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Qué dice la ciencia sobre las zonas de bajas emisiones y la reducción de la contaminación

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Claves
  • La evidencia científica muestra que las zonas de bajas emisiones mejoran la calidad del aire si están bien diseñadas
  • También muestra que la calidad de vida y la salud mejoran en las áreas donde se restringe el tráfico
  • En cambio, no hay evidencia de que se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero
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Las zonas de bajas emisiones (ZBE) son áreas de la ciudad que restringen el acceso a los vehículos más contaminantes para mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero ¿Qué evidencia hay de que cumplan este objetivo?

Varios estudios concluyen que sí mejoran la calidad del aire, lo que se traduce en menos problemas de salud respiratoria, aunque el conseguir ese efecto depende de cómo se implementen, pero no hay evidencia que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero. Una revisión de la evidencia disponible por parte de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (Transport & Environment en inglés, abreviado como T&E) en 2019 concluyó que las ZBE reducen la contaminación del aire. Eso sí, el diseño “es crítico para su efectividad”, indica el informe.

En el caso por ejemplo de Madrid Central, la ZBE creada inicialmente en la capital de España, un estudio publicado en 2022 concluyó que había reducido el tráfico dentro del área restringida, pero al mismo tiempo había aumentado la circulación en las zonas limítrofes, un fenómeno conocido como ‘efecto frontera’. Sin embargo, este desplazamiento del tráfico no ha ocurrido con la contaminación: Madrid Central ha reducido la concentración del dióxido de nitrógeno (NO2) en su interior sin aumentarla fuera, por lo que el efecto ha sido positivo para toda la ciudad.

Aunque no haya ocurrido en el caso madrileño, “puede pasar que las personas rodeen en vehículo esas zonas y al final aumenten los trayectos y las emisiones y empeore la calidad del aire fuera de la ZBE. La eficiencia de las zonas siempre dependerá de cómo se implementan y qué medidas llevan asociadas”, aclara a Maldita.es Rocío Alonso, ecotoxicóloga de la contaminación atmosférica en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medio Ambientales y Tecnológicas (CIEMAT).

Los factores a considerar en el diseño para que las ZBE sean efectivas son el tamaño, el nivel de restricción, la ejecución a través de multas, las excepciones autorizadas y la claridad y previsibilidad de las medidas, indica T&E [pág. 7]. “La problemática es que cada zona se implementa de una manera y con unos criterios distintos”, añade la experta del CIEMAT. Además, hay dificultades para medir el efecto en la calidad del aire de las ZBE, como la meteorología diferente en los períodos analizados, que afecta también a la concentración de contaminantes, aclara Alonso.

La zona de bajas emisiones y de ultrabajas emisiones de Londres (Reino Unido) ha supuesto una reducción de la concentración de contaminantes en el aire como las partículas en suspensión (PM10) y el NO2, indica un estudio científico del año 2022. Esta investigación también analizó la relación directa entre esas zonas de bajas y ultrabajas emisiones y los problemas de salud en la capital británica y encontró una mejora en problemas de salud como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la ansiedad y las bajas laborales, así como un beneficio de 963 millones de libras para la población general.

También en Alemania se ha estudiado el efecto en la salud de las ZBE. Allí han reducido los niveles de contaminación del aire en áreas urbanas, lo que se ha traducido en pequeños beneficios de salud como la disminución de diagnósticos relacionados con la contaminación aérea en hospitales dentro de las ZBE, concluye un estudio de 2021.

Otras mejoras para la salud de las ZBE van más allá de limitar la circulación a los coches más contaminantes, como pueden ser aumentar las zonas peatonales, por lo que las personas pueden andar más, y la situación mejora aún más si metes zonas verdes “pero hay que ver ciudad a ciudad”, aclara Rocío Alonso.

La restricción al tráfico también es una medida eficaz para facilitar el uso de vehículos menos contaminantes, pero no ayuda a que la flota rebaje las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que contribuyen a la crisis climática. Por otra parte, los residentes más pobres a menudo se ven desproporcionadamente afectados por las restricciones al tráfico que supone la ZBE por su dificultad de acceder a un coche que emita menos contaminación y pueda entrar en el área limitada, pero también poseen menos coches que el resto de la población, destaca T&E.


Primera fecha de publicación de este artículo: 04/04/2023

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