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MALDITO BULO

Rectificar no es suficiente: por qué hay que borrar los bulos

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Desde Maldita.es creemos que para detener un bulo es necesario detener su difusión. Si no se borra la desinformación, esta se sigue viralizando. Rectificar, borrar y difundir el desmentido son las claves de una buena actuación cuando te has equivocado.

Aunque en algunos momentos se ha debatido sobre si es mejor borrar los tuits erróneos o simplemente añadir una explicación o una disculpa a continuación, esto segundo, que es lo que hizo el autor de dicho bulo, tiene un problema: en las redes sociales, la desinformación casi siempre llega más lejos mucho más rápido que la información.

Aquí van algunos ejemplos. El 28 de octubre de 2015, Pepa Bueno preguntaba a Mariano Rajoy en el programa de Hoy por Hoy, en la Cadena Ser, por los 150.000 euros de subvención del gobierno a la Fundación Francisco Franco. Rajoy reconocía desconocer ese dato. En la cuenta de Twitter del programa publicaron el clip de vídeo de ese momento de la entrevista, que sigue publicado a día de hoy y tiene más de 1.300 retuits.

Pero la pregunta de Pepa Bueno estaba basada en una información incompleta. Ese dinero se había dado a la fundación, sí, pero entre los años 2000 y 2003. En esos años Rajoy no era el presidente del Gobierno, lo era Aznar, y por tanto no había sido el gobierno de Rajoy el que había concedido esa subvención. La cuenta de Hoy por Hoy publicaba en Twitter una rectificación el 30 de octubre, dos días después. A día de hoy, este segundo tuit tiene solo 20 retuits. La primera "información" llegó a mucha más gente que su rectificación.

Aquí va otro ejemplo, esta vez sin medio de comunicación por medio. El 29 de noviembre la cuenta Súmate, que cuenta con más de 71.000 seguidores en Twitter publicaba un mensaje denunciando que el programa de Bertín Osborne, En tu casa o en la mía, iba a entrevistar a Miquel Iceta durante la campaña electoral y reclamaba que actuase a la Junta Electoral ya que "TVE no trata por igual a todos los partidos".  El mensaje sigue publicado hoy y tiene más de 2.300 retuits.

Sin embargo, en ese momento el programa ya no se emitía en TVE, sino en Telecinco. La misma cuenta publicaba una rectificación poco después, pero, de nuevo, quedó muy lejos de tener la misma repercusión: 300 retuits.

Otro ejemplo más, en este caso no relacionado con la información política, sino científica. En este tuit acompañado por un vídeo el autor asegura que es la física cuántica la que hace que las bolas se agrupen por colores "por la resonancia de los cristales de cuarzo". El mensaje lleva ya 70.300 retuits.

De nuevo, esto no es cierto. El vídeo está manipulado por ordenador a posteriori para asignar colores a las bolas. El mismo usuario publicó un par de días después otro mensaje con un enlace a su blog explicando el origen del bulo y su explicación real. Claro que este segundo mensaje tiene solo 48 retuits, muy lejos de la repercusión del primero.

Esto son tres ejemplos prácticos de algo que de hecho ya tiene comprobación científica: según un estudio realizado por investigadores del MIT y publicado en la revista Science en marzo de este año, las noticias falsas se expanden mucho más rápido que las noticias ciertas y somos las personas, y no los bots, los principales responsables.

"La desinformación se dispersa más lejos, más rápido y de forma más general que la verdad en todas las temáticas, aunque los efectos son más pronunciados en las noticias sobre política? que en las de terrorismo, desastres naturales, ciencia, leyendas urbanas o economía [...]. Al contrario de lo que solemos pensar, los bots aceleran la dispersión de desinformación y de información a la misma velocidad, lo que sugiere que las noticias falsas se mueven más que las verdaderas porque hay mayor probabilidad de que las dispersen los humanos". 

Por eso, rectificar no es suficiente: la rectificación posterior a un bulo rara vez tiene la misma repercusión que el bulo al que se refiere, y solo eliminarlo puede poner fin a su circulación por la red.

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