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MALDITA CIENCIA

Cómo y cuánto reduce la lluvia la contaminación atmosférica

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Posiblemente sabes que la lluvia mejora la calidad del aire en tu ciudad al reducir la contaminación atmosférica, pero ¿es siempre así? ¿Actúa de la misma forma sobre todos los contaminantes? En Maldita.es hemos consultado a expertos en calidad del aire y química atmosférica y la respuesta es que su efecto es diferente: el agua arrastra, sobre todo, las partículas en suspensión con más de 2,5 micras de diámetro y, después, los gases solubles en agua. Pero también puede producir picos de contaminación por otros gases como el ozono cuando hay una tormenta con rayos.

La lluvia, la niebla o la nieve arrastran las partículas: 'deposición húmeda' para los amigos

“La lluvia genera un efecto de limpieza de muchos contaminantes en lo que se llama deposición húmeda”, indica Fernando Follos, consultor medioambiental y sobre calidad del aire, a Maldita.es. “En el mismo momento en que empieza a llover comienza a generarse deposición de contaminantes. Cada una de esas gotitas que caen pueden arrastrar partículas y disolver gases contaminantes que reaccionan con ellas”, explica.

Como resume la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en su glosario, la deposición húmeda es un proceso en el que “sustancias químicas, tales como partículas contaminantes, son transferidas de la atmósfera a la superficie de la Tierra” en forma de precipitaciones como lluvia, niebla o nieve.

Polvo de origen sahariano depositado en el Pirineo de Huesca con nevada posterior. Fuente: AEMET. Crédito: Guarda del refugio Angel Orús.

La deposición húmeda “sobre todo es efectiva en los primeros momentos de la lluvia. Por eso, cuando hay mucho polvo sahariano en suspensión, al llover se ‘precipita’ y todo toma el color marrón”, detalla Olga Puentedura, investigadora en química de la atmósfera en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y maldita que nos ha donado sus superpoderes.

Junto con la deposición seca (cuando las partículas se depositan sin mediar precipitaciones), se trata de las dos caras de la deposición atmosférica. Aunque “elimina gases y partículas de la atmósfera”, este proceso “también es un importante problema medioambiental (...) por la acidificación y eutrofización de los ecosistemas naturales, la bioacumulación de sustancias y metales tóxicos, los impactos sobre la biodiversidad, la salud humana y el cambio climático”, recuerda la Organización Meteorológica Mundial.

Partículas en suspensión y gases solubles en agua: los que más se reducen…

Hay muchos y muy diferentes contaminantes atmosféricos. Hablemos de las partículas en suspensión (PM10 o PM2,5) y de gases como los óxidos de nitrógeno (NOx), el dióxido de azufre (SO2), el amoniaco (NH3) y el ozono (O3), puesto que tienen formas distintas de reaccionar con la lluvia, según los expertos consultados.

Puentedura aclara que las gotas de lluvia impactan sobre todo en las partículas en suspensión mayores que las PM2,5. Estas partículas consisten en minúsculos fragmentos de polvo, metales, cemento y materia orgánica con un diámetro de entre 0,1 y 2,5 micras (una micra es la milésima parte de un milímetro). Si su diámetro es menor, la lluvia “es menos efectiva”, indica la experta.

“Las primeras en reducirse son las partículas y luego los gases con mayor potencial de dilución en agua, como el azufre o el amoniaco. Otros gases como los óxidos de nitrógeno tienen menor potencial de reducción pero también presentan deposición húmeda”, resume Follos. Y esto no es lo único que ocurre entre el agua y los gases contaminantes cuando llueve, puesto que pueden producirse reacciones químicas. “Por ejemplo, el agua puede reaccionar con los NOx o el SO2 produciendo lo que se llama lluvia ácida, que tiene impacto sobre los ecosistemas”, explica Puentedura.

…pero el ozono puede aumentar si hay tormenta eléctrica

Fernando Follos añade que las lluvias también retiran muchos contaminantes atmosféricos cuando están asociadas a tormentas con inestabilidad atmosférica. “Por lo general, que no siempre, las tormentas son sinónimo de inestabilidad atmosférica y eso favorece la dispersión de contaminantes: viento y lluvia siempre son amigos de una buena calidad del aire en el lugar en el que se dan”, explica.

Por tanto, la deposición húmeda y la dispersión e inestabilidad atmosféricas son los dos fenómenos que pueden actuar contra la contaminación cuando llueve. Eso no impide que determinadas tormentas, como aquellas con rayos, “se puedan asociar a picos de contaminación de algunos contaminantes como el ozono”, matiza.

En las tormentas eléctricas se puede generar ozono por las descargas eléctricas que este gas produce a partir del oxígeno del aire, explica Olga Puentedura. “Se sabe porque huele a tierra mojada. Ojo, porque a veces llueve y huele a tierra mojada porque se moja la tierra, pero si hay electricidad de por medio, es que se está produciendo ozono”, aclara. Aunque el ozono de la estratosfera (la segunda capa de la atmósfera) es vital para la salud, en la troposfera (la capa más baja) es un gas contaminante.

Y puede haber muchas otras variables, aunque no son las principales: “En entornos urbanos he visto incluso incrementarse las partículas después de una tormenta por un incremento de la resuspensión por aerosoles debido al tráfico rodado”, cuenta Follos.

Además de los contaminantes atmosféricos que hemos mencionado existen otros, como el amoniaco (NH3) o el monóxido de carbono (CO). En Maldita.es te hemos explicado dónde consultar la calidad de aire de tu municipio y en la Unión Europea teniendo en cuenta la mayoría de ellos.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Olga Puentedura, investigadora en química de la atmósfera en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).

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Primera fecha de publicación de este artículo: 19/12/2022

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