Al navegar por internet, las webs en las que entramos nos muestran un cartel que nos pregunta si queremos aceptar las cookies, archivos que se descargan en nuestro dispositivo y que recogen nuestras preferencias o comportamientos en la web. ¿Es malo responder que sí a esa pregunta?
No es ni bueno ni malo aceptarlas, puesto que no son maliciosas en sí mismas. Tanto aceptarlas como rechazarlas (a veces la única forma es si pagamos) tiene sus ventajas y sus desventajas. En general, rechazar cookies hace que nuestra navegación deje menos huella en internet y por tanto será mejor para proteger nuestra privacidad, pero también puede que lo que veamos al navegar, sobre todo la publicidad, nos interese menos.
Podemos rechazar algunas de estas cookies para ganar privacidad, pero afectará a nuestra experiencia
Dependiendo de la web que visitemos, tendremos la opción de rechazar todas las cookies de una página web (salvo las esenciales para su funcionamiento). En otros casos la página nos dará a elegir sobre cada tipo de cookie de manera individual, por lo que es importante saber cómo nos afectan estos archivos.
En el caso de las cookies de terceros, si las rechazamos nuestros datos de navegación dejarán de compartirse con compañías externas. Esto significa que dejaremos de tener esa sensación de que la publicidad online siempre sabe lo que nos queremos comprar y ganaremos en privacidad.
Por otro lado, se nos dejarán de mostrar contenidos adaptados a nuestro perfil, por lo que veremos anuncios más genéricos o servicios que quizá no se encuentran dentro de nuestra zona. Al tener una experiencia más genérica y menos personalizada, nuestras búsquedas pueden ser menos precisas y los contenidos que nos aparecerán se alinearán menos con nuestros gustos.
En cuanto a las cookies propias del sitio, si las desactivamos tendremos que volver a introducir nuestros datos personales cada vez que queramos iniciar sesión en una página web, algo que puede ser incómodo, pero también útil si usamos un ordenador que no es nuestro. Tampoco se guardarán nuestras preferencias (idioma, dirección, carrito de la compra…), por lo que tendremos que volver a rellenar esta información cada vez que entremos a una página web.
Si optamos por la solución más drástica y rechazamos todas las cookies, incluidas las esenciales, esto puede causar por ejemplo que la página no se visualice correctamente, como es el caso de los elementos multimedia u otros contenidos dinámicos. En la Guía sobre el uso de cookies elaborada por la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) puedes encontrar más información sobre este tipo de archivos y cómo nos afectan.
Existen herramientas para gestionar estos archivos y adaptarlos a nuestras necesidades
Si nos queremos ahorrar el esfuerzo de rechazar las cookies de terceros cada vez que entramos a una página web, podemos automatizar este proceso. En Google Chrome podemos activar la opción de “Enviar una solicitud de no seguimiento con tu tráfico de navegación” o “Do Not Track”. También podemos eliminar todas las cookies automáticamente cuando cerremos el ordenador, aunque en algunos navegadores esta opción no es del todo accesible.
En el caso de que queramos elegir en qué páginas queremos guardar las cookies y en cuáles no, herramientas como Cookie AutoDelete nos permiten conservar estos archivos en nuestras web favoritas y borrar el resto. En el caso de que nos de igual aceptar las cookies y sólo queramos navegar de una forma más ágil, plugins como Cookie Notice Blocker o I don’t care about cookies las aceptarán por defecto. Por el contrario, si nos queremos deshacer de ellas para siempre (o evitar los muros de cookies) podemos desactivar Javascript. Eso sí, las páginas no se mostrarán correctamente y afectará a nuestra experiencia en la web.
Primera fecha de publicación de este artículo: 12/02/2024