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Las uvas son la tercera causa de ahogamiento en niños: te explicamos cómo prevenirlo

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Que los niños coman uvas en estas fechas tiene sus riesgos. Según un estudio de la revista Nurs Child Young People, de 2017, las uvas consumidas enteras (con piel y con pepitas) son la tercera causa de asfixia relacionada con la comida en menores de cinco años.

Otro estudio de la revista internacional de pediatría, Disease in Childhood, también publicó que “las muertes por asfixia son una de las principales causas de mortalidad infantil”, siendo las uvas uno de los alimentos más comunes. 

¿Por qué son peligrosas las uvas?

Gonzalo Oroño, pediatra en el centro de salud de Aravaca, en la Comunidad de Madrid, indica a Maldita Ciencia que “las uvas cumplen dos de los requisitos típicos de los alimentos que tienen una alta tasa de atragantamiento: que son redondas y que son fibrosas”

Por lo tanto, el pediatra señala que “a un niño pequeño cuando mastica un alimento redondo y todavía no ha entrenado mucho la masticación, le puede pasar que al morderlo le ruede dentro de la boca, no lo consiga masticar y al intentar tragárselo, no consiga que pase y se pueda asfixiar”.

Además, explica Oroño, que a esto se añade el elemento de la piel de la uva, que es fibrosa, que puede hacer que un niño o incluso un adulto se atragante con más facilidad.

Se recomienda que los niños no coman uvas hasta los cinco años

Como ya explicó en Twitter el año pasado el pediatra Alberto García-Salido, lo preferible es que niños menores de cinco años no coman uvas y, si sus padres deciden dárselas, “que sean cortadas por la mitad”.

La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda no dar a los niños menores de 4-5 años de edad alimentos con los que podrían atragantarse e insiste en que cortemos los elementos redondos como las uvas, antes de dársela a un niño. 

Oroño argumenta que la variación en la edad dependerá “de cada niño, de cómo esté de hábil masticando”, aunque insiste en que nunca se les ofrezcan a menores de tres años. No obstante, el pediatra, en la misma línea que García-Salido, explica que “podrán comerlas siempre y cuando estén trituradas en papilla o partidas en pequeños trozos”.

Otros consejos para evitar el atragantamiento: no hacerlos reír o gritar y no darles gominolas con forma redonda

Además de partir las uvas, la nutricionista Sílvia Romero insiste en “no hacer reír ni gritar” a los niños mientras se las comen, “ya que el riesgo de aspiración cuando se ríen o se asustan es mucho mayor”.

Como señala la nutricionista, hay quienes sustituyen a las uvas por gominolas que las imitan en su forma y color. Pero, ¡cuidado!, uno de los motivos por el que las uvas son peligrosas es porque son redondas, por lo que no estaríamos evitando el problema. 

Romero también subraya en que es importante no incitar al niño a que compita por comerse las uvas en cada campanada y aconseja que en lugar de 12 uvas, les pongamos 12 trozos pequeños de la fruta.

¿Qué hacer si vemos que un niño se está ahogando?

El pediatra Oroño recomienda que, primero, observemos al niño, ya que “muchas veces lo que tienen es como una náusea que devuelve la comida a la boca y se soluciona el problema, o incluso ellos mismos tosiendo consiguen resolverlo”.

Por lo tanto, reitera en que si esto ocurre, se anime al niño a toser, siempre y cuando estén conscientes. "Si vemos que, pese a toser, no resuelven el atragantamiento y siguen con la tos, habría que darle cinco golpes secos en la espalda, entre las escápulas, o compresiones abdominales (maniobra de Heimlich)". En cambio, si el niño es menor de un año, se aconseja que se tumbe en el suelo boca arriba y se le hagan compresiones torácicas.

Si aún así pierden el conocimiento, el pediatra aconseja que se haga un masaje cardíaco y boca a boca. 

Por último, Oroño insiste en que si, en un principio, el atragantamiento no se resuelve con la tos, no dudemos en llamar al 112 explicando lo que ha ocurrido y dónde estamos con la mayor claridad posible para que vengan a ayudarnos.

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