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El calentamiento global no existe o es culpa del Sol: las narrativas desinformadoras que circulan sobre la crisis climática

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  • La crisis climática es uno de los focos principales de desinformación 
  • De que "el cambio climático es una moda" a que "los volcanes emiten más CO2 que los humanos", o que nos fumigan para modificar el clima
  • Recopilamos estas narrativas desinformadoras y te contamos cómo combatirlas
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La crisis climática es un foco de desinformaciones que mezclan bulos puntuales con narrativas más complejas para transmitir mensajes como que el cambio climático es natural y no culpa de los humanos, que el calor que está haciendo no es una crisis climática porque ha habido temperaturas más altas antes o que la sequía es provocada. Recopilamos las narrativas desinformadoras más habituales sobre el cambio climático y cómo rebatirlas.

Haz click en la narrativa que hayas escuchado​​:

La narrativa de que “el Sol es el responsable del cambio climático” 

Hay diversos motivos por los que la comunidad científica ha descartado al Sol como posible causante de la crisis climática. En primer lugar, el actual aumento de la temperatura terrestre es demasiado intenso para ser atribuido a una mayor radiación solar, sobre todo teniendo en cuenta que esta radiación se ha reducido levemente en las últimas décadas. Además, si el calentamiento global se debiera al Sol se estarían calentando todas las capas de la atmósfera, pero sólo se está calentando la capa más cercana a la superficie terrestre (la troposfera), mientras que la capa siguiente (la estratosfera) se está enfriando.

La narrativa de que las olas de calor son el mismo calor que ha hecho todos los veranos 

No es así. Las olas de calor son episodios de calor extremo incluso para los meses más cálidos del año. La Agencia Estatal de Meteorología las define según criterios claros de duración (deben ser eventos de al menos tres días consecutivos), extensión (que tengan lugar en el 10% de las estaciones estudiadas) e intensidad (en los que se registren temperaturas máximas entre el 5% de las más cálidas de los meses de julio y agosto en el periodo 1971-2000).

La narrativa de que se han registrado temperaturas más altas en el pasado 

Fotografías o noticias en medios antiguos mostrando temperaturas inusualmente altas se utilizan para negar que ahora estemos sufriendo temperaturas especialmente extremas. En algunos casos se trata de mediciones que se hicieron a pleno sol (cuando un termómetro debe estar protegido de los rayos solares para no sobrecalentarse) y no son registros validados por la AEMET. En otros casos se recurre a un “viejo almanaque de la AEMET", pero estos datos no demuestran que las altas temperaturas sean de "toda la vida" porque no se recogen las circunstancias en las que se registraron esos datos. Por último, aunque hiciese mucho calor un día hace 100 años, la subida de las temperaturas sigue siendo real.

La narrativa de que el cambio climático, como el agujero en la capa de ozono, es una moda pasajera 

El agujero en la capa de ozono recibe menos atención mediática que antes porque la comunidad internacional reaccionó rápido dejando de producir las sustancias que agotan la capa de ozono. Sin embargo, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero que provocan el aumento de temperaturas siguen aumentando cada año. En este artículo explicamos por qué el agujero de la capa de ozono no era una "moda".

La narrativa de que la Antártida está ganando hielo

De tanto en tanto se utilizan estudios aislados o sacados de contexto para asegurar que la masa de hielo en la Antártida no se está reduciendo, sino que crece. Pero más estudios realizados en el continente o las conclusiones que emite el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) han constatado que el hielo lleva reduciéndose desde los años 90 y que esta reducción se ha acelerado en la última década. Te explicamos con más detalle por qué sabemos que el hielo sobre la Antártida sí está reduciéndose.

La narrativa de que “nos fumigan” para modificar el clima

La teoría de la conspiración de los chemtrails asegura que los aviones fumigan sustancias químicas para envenenar a la población o eliminar la lluvia. No existe ninguna evidencia científica que avale esta idea, pero sí muchas en contra. El rastro dejan en el cielo los aviones son, o bien estelas de condensación (vapor de agua congelado), con distintas formas y tamaños según las condiciones atmosféricas, o bien cirros, un tipo de nube. No tienen nada que ver con cualquier modificación artificial del clima, pero cuando el agua escasea, la narrativa se incentiva

La narrativa de la sequía provocada y sus distintas versiones

No solo se atribuye a los chemtrails la capacidad de provocar la falta de lluvias y la sequía, también a un proyecto científico que envía ondas de radio al espacio (HAARP), a la geoingeniería o al supuesto derribo de presas. Ninguno es el responsable de la falta de agua, sus causas reales son el propio clima mediterráneo, la crisis climática y el aumento del consumo de agua para los cultivos de regadío.

La narrativa de que “los responsables de la crisis climática son China e India”

Los tres países que emiten más gases de efecto invernadero cada año son, por este orden, China, Estados Unidos e India. Sin embargo, el aumento de la temperatura global se debe a las emisiones acumuladas históricamente. Si tomamos como referencia la época preindustrial, quienes más han contribuido a estas emisiones históricas son, por este orden, Estados Unidos, la Unión Europea y China. También es cuestión de perspectiva: Estados Unidos emite el doble per cápita que China y parte de las emisiones del país asiático se deben a que fabrica los productos consumidos en otros países. La de China e India es una narrativa retardista, su objetivo es retrasar la toma de medidas contra el calentamiento.

La narrativa de que los volcanes emiten más CO2que los humanos

Los volcanes no son responsables del calentamiento global. Por un lado, el efecto de algunas erupciones volcánicas es precisamente enfriar la superficie del planeta de forma temporal, pues el dióxido de azufre que emiten reacciona con el vapor de agua de la atmósfera formando gotitas que devuelven la radiación solar al exterior. Por otro lado, la actividad humana genera 60 veces la cantidad de dióxido de carbono que los volcanes liberan cada año según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).

Argumentos sobre el CO2 para desinformar sobre el cambio climático

Además de las narrativas que recopilamos, también se difunden una serie de mensajes desinformadores sobre el dióxido de carbono y su implicación en la crisis climática. Este es el resumen:

  • La narrativa de que el CO2 ocupa sólo el 0,04% de la atmósfera

Aunque estén presentes en porciones pequeñas, el CO2 y otros gases de efecto invernadero cumplen el papel fundamental de retener calor en la atmósfera y su concentración ha aumentado en los últimos años.

  • La narrativa de que el CO2 no es tóxico, sino necesario para la naturaleza

Aunque es parte de procesos naturales como la fotosíntesis, su acumulación excesiva en la atmósfera incrementa la captura de calor y altera el sistema climático.

  • La narrativa de que el CO2 es bueno porque es 'comida' para las plantas

Sí, el CO2 es esencial para la fotosíntesis, pero también tiene efectos en el clima que perjudican a las plantas: eleva la temperatura media del planeta, agrava fenómenos extremos como las olas de calor, las sequías o los incendios forestales y acelera la degradación del suelo.

  • La narrativa de que el aumento de CO2 no causa la subida de temperaturas

Desde el siglo XIX se sabe que el CO2 y otros gases de efecto invernadero se caracterizan por retener calor. Además, la evidencia científica indica que los momentos más cálidos de la historia geológica han coincidido con altas concentraciones de CO2.

  • La narrativa de que el CO2 en la atmósfera ha ido disminuyendo progresivamente

Es falso. La cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera ha aumentado desde el inicio de la revolución industrial. Lo sabemos gracias a comparar mediciones directas de CO2 en observatorios con estudios que estiman la concentración de este gas en épocas pasadas.

  • La narrativa de que en épocas geológicas pasadas el nivel de CO2 fue mayor que el actual

Las concentraciones de CO2 actuales son superiores a las de cualquier momento en nuestro planeta en los últimos dos millones de años. En algunas épocas geológicas anteriores, como la de hace 250 millones de años, un rápido aumento de este gas en la atmósfera coincidió con una extinción masiva de especies.

  • La narrativa de que la humanidad es responsable de sólo un pequeño porcentaje del CO2 que se emite

Esta narrativa no tiene en cuenta que los emisores naturales de CO2 también absorben carbono ni que las actividades humanas han aumentado la concentración de este gas en un 50% en menos de 200 años.

  • La narrativa de que el CO2 no puede ser malo porque entonces no se utilizaría en invernaderos

Aumentar la concentración de dióxido de carbono en los invernaderos puede maximizar el rendimiento de los cultivos, pero esto es posible porque son entornos controlados. No es así en la agricultura al aire libre, a la que el aumento de temperatura y los fenómenos meteorológicos extremos derivados del exceso de CO2 en la atmósfera están perjudicando.


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