“Estamos en uno de los periodos más fríos, el CO2 está más bajo ahora que en toda la historia del planeta y estamos reponiendo dióxido de carbono en la atmósfera”. Con este mensaje se comparte un vídeo en redes sociales sobre las “tres cosas que debes saber para conocer que la crisis climática es falsa”. Repasamos uno a uno esos argumentos para mostrar por qué desinforman y qué dicen las evidencias y los datos climáticos.
“Es uno de los periodos más fríos de la historia” y “el planeta estaba mucho más caliente que a día de hoy”: datos y contexto sobre la crisis climática actual
Al inicio del vídeo se mencionan dos argumentos conectados: la Tierra está pasando por “uno de los periodos más fríos de su historia” porque “tenemos hielo en los polos” y “el planeta estaba mucho más caliente que a día de hoy” porque hubo momentos en el pasado en que este hielo no estaba presente.
En primer lugar, nadie niega que existieran otros cambios climáticos y momentos en los que el planeta estuvo más cálido. La clave de la crisis climática actual es la presencia humana: la actividad humana es la causa inequívoca de este calentamiento global, principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero; y se trata de un cambio climático que pone en riesgo a la sociedad humana desarrollada como la conocemos, con agricultura, industria y enormes necesidades energéticas.
En segundo, para contestar al argumento de que estamos en “uno de los periodos más fríos de la historia”, hay que recordar que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) indica que estamos en el periodo más cálido en los últimos 125.000 años. La temperatura media de la Tierra ha aumentado 1,1 ºC entre 2011 y 2020 con respecto a la época preindustrial (1850-1900) según la NASA y el IPCC. Además, 2023 fue el año más cálido registrado a nivel mundial, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus.
Esta es otra clave que diferencia la actual crisis climática respecto a los cambios anteriores: la velocidad a la que está sucediendo este calentamiento global. Los cambios previos ocurrían en lapsos temporales de miles de años, por ejemplo la extinción masiva del Pérmico-Triásico, cuando el CO2 saltó de 420 partes por millón (ppm) a 2.500 ppm en 75.000 años. El aumento actual está ocurriendo en menos de 100 años.
“Las plantas necesitan una concentración de CO2”: la narrativa desinformadora de que el dióxido de carbono es comida para plantas
Una manera de defender la emisión de gases de efecto invernadero por la actividad humana es indicar que el dióxido de carbono (el más abundante de entre los GEI) es necesario para la flora. En Maldita.es publicamos un artículo que recopilaba los principales argumentos desinformadores que usan el CO2. Uno de ellos, precisamente, es la narrativa de que el CO2 es positivo al ser “comida para plantas”.
Ese argumento se usa en este video: “Las plantas necesitan una concentración determinada de CO2. 420 ppm no es el nivel óptimo para ellas, debería ser 800 o 1.200 ppm”. Por concretar, una concentración de 1.200 ppm supondría un aumento de la temperatura media de ocho grados respecto a la época preindustrial, un escenario que ni las previsiones más catastróficas de cambio climático (4,4 ºC) contemplan.
Efectivamente, las plantas obtienen su alimento a través de la fotosíntesis, un proceso que transforma agua, luz solar, nutrientes y CO2 en materia orgánica y oxígeno. Actualmente, el dióxido de carbono aumenta, pero el resto de elementos, principalmente la disponibilidad de agua y suelo fértil, no.
También hay que contar con los efectos que tiene el aumento del CO2 en el clima y, después, los efectos indirectos del clima en las plantas. Más CO2 en la atmósfera impulsa el calentamiento global: eleva la temperatura media del planeta, aumenta la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos y acelera procesos de degradación del suelo como la desertificación. Estos efectos perjudican a las plantas: estrés hídrico, menor rendimiento de los cultivos o pérdida de cosechas, entre otros. Por tanto, un aumento excesivo de CO2 en el aire no tiene beneficios para las plantas en su conjunto.
“Estamos devolviendo CO2 a la atmósfera que estaba ahí”: cómo se forman los combustibles fósiles
“El CO2 que estamos emitiendo viene de las plantas y los océanos, que lo sacaron de la atmósfera en su momento para después transformarse en petróleo, gas y carbón”. “¿Cómo puede la gente preocuparse por este CO2 si ya estaba originalmente en la atmósfera?”. Este argumento habla de cómo se forman los combustibles fósiles para desacreditar la preocupación por el aumento de las emisiones de efecto invernadero, responsables del cambio climático actual.
El argumento del vídeo, es una explicación muy simplificada de cómo se forman los combustibles fósiles. En un artículo de Maldita.es explicaba Enrique Díaz, investigador del Instituto Geológico y Minero de España el origen de estos combustibles fósiles, que son moléculas orgánicas que vienen de la descomposición de la materia orgánica (seres vivos, como plantas, animales o microorganismos) que se han enterrado bajo capas de sedimentos durante miles y millones de años. En todo ese tiempo, se producen reacciones químicas que transforman esa materia orgánica en hidrocarburos.
El problema está en que esa ‘devolución’ del CO2 que “ya estaba originalmente en la Tierra” no es gratuita, tiene efectos muy problemáticos para la humanidad —la emisión de gases de efecto invernadero, que causa un aumento de la temperatura global y cambios en el sistema climático que afectan negativamente a las sociedades humanas— y otros seres vivos. Al tiempo que provoca cambios irreversibles en el sistema climático. A esto, se le suma que estas emisiones de CO2 permanecerán cientos o miles de años en la atmósfera, por lo que se puede tardar todo ese tiempo en revertir los cambios problemáticos para la humanidad.