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MALDITA CIENCIA

Por qué los niños se marean más en el coche que los adultos y trucos para evitarlo

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Desde Maldita Ciencia os hemos resuelto múltiples dudas sobre niños: desde por qué no hay evidencias de que se resfríen por caminar descalzos hasta si es malo que se pinten las uñas o qué consejos se pueden seguir para evitar que se atraganten. Ahora nos habéis preguntado por qué se marean en el coche más que los adultos. El motivo es que los menores de 12 años tienen el cerebro aún inmaduro en el control del equilibrio. Sentarse en el asiento central de atrás, mirar al frente o ir dormido puede servir para evitar estos mareos.

Guadalupe Fontán, enfermera del Instituto de Investigación del Consejo General de Enfermería, cuenta a Maldita Ciencia que los mareos por movimiento o cinetosis son un problema común entre las personas que viajan en automóvil, tren, autobús, avión y especialmente, en barco. 

Se produce por una controversia entre la información que llega al cerebro por el oído y lo que perciben los ojos cuando nos encontramos en movimiento”, indica. Las personas pueden marearse porque “pierden la referencia visual externa (la carretera) y se acentúa la sensación de inestabilidad”. Según explica la enfermera, la cinetosis puede suceder repentinamente, y cursar con sensación de mareos y sudores fríos, vértigo, náuseas y vómitos. 

Juan Antonio Martín Jiménez, miembro el Grupo de Neurología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), explica a Maldita Ciencia que el mareo es menos frecuente si viajamos en el asiento delantero porque nos resulta más fácil ir observando la carretera y los lugares por los que nos movemos. “El cerebro recibe una información del movimiento a través de la vista congruente con el movimiento que siente nuestro cuerpo”, afirma.

Los mareos son más frecuentes en niños mayores de 2 años y van aumentando su frecuencia hasta los 12 años, según cuenta a Maldita Ciencia Miryam Triana Junco, pediatra del Hospital Ruber Internacional Centro Médico Habana. Después, indica que suelen desaparecer conforme los menores se hacen mayores, aunque en algunas personas pueden persistir cuando son adultas.

Pero, ¿por qué los niños se marean con más frecuencia? Fontán explica que “el motivo es que los menores de 12 años tienen el cerebro aún inmaduro en el control del equilibrio”. El cerebro humano se adapta y aprende de las experiencias que vivimos, según Martín. El neurólogo cuenta que para los niños menores de 12 años, “los viajes en coche, en autobús, en atracciones que giran o se desplazan a mucha velocidad y sobre todo en los barcos son una experiencia nueva o casi nueva”.

“La primera vez que montamos en un barco es una situación nueva para nuestro cerebro y casi todos nos mareamos, sobre todo si el barco se mueve mucho por las olas. Sin embargo, los marineros, que han vivido esa experiencia muchas veces, no se marean”, explica.

Hay algunos consejos que pueden prevenir o disminuir los mareos en el coche. Después del asiento conductor, Fontán indica que el del copiloto “es el mejor para evitar el mareo, puesto que desde ese lugar podemos observar mejor el movimiento a través del cristal delantero”. “Como los niños no pueden viajar delante, el ideal para ellos es el asiento central de los traseros”, explica. También recomienda evitar mirar hacia los lados para observar el paisaje: “Es mejor mirar hacia adelante en el sentido de la marcha y mantener la vista fija en el horizonte”. 

Triana aconseja además evitar leer, dibujar o mirar pantallas. Al hacerlo, “nuestro cuerpo es menos consciente del movimiento externo, ya que el libro no se mueve y cuando miramos fuera, el exterior sí se está moviendo”. La pediatra recuerda que muchas veces el mareo ocasiona náuseas y acaba en vómito. Por ello, es preferible que los niños “no viajen con el estómago muy lleno”. Realizar comidas pequeñas y frecuentes y preferiblemente sólidas suele ayudar. 

Además, indica que el coche debe estar bien ventilado y con una temperatura agradable: “La conducción debe ser suave y es recomendable parar cada dos o tres horas para dar un pequeño paseo o tomar el aire”. 

“Un truco que suele funcionar es hacer coincidir el viaje con algún momento del sueño del niño, por ejemplo madrugar o aprovechar la siesta, para que haga una parte del viaje dormido”, señala. Martín confirma que al viajar dormido, se percibe menos el movimiento y eso disminuye la posibilidad de mareo.

Además, el neurólogo comenta que cerrar los ojos y relajarse ayuda a sentirse menos aturdido y a evitar en parte la sensación de inestabilidad. También “hablar con los otros viajeros disminuye la posibilidad del mareo, porque así prestamos menos atención a los movimientos”. Una vez que aparecen los primeros síntomas, según Martín, tomar algo frío como un helado o un polo de hielo puede frenar la sensación de náusea que acompaña al mareo.

“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV Salud con contenido editorial de Maldita.es.


Primera fecha de publicación de este artículo: 20/04/2021

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