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La fruta no “perpetúa la enfermedad”: por qué la fructosa, aun siendo azúcar, no supone un problema para la salud

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  • Circulan contenidos que afirman que la fruta “enferma” como consecuencia de su contenido en azúcares (fructosa), y que comparan este alimento con “el resto de postres”
  • No todos los tipos de azúcar son iguales ni tienen el mismo efecto sobre la salud: el azúcar intrínseco propio de la fruta entera o los lácteos es saludable y no existen límites establecidos sobre su consumo
  • Con respecto al consumo de azúcar libre, que sí tiene consecuencias en la salud a corto, medio y largo plazo, se recomienda que sea cuanto menor, mejor

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“La FRUTA es un postre y como todos los postres enferma. Es la combinación de agua, glucosa y fructosa y una ínfima cantidad de vitaminas [...] Perpetua la enfermedad” (sic). “Nadie que coma fruta podrá revertir su enfermedad metabólica, diabetes o hipertensión”. Estas son algunas de las afirmaciones y narrativas desinformadoras que siguen circulando en relación a la fruta: que, por su contenido en fructosa (un tipo de azúcar), esta es perjudicial para la salud. Esto no es cierto: como ya explicamos en Maldita.es, no todos los tipos de azúcar son iguales ni tienen el mismo efecto en nuestra salud. 

El azúcar de la fruta entera (sin exprimir o batir) sí es saludable

No todos los azúcares son iguales. Si lo fueran, no necesitarían apellidos, pero seguro que has escuchado alguno. Probablemente uno de ellos sea “libre”, el habitual el bollería, refrescos azucarados y demás ultraporcesados. 

Frente a este azúcar libre (ya sea liberado o añadido, como puedes localizar en la siguiente infografía), cuyo consumo se recomienda que sea el menor posible, se sitúa el azúcar intrínseco, propio de los lácteos (lactosa) y de la fruta entera. Este sí se considera saludable y, de hecho, no existen recomendaciones que limiten su consumo. Es aquí donde encontraríamos la fructosa procedente de la fruta entera

Es decir: la fruta entera (y no en zumo o en batido) sí es saludable y el consumo de azúcar que conlleva no se relaciona con consecuencias negativas en la salud. 

Pero, ¿por qué tanto hincapié en comer la fruta entera? 

Porque si la exprimimos o batimos, estos azúcares dejan de considerarse intrínsecos y pasan al grupo de los liberados, es decir, dejan de considerarse saludables. Es lo que sucede, por ejemplo, en zumos o batidos de fruta.

Esto ocurre porque en la fruta entera, el azúcar se encuentra ‘dentro’ de lo que llamamos matriz alimentaria. Así, nuestro organismo tiene que ‘hacer más trabajo’ para procesarla, es decir, su digestión es más lenta y su absorción, progresiva, por lo que tarda más en llegar al torrente sanguíneo, evitando picos de azúcar en sangre.

Sin embargo, al triturarla o exprimirla, rompemos la estructura propia de las células vegetales, que hacen que los distintos componentes se separen, liberando los azúcares de esta matriz alimentaria en el proceso (de ahí el llamarle ‘azúcar liberado’). Esto, junto al hecho de ingerirla como parte de un alimento líquido, hace que se digiera a mayor velocidad y que pase rápidamente a la sangre causando, ahora sí, los conocidos picos de glucosa. A largo plazo, estos se relacionan con resistencia a la insulina y, por lo tanto, con diabetes tipo 2

¿Qué ocurre en casos de malabsorción o intolerancia a la fructosa?

Sí que existen casos en los que o bien existen problemas en la digestión de la fructosa o bien existe una intolerancia a este azúcar simple. 

En caso de diagnóstico de intolerancia, es importante “hacer una dieta estricta, eliminando casi por completo la fructosa (también en forma de sacarosa, la suma de fructosa y glucosa, el azúcar de toda la vida) y el sorbitol [otra sustancia presente en las frutas con capacidad endulzante]”, como señalaba a Maldita.es Beatriz Robles, dietista-nutricionista, tecnóloga de los alimentos y maldita.

Tanto en este caso como en uno de malabsorción de la fructosa, debe ser un dietista-nutricionista quien aconseje qué pautas alimentarias específicas y personalizadas se deben tener en cuenta de cara a la futura alimentación del paciente, para que su salud no se vea comprometida. 

Según explicaba a Maldita.es Mariana Álvarez, dietista-nutricionista, al principio se suelen limitar todos los alimentos que contengan fructosa, azúcares y sorbitol en altas cantidades. “La estrategia es ir retirando aquellos alimentos que tienen un contenido muy elevado y encontrar un punto medio en el que el paciente pueda encontrarse bien a partir de una alimentación que no sea tan restrictiva como para ocasionar carencias u otros inconvenientes como una mala relación con la comida”, aclaraba Ana Amengual, dietista-nutricionista del centro Júlia Farré. Lo ideal a partir del momento en el que comienzan a remitir los síntomas es establecer lentamente una terapia de reintroducción. Puedes leer más sobre este tema aquí

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos.

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