ChatGPT para ganar dinero como escritor, nutricionista o entrenador: cuidado con el intrusismo laboral, el impacto en la salud pública y una posible violación de los derechos de autor

ChatGPT, el chatbot con inteligencia artificial (IA) de la empresa OpenAI, ha revolucionado el mundo de Internet en sus primeros seis meses de vida convirtiéndose en una especie de nuevo Google (aunque ya te contamos que no debe emular a un buscador). Son muchos los usuarios que lo utilizan en su día a día –piden recetas, resúmenes o rutinas de entrenamiento– pero hay quien va más allá: hay quien presume en TikTok de utilizar ChatGPT para “crear y dinamizar ideas de negocio” y, así, ganar grandes cantidades dinero. Se refieren precisamente a crear esos contenidos intelectuales (dietas, planes de ejercicios o incluso libros) y venderlos a otras personas.

Sin embargo, estas prácticas y supuestos negocios no están exentos de riesgos. Los usuarios pueden utilizar los contenidos obtenidos para sí mismos, pero el problema llega cuando tratan de usarlos para hacer negocios con terceros. Por un lado, porque ganar dinero con actividades para las que hace falta una titulación (como la de nutricionista, entrenador o facultativo de algún tipo) supone un delito de intrusismo laboral (artículo 403 del Código Penal), por el que podríamos ser denunciados. Además, señalan que también serían reclamables “posibles efectos adversos o daños” por parte de los usuarios que hayan contratado los servicios del falso profesional. Los expertos insisten que debemos desconfiar de este tipo de contenidos y negocios ya que suponen un riesgo para la salud pública.

Por otro lado, usar este chatbot para escribir libros o planificar inversiones también puede traer problemas. Hay que recordar que este sistema de IA se entrena con contenidos publicados hasta 2021 y que no todos son fiables o correctos. En el caso de los libros, además, inspirarse o utilizar el contenido de otras obras supondría “un comportamiento ilícito”, según los expertos.

Ganar dinero como nutricionista, entrenador personal o escritor, cientos de usuarios aseguran que es posible gracias a ChatGPT

“Crea una cuenta en Instagram y sube contenido de nutrición. Empezará a seguirte gente y acabarán pidiéndote dietas. Solo tendrás que preguntarle a ChatGPT y te hará una dieta automáticamente. Gana 20€ por dieta, 100€ al día y 3.000€ al mes”, explica un contenido publicado en TikTok. Como este, son decenas los vídeos que podemos encontrar en la red social que dicen ofrecer “ideas de negocio gratuitas”. Un sistema que también se ofrece para el sector del fitness o la escritura.

Estos contenidos cuentan con miles de reproducciones y ‘me gusta’. Son muchos los usuarios que celebran este tipo de vídeos e ideas de negocio y aseguran que las pondrán a prueba.

Otros usuarios son conscientes del impacto que pueden tener, tanto en nuestra salud, como de forma legal. Como ya te explicamos en Maldita.es, en el caso de las dietas y rutinas de entrenamiento generadas a través de ChatGPT pueden resultar un peligro para nuestra salud: no tienen en cuenta posibles patologías o intolerancias, lesiones o nuestra salud física y cardiovascular. A nivel legal, estas prácticas pueden considerarse intrusismo laboral. 

¿Es legal usar los contenidos creados por ChatGPT y venderlos como propios? No si nos hacemos pasar por profesionales que deben estar titulados, como nutricionistas o facultativos

OpenAI, la empresa que desarrolla ChatGPT, ha estipulado unos términos y condiciones para el uso del contenido elaborado por el chatbot. La abogada y maldita Silvia Pascua explica a Maldita.es que, según estos términos, el contenido generado por el chatbot podría usarse sin problema, incluso con fines comerciales. Sin embargo, la cosa cambia si ese contenido se promociona bajo un título inexistente. El experto en Derecho y maldito Miguel Vieito señala a Maldita.es que la normativa de ChatGPT no permite utilizar el contenido cuando, según las normas, “infrinjan, se apropien indebidamente o violen los derechos de cualquier persona”. Este es el caso, por ejemplo, de utilizar contenidos creados por ChatGPT haciéndonos pasar por nutricionistas, entrenadores o facultativos.

En ese caso estaríamos hablando de intrusismo laboral, un delito recogido en el artículo 403 del Código Penal. “Este artículo marca que aquella persona que ejerce actos propios de una profesión, sin tener el título académico acorde con la legislación vigente, incurre en una pena”, explica Vieito. Las personas que hubieran contratado estos supuestos servicios y hubieran seguido sus pautas también podrían reclamar posibles efectos adversos o daños. Además, los colegios profesionales relacionados con cada materia también podrían ejercer acciones legales. Cada caso dependerá del tipo de publicidad que den a los contenidos y de dónde se ofrezcan, señala Pascua: “Si lo hacen a través de una web y vemos que no hay un aviso legal eso ya nos debería hacer sospechar”.

Vieito recuerda que esta situación será distinta si “desde el principio” sabemos que esa persona no es nutricionista o entrenador personal y que solo nos está dando consejos, aunque nos cobren por ello: “Ahí tendríamos menos opciones para reclamar”. Es el caso, por ejemplo, de perfiles que nos ofrecen consejos según su experiencia. Ahí, dice Vieito, no nos dan consejos como profesionales, sino que se trata de una divulgación general.

Además, para Vieito este tipo de contenidos y de supuestos negocios suponen un riesgo para la salud pública. Los expertos insisten en qué debemos desconfiar de este tipo de contenidos y ponernos siempre en manos de especialistas cualificados y homologados.

En el caso de los libros o cuentos, ¿se podría incurrir en problemas legales contra los derechos de autor?

Muchos contenidos hacen referencia a la capacidad del chatbot para escribir libros o cuentos infantiles. Hay que recordar que para elaborar sus respuestas, el chatbot se nutre de los cientos de miles de contenidos que ha estudiado hasta 2021, muchos de ellos con una licencia protegida y con los correspondientes derechos de autor. Vieito considera que utilizar estas obras para crear una nueva supondría “un comportamiento ilícito”. Los autores podrían entonces intentar reclamar contra la obra creada a través de ChatGPT, porque su uso atentaría contra los términos de uso de la aplicación. “Todo dependería del caso concreto, pero estos usos no estarían acorde al orden jurídico”, explica.

Como os hemos contado, la respuesta a quién se queda con los derechos sobre una obra que ha generado una IA aún está en busca de vías de legislación. En la Maldita Twitchería Tecnológica ahondamos sobre propiedad intelectual, copyright e inteligencia artificial.

¿Podemos fiarnos de ChatGPT para crear un negocio de cero o decidir nuestras inversiones? No, el chatbot no tiene conocimientos financieros reales

“Boom. Ganamos 27.000 euros en 10 días gracias a los consejos de ChatGPT”, asegura un usuario en TikTok. Cuenta que desde hace semanas confía en el chatbot para establecer qué intereses debe poner en cada campaña de ventas. Sin embargo, dejar todo en manos de la inteligencia artificial de OpenAI no es sinónimo de éxito. Como ya te contamos, el chatbot presenta una serie de limitaciones desde sus inicios: ChatGPT no puede usarse como si fuera Google u otro buscador, ya que no está conectado a Internet, y tampoco dice siempre la verdad, sigue cometiendo errores.

Julio Gonzalo, maldito y experto en inteligencia artificial explicaba a Maldita.es que los modelos de lenguaje no manejan un “conocimiento explícito” sobre el mundo, sino que siguen hablando de oídas.Puede darse el caso de que los datos que nos ofrezca nos vayan bien en alguna ocasión, pero ChatGPT no es consciente de la información que devuelve y relevancia para el usuario. Más bien todo lo contrario: la IA está perfeccionada para devolver un texto coherente, que se asemeje a lo que buscamos, según explicaba a Maldita.es Juan Alonso, experto en IA y parte del laboratorio Both. Por lo tanto, no deberíamos fiarnos de este tipo de contenidos a la hora de crear negocios o invertir en ellos.

En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Julio Gonzalo, expero en inteligencia artificial, Miguel Vieito, abogado especializado en Derecho y nuevas tecnologías, y Silvia Pascua, abogada.

Silvia Pascua forma parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.

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