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Opciones para calentar tu casa con fuentes renovables

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Claves
  • Calentar las viviendas o comercios con fuentes renovables reduce las emisiones de efecto invernadero y abarata la factura eléctrica
  • Hay muchas opciones, pero la mayoría pasan por diferentes tipos de bombas de calor, combinables con placas solares, y calderas de biomasa en algunos casos
  • Saber cuál se adapta mejor a cada situación particular hace falta analizar cada caso porque depende del tipo de casa, de clima y de presupuesto
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Por las altas emisiones de efecto invernadero de la calefacción, que actualmente se realiza por calderas de gas en edificios poco eficientes, la Unión Europea se ha propuesto eliminar gradualmente los “sistemas de calefacción que utilizan combustibles fósiles" para 2035. Esto abre la puerta a nuevas formas de calentar las viviendas y comercios con fuentes renovables que además abaratan la factura eléctrica.

Hay muchas opciones, pero la mayoría pasan por bombas de calor combinables con autoconsumo solar o calderas de biomasa. También son importantes las redes de calor y las comunidades energéticas. Para saber cuál se adapta mejor a cada situación particular hace falta analizar cada caso, pero existen algunas guías e indicaciones generales, que explicamos en este artículo.

El pequeño universo de las bombas de calor

Las bombas de calor son máquinas eléctricas que transportan el calor de un lugar a otro. Muchas pueden proporcionar tanto calefacción y agua caliente como refrigeración y son, en condiciones normales, unas cuatro veces más eficientes que opciones convencionales como calderas de gas o resistencias eléctricas. “Las bombas de calor con electricidad de bajas emisiones son la tecnología central de la transición global hacia una calefacción segura y sostenible”, dice la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

En torno al 10% de la calefacción en el mundo se realizó mediante bombas de calor en 2021, aunque el ritmo de instalación y ventas está creciendo rápidamente, cuenta la AIE. Actualmente, la inversión inicial para instalar una bomba de calor es muy alta, aunque hay incentivos financieros en más de 30 países y, en casas bien aisladas, estas reducen la factura eléctrica. En España se aprobó en 2021 un programa de 100 millones de euros en ayudas para calefacción renovable, a gestionar por las comunidades y ciudades autónomas, que finaliza en 2023.

Las bombas de calor pueden obtener el calor de tres fuentes (el aire –aerotérmicas–, la tierra –geotérmicas– y el agua –hidrotérmicas–) y transferirlo a la vivienda de dos maneras (como aire caliente a través de ventiladores o como agua caliente que circula por el suelo o por radiadores de pared). De esta forma hay seis tipos de bombas de calor: aire-aire, aire-agua, tierra-aire, tierra-agua, agua-aire y agua-agua. También las hay reversibles porque refrigeran en verano. 

Según una estimación de la AIE, las bombas de calor pueden reducir la factura en porcentajes variables entre un 30 y 50%, especialmente las aire-agua y geotérmicas. En España en 2021 el 98% de las bombas de calor eran de tipo aire-aire reversibles, aunque las de aire-agua reversibles están ganando terreno, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).

Por último, también existen bombas híbridas, que incluyen en su interior una caldera de gas y están equipadas con un dispositivo que enciende automáticamente esa caldera cuando la bomba no puede suministrar el calor necesario o cuando su eficiencia se reduce. Esto ocurre a temperaturas bajo cero, aunque aún así siguen siendo más eficientes que las calefacciones convencionales.

Leña, huesos de aceituna… introducción a las calderas de biomasa

La biomasa es un concepto muy amplio, pero en resumen consiste en toda la materia orgánica vegetal o animal que proviene de residuos forestales, agrícolas, ganaderos, domésticos o industriales. Los combustibles de biomasa más comunes son las leñas, las astillas, el serrín en pellets, los huesos de aceituna y las cáscaras de frutos. No se trata de quemar leña en una chimenea tradicional, sino de sistemas modernos y automáticos que utilizan estos residuos forestales o agrícolas de forma eficiente para producir calor. Pueden reducir la factura hasta un 40%, según una estimación de la AIE.

Las estufas y chimeneas de biomasa sólo pueden calentar la estancia en la que se ubican, mientras que las calderas son capaces de proporcionar calefacción y agua caliente sanitaria, explica el IDAE. Aunque la combustión de leñas, astillas, pellets, huesos de aceituna y cáscaras emite dióxido de carbono (CO2), la biomasa se considera renovable y “neutra” en emisiones porque ese CO2 volverá a ser capturado por los bosques en constante renovación.

No obstante, en algunos casos esta fuente de energía puede emitir más CO2 del que se captura o beneficiar la deforestación, sobre todo si se despliegan cultivos dedicados sólo a producir biomasa, según el IPCC. La combustión de biomasa también emite metano y óxido nitroso, los dos gases de efecto invernadero más importantes tras el CO2. Y lo más importante: quemar biomasa empeora la calidad del aire porque libera partículas y gases contaminantes, aunque las máquinas modernas reducen considerablemente estos efectos.

Redes de calor y placas solares

Las redes de calor o de calefacción urbana son sistemas centralizados que distribuyen calor a través de tuberías subterráneas, explica la AIE. Sus fuentes de energía pueden ser, entre otras, una bomba de calor o caldera de biomasa de gran capacidad (este último es el caso de El Atazar, en Madrid). Proporcionan calefacción, pueden suministrar agua caliente sanitaria y algunos permiten refrigerar las viviendas conectadas.

Por último, para que la calefacción sea completamente renovable, la energía que mueve la bomba de calor o que calienta el agua sanitaria también debe serlo. Esto se consigue con autoconsumo solar, que puede ser fotovoltaico (placas solares en el tejado que generan electricidad) o térmico (paneles que, con el calor del Sol, calientan el agua de la vivienda). Algunas comercializadoras ofrecen electricidad por la red de origen 100% renovable.

Puede que vivas en un casco histórico o en un edificio considerado patrimonial y que las normas locales no permitan instalar paneles solares o bombas de calor en el exterior del edificio. Así ha ocurrido en Cadaqués o Toledo, mientras que lugares como Zamora se ha adoptado una solución flexible. En este caso tendrás que decantarte por opciones sin autoconsumo o participar en comunidades energéticas a las afueras de la población.

¿Cuál es la calefacción renovable más adecuada para tu vivienda?

Escoger el tipo de calefacción sin emisiones de efecto invernadero más adecuado para tus necesidades requiere un análisis individual, pero dejamos algunas indicaciones generales. La agrupación de ONG europeas Coolproducts ofrece una guía según el tipo de vivienda, el tipo de clima y el presupuesto. Estas organizaciones consideran a casi toda la península ibérica una región “cálida” donde la temperatura rara vez baja de 0 ºC y el principal gasto energético es el agua caliente y refrigerar en verano. El interior de Aragón, Castilla y León y Castilla-La Mancha son zonas “moderadas”, con inviernos más duros donde la calefacción y el agua caliente centran el gasto.

  • Bloques de viviendas. Para pisos con calefacción central, recomiendan instalar en el edificio una bomba de calor aire-agua de alta temperatura (en zonas cálidas) o una geotérmica (en zonas moderadas). La inversión inicial es muy variable, de entre 5.000 y más de 20.000 euros, y ambas opciones son combinables con paneles fotovoltaicos en el tejado. Si tienes calefacción individual, aconsejan las bombas de calor híbridas o de aire-aire, con un sistema adicional para el agua caliente, y participar en una comunidad energética.

  • Casas unifamiliares o adosadas. Si tu casa está en zona urbana, la opción más barata (hasta 5.000 euros) es una bomba de calor híbrida que, con una inversión algo mayor, se puede combinar con autoconsumo solar térmico para el agua caliente. El siguiente escalón es la bomba de calor aire-agua con autoconsumo eléctrico (hasta 20.000 euros). Las opciones con mayor potencia instalada, pero también mayor inversión inicial, serían bombas aire-agua o geotérmicas de alta temperatura combinadas con paneles fotovoltaicos y baterías para almacenamiento.

Si vives en una zona rural aislada sin acceso a la red eléctrica, desde Coolproducts recomiendan estufas o calderas de biomasa combinadas con autoconsumo solar térmico para el agua caliente (si puedes usar el tejado). Aconsejan equipos de “biomasa leñosa de calidad certificada” y con filtro para la contaminación atmosférica. Por su parte, el IDAE indica que las estufas y chimeneas de biomasa suelen utilizarse en casas unifamiliares o comercios, pero que las calderas pueden instalarse también en comunidades de vecinos “de cualquier tamaño” aprovechando las redes de calor.

Este artículo fue realizado en alianza con Ecodes como parte de su proyecto "Cazamitos del hidrógeno".

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