientos que reducen los síntomas y mejora su calidad de vida, y las terapias alternativas pueden alejarles de esos tratamientos que sí pueden incrementar su bienestar.
Y por último...
Desde Maldita Ciencia estamos encantados de que nos enviéis todas vuestras dudas, creemos firmemente que entre todos es más fácil que no nos la cuelen.
Pero también sabemos que para muchas cuestiones, a quien tenéis que acudir es a un médico, a uno de verdad. Creemos que aunque internet es una herramienta muy útil para buscar información, en ningún caso debería sustituir el consejo de un profesional titulado que conozca vuestro caso.
Así que os animamos a coger estas dudas y consultarlas con vuestro médico, y a pedir todas las opiniones médicas que necesitéis para sentiros satisfechos con la información recibida.