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MALDITA TECNOLOGÍA

¿Qué valor tienen mis datos biométricos? ¿Compensa vender mi huella dactilar o mi iris sabiendo que entraña riesgos?

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Claves
  • Los datos biométricos, como el iris o la huella dactilar, recogen información sensible e irremplazable sobre nosotros
  • Aunque es díficil calcular su valor exacto, pueden alcanzar los miles de euros en el mercado negro 
  • Depende de cada persona valorar si merece la pena venderlos y si los beneficios de cederlos son proporcionales a los riesgos de exponerlos a otras personas
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Los datos biométricos son rasgos de nuestro físico o de nuestro comportamiento que no se pueden modificar y con su análisis se nos puede identificar de forma casi inequívoca: las huellas dactilares, el reconocimiento facial, el escaneo del iris... Esta información puede ser esencial para demostrar nuestra identidad digital, lo que hace que sea valiosa para las empresas, pero también para los cibercriminales. 

¿Cuánto cuesta esa información? Es difícil dar una cifra exacta, pero en el mercado negro puede ascender hasta los miles de euros pero, más allá del beneficio económico, hay que evaluar los riesgos que corremos al exponerlos.

Los datos biométricos son sensibles e irremplazables, lo que hace que tengan valor por sí mismos 

Cuando desbloqueamos el móvil con nuestra huella dactilar hacemos uso de nuestros datos biométricos: una información que se obtiene a partir de nuestros rasgos físicos y que no se puede modificar. Tecnologías como el reconocimiento facial o el escaneo del iris se utilizan cada vez más para comprobar nuestra identidad en ámbitos como la banca, las redes sociales o el control de fronteras. Por ejemplo, BBVA permite crear una cuenta con un selfie y una videollamada, y esta información se puede emplear para autorizar pagos

Al ser información tan sensible e irreemplazable, los datos biométricos tienen valor por sí mismos, lo que significa que hay gente dispuesta a pagar por ellos, mucho más que por otra información personal como una contraseña. Mientras que podemos cambiar nuestras claves del banco o del correo (lo que complica que un cibercriminal pueda hacerse con nuestro dinero, por ejemplo), un dato biométrico no se puede alterar (salvo excepciones), lo que hace que tenga más valor que otro tipo de credenciales. 

Worldcoin, el proyecto de Sam Altman para crear un sistema global de identidad digital, ofrece criptomonedas a sus usuarios a cambio de escanear su iris, una práctica que ha sido prohibida temporalmente en España por la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). Aunque haya casos en los que nos ofrezcan dinero o servicios por esta información, cada persona debe valorar hasta qué punto compensa esa contrapartida el hecho de que otras personas accedan a esta información. 

Es dificil ponerles precio precio, pero en el mercado negro pueden alcanzar los miles de euros

¿Se puede calcular el valor de nuestros datos biométricos? Lo cierto es que es muy difícil saber el precio exacto que puede tener nuestro iris o nuestra huella dactilar. Según Eduard Blasi, divulgador del canal Tech and Law y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, hay gente dispuesta a pagar por esta información en internet, lo que puede servir para hacernos una idea de qué valor pueden tener estos datos. En especial en el mercado negro.

Cuando cedemos esta información a otras compañías y la almacenan en sus bases de datos, estos datos pueden acabar en las manos de cibercriminales si consiguen burlar la seguridad de las empresas y acceder a la información almacenada en sus servidores. “Si tras un ciberataque, una base de datos con datos biométricos acaba en la Deep Web, intuyo que podrían pagarse a un precio alto ya que muchas apps de entidades bancarias utilizan los datos biométricos como credenciales de acceso a las mismas”, argumenta Blasi.

Algunos expertos apuntan a que esta información puede valer cientos de euros en el mercado negro. Una publicación de Forter, una compañía dedicada a la ciberseguridad, detalla que un pasaporte biométrico, aquel que se vale de nuestros rasgos personales para identificarnos, puede valer cerca de 1.800 euros. “Cuanto mayor es el número de datos o más personal sea la información, mayor puede ser el valor o el precio que se ofrezca por ellos”, incide Blasi.

Depende de cada persona valorar los riesgos de ceder esta información, que en un futuro se usará cada vez más

Ante la posibilidad de que nuestros datos biométricos pueden acabar en malas manos, cada persona debe sopesar si el fin para el que se van a usar es proporcional a los riesgos de exponerlos. Por ejemplo, no es lo mismo ceder esta información si va a acabar dentro de una base de datos de una compañía o si sólo van a estar almacenadas en nuestro dispositivo y nadie va a tener acceso a ellos, como es el caso de las huellas dactilares en dispositivos móviles. Aquí puedes encontrar más información sobre en qué casos esta información se almacena en nuestro móvil o lo cedemos a otras aplicaciones. 

Depende de nosotros valorar los peligros que existen. Así que antes de nada, es importante leer los términos de uso y la política de privacidad de las aplicaciones que usemos y no dudes en preguntar hasta resolver todas tus dudas. Recuerda que a la hora de ceder nuestros datos biométricos tenemos derecho a que nos informen sobre su tratamiento. Si no recibimos esta información, no sólo no vamos a poder tomar una decisión informada y libre, sino que puede que el consentimiento no sea válido. 

Mar España, directora de la AEPD, señaló en rueda de prensa que hay casos en los que los jóvenes han cedido sus datos biométricos “por cantidades irrisorias” teniendo en cuenta los riesgos a los que se exponen, en referencia a los tokens de la criptomoneda WLD que recibían a cambio de escanear sus iris. Jordi Serra Cruz, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación en la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), detalla a Maldita.es que esta información, en conjunto con el resto de datos personales de una persona, “puede valer mucho”, aunque todo depende de qué precio le pongamos a nuestra privacidad. “Hay personas que piensan que su intimidad es lo primero y otras que no la valoran”, asegura Serra.

Los riesgos de ceder esta información no sólo pasan por la suplantación de nuestra identidad, también pueden afectar a nuestros derechos fundamentales. Luis de Salvador, director de la División de Innovación Tecnológica de la AEPD, detalló por su paso por la Twichería de Maldita Tecnología qué peligros pueden surgir tras ceder esta información. “Tu identidad puede quedar expuesta, lo que tiene muchas implicaciones en derechos fundamentales como la libertad de circulación, la libertad de información o tu intimidad. Estos datos pueden incluso hablar sobre tu salud o sobre tu estado emocional”, argumenta el experto.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Eduard Blasi, abogado especialista en derecho digital y cofundador de Tech and Law.

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