“Es una estafa”, comentó Luis (nombre ficticio), seguidor del canal de Telegram “Red Oscura Chat” —uno de los canales de Telegram de supuesta venta de armas y objetos ilícitos—, el 14 de septiembre de 2024. Pocos minutos después, el administrador borró sus mensajes y le eliminaron del grupo. Este canal, que ya no está disponible, es uno de los identificados en una investigación de Maldita.es por ofrecer supuestas armas, tarjetas falsas y otros productos ilícitos en chats públicos de Telegram con contenidos que, entre otros, desinforman sobre migración.
¿Cómo consiguen engañar a sus víctimas? Imágenes de armas reales sacadas de foros, ofertas de grandes descuentos y estrategias para generar confianza son algunos de los métodos utilizados para tratar de convencer a los usuarios de diferentes canales de comprar alguno de sus productos.
Este artículo es la segunda entrega de las tres que componen una investigación desarrollada por Maldita.es en la que se han analizado las publicaciones de nueve canales abiertos de Telegram entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2024. Mediante la revisión de sus mensajes enviados en este periodo de tiempo se ha detectado que hay usuarios que aprovechan el contenido y el tono de los chats abiertos en estos canales, identificados previamente por difundir desinformación, para intentar estafar a través de la supuesta venta de armas.
Imágenes de armas reales sacadas de otras redes y repetidas en distintos canales de Telegram
Sobres con dinero en efectivo, tarjetas de crédito, licencias de conducir, documentación y armas son algunos de los productos que enseñan estos canales para atraer a sus víctimas. Para ello, envían imágenes y vídeos de supuestos clientes que habrían recibido su pedido y de nuevas adquisiciones disponibles para vender.
Tras recopilar varias de las imágenes de armas publicadas por estos canales, Maldita.es ha comprobado que hay fotos que se repiten en algunos de ellos. El mensaje que acompaña a la fotografía es idéntico, pero el usuario de contacto que incluye es diferente.
Miguel Ángel López, tirador profesional y maldito con superpoderes, explica que las armas de las imágenes “parecen reales y legales” y añade que “una pistola ilegal no suele venir con su maletín impecable ni estar en perfectísimo estado”.
El experto asegura que si se tratase de armas ilegales las fotos serían de mala calidad, sin fondos, de un lado y del otro del arma y sin detalles. En cambio las fotos publicadas en los canales “son perfectas” y con buena iluminación. “Parecen fotos de catálogo”, afirma.
“De catálogo” y “de stock” también son expresiones que ha usado Paula González, jefa en ciberseguridad de GMV y maldita con superpoderes, para referirse a las imágenes utilizadas por estos grupos de Telegram. Como nos aseguró el Grupo de Tráfico de Armas de la Guardia Civil y como ha revelado una búsqueda inversa de diferentes fotos, estos canales publican imágenes de armas que se encuentran disponibles en bancos de imágenes y plataformas como Pinterest o Reddit. Otras están sacadas de perfiles de Instagram y Facebook.
Desde este departamento de la Guardia Civil explican que dentro de Telegram, en el caso de las armas, “la mayoría de lo que existen son estafas”.
Los estafadores siguen un guión y utilizan las mismas expresiones
Dentro de los canales de venta, el administrador incluye un usuario de contacto en cada uno de sus mensajes. Así, cualquier persona puede acceder rápidamente al supuesto vendedor si está interesada en adquirir alguno de sus productos. “La satisfacción del cliente es nuestra prioridad” o “somos realmente serios y confiables 100%” es lo que se puede leer en sus biografías de Telegram.
Desde Maldita.es hemos iniciado una conversación con algunos de estos usuarios, que en algunas ocasiones contactan directamente con la futura víctima, y hemos emulado estar interesados en adquirir un arma para ver cómo interactúan. “¿Qué tipo de arma quieres?” y “¿dónde estás ubicado?” son las primeras preguntas que formulan. La conversación con el supuesto vendedor es probable que sea algo volátil si se trata de conseguir un producto fraudulento, va a intentar meter prisa al usuario para realizar la compra, según afirma Carlos Tomás Moro, experto en ciberseguridad y maldito con superpoderes.
Para dirigirse al posible comprador utilizan las mismas expresiones, como “hermano” o “mi amigo”, e incluso escriben frases que carecen de sentido. Moro explica que los supuestos vendedores usan herramientas de traducción como Google Translate para comunicarse en castellano, por lo que las expresiones no nos van a sonar naturales. “Los sistemas de traducción automática no lo hacen igual y eso es una señal de alarma”, asegura.
Según Paula González, los estafadores se suelen ceñir a un guión y, en el momento en el que te sales de él, fuerzan volver a las preguntas y respuestas que ellos tienen. Si planteas dudas o cuestiones contestarán que “no tienes de qué preocuparte” y que se van a encargar de todo por ti “sin problemas”, o expresiones similares, para después decir: “¿Podemos continuar?”.
Ambos expertos coinciden en que otra de las señales que indican que puede tratarse de una estafa es que ofrecen descuentos en sus productos. Tanto en el canal de venta como en la conversación con el supuesto vendedor inciden en que tienen grandes ofertas.
Exigen un pago que no se pueda rastrear o usan mulas bancarias e identidades falsas
Una vez que has elegido un arma o cualquier otro de los objetos que ofrecen, llega el momento de hacer el pago. Los expertos en ciberseguridad consultados aseguran que si se trata de la venta de un producto ilegal, el presunto vendedor va a solicitar el pago a través de criptomonedas, como bitcoin. Este método de pago no deja trazabilidad ni para el comprador ni para el vendedor, explican.
Otros usuarios, en cambio, aceptan el pago por PayPal, pero los timadores inciden en que hay que escoger la opción “amigos y familiares”, donde la protección al comprador no se aplica. De esta forma, no se puede reclamar el dinero si se trata de un fraude.
Uno de los supuestos vendedores con el que Maldita.es entabló una conversación aceptaba tres tipos de pago: Bitcoin, PayPal y transferencia bancaria. Tras elegir esta última, el presunto vendedor facilitó unos datos bancarios de una banca virtual en Lituania. Según Paula González, jefa de ciberseguridad en GMV, puede que esté usando a una persona como mula bancaria o que se trate de una identidad falsa.
Un seguidor de uno de los canales denunció que se trataba de una “estafa” y le expulsaron del chat
El 13 de septiembre de 2024, Luis (nombre ficticio), un usuario del canal “Red Oscura Chat”, —uno de los canales de Telegram de supuesta venta de armas y objetos ilícitos— escribió que se trataba de una “estafa”. Pocos minutos después, el administrador borró sus mensajes y fue eliminado del grupo. Otro de los miembros del canal empezó a compartir capturas de una conversación que había mantenido con Luis en las que aseguraba que le habían estafado 300 euros al intentar comprar una tarjeta (no especificaba en el mensaje de qué tipo). Este segundo usuario también fue expulsado del grupo y sus mensajes fueron eliminados.
Desde Maldita.es hablamos con Luis para preguntarle cómo habían llevado a cabo la estafa. Explicó que le pidieron el pago por Paypal con la opción “amigos y familiares”.
En cuanto Luis denunció por el canal que le habían intentado estafar 300 euros empezó a recibir amenazas del estafador.
Paula González explica que este es un modus operandi habitual en este tipo de situaciones. El canal “Red Oscura Chat” ya no se encuentra disponible y todos sus miembros fueron expulsados.
Desde el Grupo de Tráfico de Armas de la Jefatura de la Información de la Guardia Civil señalan a Maldita.es que los estafadores se aprovechan de que las víctimas de esta estafa no van a poner una denuncia. De ser así, estas personas estarían reconociendo que han intentado comprar un arma de forma ilegal y que querían cometer un delito. “Alguna denuncia ha habido, pero es algo excepcional”, concluyen.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Miguel Ángel López, tirador profesional, Paula González, jefa en ciberseguridad de GMV y Carlos Tomás Moro, experto en ciberseguridad.
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