El uso de modelos de inteligencia artificial (IA) como ChatGPT, desarrollado por la empresa OpenAI, ha provocado una verdadera revolución también para los docentes, un cambio de paradigma comparable al nacimiento de Internet o la popularización de Wikipedia. Desde hace poco más de seis meses, ChatGPT se está usando gratuitamente para buscar información, recoger ideas, buscar fuentes y, en algunos casos, para escribir trabajos enteros. En la Maldita Twitchería de Educa hemos hablado con docentes sobre la utilización de IA en clase y si, de momento, la ven como un enemigo o un aliado a la hora de enseñar.
ChatGPT no se debe utilizar como un buscador sino como una herramienta para analizar contenidos, relacionar conceptos y establecer relaciones
A Francesc Pujol, profesor de Economía en la Universidad de Navarra, no le van las medias tintas: hizo obligatorio el uso de ChatGPT en todas sus asignaturas. El docente incorporó rápidamente la herramienta a sus clases, con el objetivo de que los alumnos entendiesen las oportunidades que ofrece la IA pero también los límites, los riesgos y los problemas que genera.
Pujol entiende que la IA va a intervenir en el proceso de aprendizaje de todos y que el primer paso es entender cómo funciona ChatGPT antes de incorporarla al plan docente, para evitar que sea utilizada en tareas para las cuales no está bien preparado, como para substituir un buscador o una enciclopedia. Como ya os explicamos en Maldita Tecnología, un chatbot de IA como ChatGPT no puede usarse como si fuera Google u otro buscador porque su versión gratuita no está conectada a Internet y los datos que utiliza son de hasta 2021, entre otros motivos.
“Para mí la aportación principal de ChatGPT no es que proporcione datos, hechos o información sobre eventos, eso ya está en Internet o Wikipedia, de manera clara y limpio de errores en general. El aporte de ChatGPT es su capacidad de análisis de contenidos, de relacionar conceptos y elementos y de establecer relaciones” detalla Pujol.
Verónica Bolón, investigadora, experta en IA por la Universidade da Coruña y Superpoderosa también ha incorporado ChatGPT a sus clases. La docente cree que la herramienta tiene un potencial enorme y que los docentes deberían aprender a utilizarla: “ChatGPT me ayuda a hacer trabajos tediosos, lo que me permite dedicar mi tiempo a otras tareas. No la utilizo para hacer un artículo científico pero sí puedo pedir que me haga un resumen siempre que lo revise antes de utilizarlo”, detalla.
Cómo incorporar ChatGPT a una asignatura y enseñar, en la práctica, que no se puede utilizarlo a ciegas
Las actividades propuestas por los docentes para incorporar la herramienta también pueden ayudar a que los estudiantes entiendan los límites de ChatGPT, que no sirve para todo, comete errores y no debe ser utilizada sin verificación. Pujol lo utiliza para fomentar la capacidad de análisis de los estudiantes, siempre de manera guiada, controlada y contrastada.
El docente comparte un ejemplo de cómo la utiliza para una tarea individual que consiste en el diseño de una actividad para una asignatura de innovación empresarial. Para aumentar el impacto del evento, el estudiante decide, con ayuda de ChatGPT, incluir invitados famosos que hayan estudiado en la Universidad de Navarra y solicita un listado de exalumnos.
“ El ChatGPT le propone algunos nombres y el estudiante elige Amancio Ortega y José Manuel Albares, grandes personajes públicos. El alumno incluye esta propuesta en su trabajo sin comprobarla y al evaluarlo le indico que ninguno de los dos es exalumno de la Universidad de Navarra. La herramienta comete aún otros errores como identificar José Manuel Albares, Ministro de Asuntos Exteriores, como cofundador de Telefónica".
La tarea ayuda a enseñar a los estudiantes dos aspectos fundamentales a la hora de trabajar con ChatGPT: la necesidad de contrastar las respuestas que genera y que la IA funciona mejor cuando le preguntas sobre campos de conocimiento sobre los cuales ya tienes alguna información previa. “A todos los alumnos les hago que introduzcan ChatGPT después de su búsqueda y análisis, como una forma de pensar más, de ir más allá. No que ChatGPT les haga el trabajo y luego reconstruyas sobre lo que ha hecho”, apunta Pujol.
El profesor explica que si haces un trabajo de investigación previo puedes preguntar a ChatGPT sobre algo que ya sabes y, de esa manera, es posible evaluar si las respuestas de la IA tienen sentido, si valdrán para enriquecer el trabajo y también para aprender a contrastar.
“Yo nunca utilizaría ChatGPT para algo que no pudiera contrastar, tengo que poder comprobar si lo que me devuelve está bien”, añade Bolón. La profesora destaca que la IA también puede ser muy útil para personalizar la enseñanza. “La IA puede actuar como un tutor personal, puede identificar, por ejemplo, que un estudiante necesita más deberes de matemáticas. Eso no quiere decir que los profesores no tendrán trabajo, es como si mandases a tu hijo a unas clases particulares”.
Pujol deficiente que la herramienta es muy útil sobre todo para los estudiantes que desean aprender más. El docente entiende que si bien es cierto que muchos la utilizarán para ahorrar trabajo, los buenos alumnos se darán cuenta de que les puede ayudar a mejorar el pensamiento crítico y fortalecer la habilidad de “saber preguntar”. “Cuanto más sabes sobre un tema, mejor son las preguntas que puedes hacer a ChatGPT. Además, puedes, por ejemplo, someter tu trabajo y preguntar cómo puedes mejorarlo, qué argumentos son los más débiles o cuáles no están suficientemente justificados. Es una forma de recibir crítica de un tutor exigente y que me ayuda a trabajar mejor” detalla.
La tentación de utilizar ChatGPT para generar un trabajo completo, copiar, pegar y enviar
Pablo de Castro profesor de Didáctica de la expresión musical, plástica y corporal en la Universidad de Valladolid, es menos optimista a la hora de integrar la inteligencia artificial. El docente aún no ha incorporado ChatGPT a sus clases pero sabe que su popularización cambiará la forma de enseñar y de aprender. Pablo matiza que la utilización de la herramienta dependerá del contexto de cada grupo de estudiantes (el nivel escolar, si es un grupo pequeño o no y el tipo de asignatura, etc..).
El docente cree que la principal consecuencia de la popularización de la herramienta es que los profesores ahora están mucho más preocupados a la hora de evaluar los trabajos de los estudiantes que entienden la herramienta como un atajo. “Siendo realista: la mayoría de los estudiantes no está muy motivada a la hora de aprender y ven ChatGPT como una herramienta que permite sacar adelante el trabajo sin reflexionar. De momento, sin una formación adecuada a los docentes, vamos a coexistir en un ecosistema donde nos la van a tratar de colar”, opina Pablo.
En Maldita Educa ya hemos hablado sobre cómo sortear el plagio académico con el avance de la IA y la tentación de utilizar la herramienta para copiar un trabajo es una de las principales preocupaciones de los docentes. Pujol ha escrito un conjunto de reglas provisionales para ayudar a las personas que empiezan a utilizar ChatGPT y la número 4 dice: “Nunca debo permitir que ChatGPT realice mi trabajo en mi lugar.”
“Evidentemente ese es el gran riesgo: que los alumnos prefieran que el ChatGPT haga todo su trabajo y que ellos no piensen nada, sin embargo creo que si estamos en zona de prohibición o si miro para el otro lado el riesgo es más alto, es más fácil que surjan las “prácticas de sustitución”.
Otro problema, al utilizar la herramienta para hacer trabajos investigativos, es la dificultad de identificar las fuentes que utiliza. ChatGPT, en su versión gratuita, no indica los enlaces o fuentes que ha utilizado para generar las respuestas, lo que puede derivar en respuestas incorrectas y contenidos sesgados. Pujol explica que, incluso en la versión de pago, la identificación de las fuentes falla: “ Es como si preguntaras algo a un experto: este utilizó muchas fuentes para formarse en el campo pero te indicará apenas algunas. De momento, la versión de pago es muy limitada a la hora de indicar las fuentes, lo que hace es enumerar dos o tres fuentes para que el usuario se quede tranquilo".
El uso de ChatGPT y los cambios a la hora de evaluar
Con la popularización de ChatGPT, los tres participantes de la Maldita Twitchería tuvieron que cambiar la forma de evaluar a los estudiantes. Bolón cuenta que en una asignatura de programación tuvo que incluir un examen al darse cuenta de que la tarea de evaluación prevista, escribir un código de programación, la podría hacer fácilmente ChatGPT.
“Hicimos el cambio porque es una asignatura de segundo año en que hay que programar tareas más complicadas y donde se supone que las bases ya las tienen. Para evaluar, en lugar de pedirles el código, les hicimos un examen.”
La investigadora destaca que ha consultado a los alumnos, algunos insatisfechos con el cambio, sobre qué preferirían como instrumento de evaluación. La repuesta le sorprendió: “Yo creo que la mejor manera de evaluar sería hacer un examen oral individual a cada estudiante y la mayoría estaba de acuerdo conmigo. El problema es que no hay tiempo disponible para evaluar a 200 alumnos de esa manera”, explica.
De Castro también ha cambiado algunas de las tareas este curso. El docente cuenta que está siendo especialmente cuidadoso a la hora de plantear las preguntas y que ha cambiado el formato de las respuestas, para evitar el “copia y pega”. “De momento planteo una vuelta al analógico, al creativo y al manual para evitar el uso indiscriminado del ChatGPT ”, añade.
Pujol, que utiliza ChatGPT en las tareas indicando que los alumnos añadan capturas de pantalla y reflexionen sobre su uso en cada etapa, cree que a medida en que avanza el uso de la IA “las prácticas de sustitución” también evolucionarán. “Hay estudiantes más avanzados que usan la herramienta para darles todas las ideas, claves y explicaciones para el trabajo, y con todo eso en mano proceden a escribirlo. Eso también es una práctica de sustitución. Yo estoy seguro de que dentro de seis meses será la práctica más habitual.”
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Verónica Bolón.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 12/06/2023