Té de artemisa, hojas de kalanchoe, dióxido de cloro… Estas son algunas de las pseudoterapias para combatir el cáncer que diferentes grupos desinformadores de Telegram promocionan. Pero estas recetas no solo carecen de base científica, partiendo únicamente de testimonios, sino que pueden llegar a suponer un peligroso riesgo para la salud. Desde sustancias que son dañinas para nuestro cuerpo hasta mensajes que apuestan por el abandono de los tratamientos adecuados para esta enfermedad, en Maldita.es recogemos los principales mensajes de estos grupos desinformadores sobre el cáncer.
Dióxido de cloro, un producto tóxico que se difunde cómo una cura milagrosa
En Maldita.es ya hemos explicado en qué consiste el MMS, siglas de Miracle Mineral Solution o Miracle Mineral Suplement (suplemento o solución mineral milagrosa). Pese al nombre, de lo que en realidad se trata es de una disolución de clorito de sodio en agua. En concreto de dióxido de loro (CDS), una sustancia que no solo no es eficaz para combatir las enfermedades y tras la cual no existe evidencia científica alguna, sino que también es peligrosa para nuestra salud.
Dentro de Telegram existen varios grupos que difunden una serie de pseudoterapias en torno a este elemento y proponiéndolo como supuesta cura para el cáncer. Entre ellos se encuentra un canal denominado ‘Cáncer me curo con CDS’, que cuenta con más de 7.700 participantes.
A través del canal se comparten varios relatos sobre esta sustancia y se recomienda a aquellas personas que acuden con dudas o diagnósticos de cáncer. Con el objetivo de, desde “mitigar los severos efectos tóxicos secundarios” de la quimioterapia hasta incluso hacer desaparecer “totalmente” un “tumor canceroso en el cerebro inoperable” y el “cáncer”, se pueden encontrar en estos grupos supuestos “protocolos” para administrar esta sustancia.
El supuesto mecanismo de acción es el siguiente: el clorito de sodio se diluye en agua y se mezcla con un ácido suave (limón, o vinagre, por ejemplo), lo cual termina generando un gas, llamado dióxido de cloro, que tiene en teoría un potente efecto desinfectante que destruye todas las bacterias y patógenos, protege las células y refuerza el sistema inmunitario. Para que quede claro: no hay ninguna evidencia científica de estos efectos.
Entre los contenidos que se difunden se encuentra el denominado “Protocolo B” (donde ‘B’ se refiera a ‘básico’), que aconseja comenzar con “de ocho a 12 tomas al día” e ir aumentando las dosis con el tiempo, hasta llegar a las “24 gotas” disueltas en una botella de un litro de agua.
También se pueden llegar a casos más extremos, cómo el “Protocolo Terminal”, recomendado “para casos terminales abandonados por la medicina convencional”, y está basado en la supuesta experiencia de una madre “que recuperó a su hija moribunda” que “sólo tenía 44 kilos debido a los efectos de la quimioterapia”. La cura, sin pruebas, consistiría en la toma de hasta 7 ml de esta sustancia cada hora a lo largo de cinco semanas, en una disolución de 100 ml.
Otros canales, como ‘Dióxido de Cloro [Info y consultas]’, que cuenta con más de 34.000 miembros, van más allá y difunden supuestos protocolos para ‘curar el cáncer’ que aumentan la dosis a lo largo de 105 días o hasta “curarse totalmente”, llegando a recomendar hasta 10 dosis de 80 ml al día.
Hojas de Kalanchoe, una “cura alternativas” sin evidencia
Pero el CDS no es la única cura milagrosa que promocionan estás páginas, sino que proponen muchas otras ‘soluciones’ Entre otras, comer hojas de Kalanchoe, una planta que no sólo no ha demostrado ser eficaz contra el cáncer, sino que su consumo puede causar efectos secundarios, cómo explicamos en Maldita.es.
A pesar de que hay contenidos que reconocen que la planta es “tóxica”, que puede ser perjudicial para madres lactantes y que tiene capacidad “abortiva”, son estos mismos los que detallan la manera de consumirla para paliar el cáncer: ingerir 7 gramos del vegetal antes de cada comida durante, al menos 21 días.
El té de artemisa no es una "alternativa eficaz" para “pacientes con pocas probabilidades de vida”
También se propone y difunde el uso de té de artemisa como una “alternativa eficaz para combatir el cáncer” ya que, según afirman estos contenidos, ha demostrado “capacidad de eliminar células tumorales”. “En pacientes con pocas probabilidades de vida, mejora su calidad de vida combatiendo el cáncer”, detallan estos contenidos, que recomiendan 5 gramos de esta planta dos veces al día. Esto no es cierto y no existe evidencia científica alguna que lo sostenga, pese a que los mensajes insistan en lo contrario.
No hay estudios de calidad, revisiones ni metaanálisis de que tomar infusiones de esta planta sirva como cura de ninguna enfermedad. A pesar de que uno de los compuestos activos presentes en esta planta, la artemisina, sí que se emplea como fármaco contra la malaria (motivo por el que el Instituto de Coloides e Interfaces ha comenzado a experimentar con el compuesto), “hay una gran diferencia entre la planta en sí y el principio activo”, como señalaba Álvaro Bayón Medrano, biólogo, divulgador y maldito que nos prestó sus superpoderes.
No, la Guanábana no es una fruta “100 veces más potente que la quimioterapia”
Entre otras frutas que se difunden como curas contra el cáncer se encuentra la Guanábana. Una fruta tropical que circula como si fuera “100” veces “más potente que la quimioterapia”, y que no ofrecería “efectos secundarios''. Una supuesta cura que las compañías farmacéuticas buscarían “censurar''.
La guanábana (Annona muricata) es una fruta tropical considerada un “pariente cercano de la chirimoya”, cómo ya explicó a Maldita.es Iñaki Hormaza, investigador en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (IMHS) ‘La Mayora’.
Como explicamos, a pesar de que hay estudios in vitro (con células cultivadas en laboratorio) y en modelos animales en el que componentes de la guanábana pueden atacar algunos tipos de células del cáncer (de hígado, mama y próstata, entre otros), esto dista mucho de demostrar su seguridad y eficacia en humanos. En definitiva, no hay evidencias de que la guanábana ni sus componentes tengan efecto alguno sobre el cáncer.
Bulos sobre el cáncer y la vacunas
Pese a que los miembros de estos canales difunden pseudoterapias como las comentadas y rechazan la medicina, se puede ver a lo largo de estas publicaciones como advierten de que no son médicos, sino “voluntarios usuarios bebedores de CDS”. “Compartimos lo que sabemos y tenemos a disposición del grupo”, aseguran los usuarios de estos canales, a la par que recomiendan estas sustancias para el postoperatorio de un tumor cerebral.
Entre otros contenidos, se pueden encontrar mensajes antivacunas, con un “protocolo” destinado a “intentar eliminar la mayor parte posible de la vacuna o sus efectos” de nuestro cuerpo, asegurando que se desconoce si las vacunas contra la COVID-19 son capaces de modificar el ADN. Narrativa que ya hemos desmentido varias veces desde Maldita.es.
Este tipo de mensajes no solo no reconoce que las sustancias o pseudotratamientos que promociona pueden suponer peligrosos efectos secundarios en quien los toma, sino que, de hecho, los ensalzan alegando que su origen es que “nuestro cuerpo está eliminando toxinas”, lo que denominan “Síndrome de Herxheimer” o “Crisis curativa”. “Si no hay reacción, no hay curación”, inciden en los mensajes, que argumentan que estas reacciones son “parte del proceso”, afirmación también falsa y ya desmentimos en Maldita.es.
Estos canales también difunden otros bulos sobre el cáncer que pueden poner en peligro nuestra salud. Desde desaconsejar el uso de mamografías, una prueba vital para detectar esta enfermedad en estadios tempranos y aumentar las posibilidades de supervivencia, hasta asegurar que “la quimio hace más daño que bien” con datos falsos como que su efectividad “no suele superar el 3%”. En definitiva, toda una serie de bulos y desinformaciones sobre el cáncer que ya hemos explicado en Maldita.es.
Si tu o un conocido habéis sido víctima de estos contenidos o similares, puedes escribirnos a través de nuestro chatbot de WhatsApp (+34 644 229 319) contándonos tu caso.
Primera fecha de publicación de este artículo: 27/10/2022