El sarampión ha protagonizado algunos titulares esta semana porque Toledo y Alicante han sufrido los primeros brotes de esta enfermedad registrados en España tras la pandemia. Se trata de casos importados, con dos brotes pequeños y que ya se dan por cerrados, tal y como ha informado El País.
Hasta el 18 de febrero y según datos del Centro Nacional de Epidemiología, son nueve los casos confirmados y dos los que siguen en investigación (aunque El País sube la cifra a 15 al 29 de febrero citando como fuente los datos facilitados por las comunidades autónomas). Expertos en inmunología explican que, por ahora, la situación no debe ser motivo de alarma en el país: no solo no se ha detectado ningún caso endémico, sino que la tasa de vacunación frente a esta enfermedad en España es “muy elevada”, por lo que “sirve de barrera de defensa y evita la expansión”, al contrario de lo que ocurrió en Birmingham (Reino Unido) entre finales de 2023 y principios de 2024.
¿Por qué se está hablando de sarampión en España y en Europa en este momento?
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa con síntomas iniciales como fiebre, mocos y tos. Se transmite por el aire y aunque normalmente no causa enfermedad grave, en ocasiones puede provocar complicaciones y, muy raramente, la muerte.
En España, desde el 1 de enero hasta el 18 de febrero de 2024, se han confirmado nueve casos de sarampión y otros dos casos se encuentran en investigación, según los datos del Centro Nacional de Epidemiología. En cambio, en todo 2023 se notificó un total de 11 casos.
Según un informe de febrero de 2024 del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés), el número de casos de sarampión reportados en Europa aumentó a lo largo de 2023. Además, advierte sobre la expectativa de que esta cifra siga creciendo por varios motivos: una cobertura de vacunación menor a la que se considera óptima (95% de la primera y segunda dosis) en varios países, la importación de casos de zonas que tienen una alta circulación del virus y el pico estacional del virus, previsto en los próximos meses.
Estos brotes han supuesto seis muertes en Rumania, donde el Gobierno decretó una epidemia nacional de sarampión en diciembre de 2023, y una en Irlanda.
En un contexto de restricción de movimiento de personas a consecuencia de la pandemia por COVID-19, entre 2020 y 2022 el sarampión tuvo una actividad inusualmente baja. Ahora bien, en este mismo contexto, también se redujo la tasa de vacunación, lo que se considera la principal causa del actual aumento de casos de sarampión, según el ECDC.
A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó en noviembre de 2023 que, tras años de descensos en la cobertura de vacunación contra el sarampión, en 2022 los casos aumentaron en un 18% respecto al año anterior. Las muertes, por su parte, lo hicieron en un 43%. La mayoría de los brotes se dieron en África. La tasa mundial de cobertura vacunal de la primera dosis se situó en el 83%.
¿Por qué esos brotes han sido reducidos y la enfermedad no causa alarma en nuestro país por ahora?
De los nueve casos de sarampión confirmados en España, seis son importados y tres están relacionados con esos casos importados. Es decir, no se ha detectado ningún caso endémico. “Una tasa de vacunación muy elevada sirve de barrera de defensa y evita la expansión en nuestro país”, explica Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) a Science Media Centre España. De hecho, en 2017 la OMS declaró eliminado el sarampión en España, al no reportarse transmisión endémica durante los tres años anteriores.
Con respecto a la situación actual en España, “por ahora no parece preocupante”: “Han sido brotes aislados, y es importante destacar que ha infectado a personas no vacunadas. Las personas que tienen más riesgo son los niños muy pequeños que aún no han sido vacunados y las personas inmunodeprimidas”, aclara África González catedrática de Inmunología, investigadora del Centro de Investigaciones Biomédicas (CINBIO) de la Universidad de Vigo a Science Media Centre España.
Actualmente es posible reducir el riesgo de contagio y prevenir el sarampión gracias a la vacuna triple vírica, que también protege de la rubéola y parotiditis. En España se administra una primera dosis a los 12 meses de edad y una segunda entre los tres y los cuatro años.
Según la OMS, se necesita que al menos un 95% de la población esté vacunada para que el virus no circule. Con datos de 2022, la cobertura nacional de la primera dosis de la vacuna triple vírica fue del 96,2%. Sin embargo, la segunda dosis se reduce a un insuficiente 92,7%. Por regiones, las coberturas vacunales más bajas están en Melilla, La Rioja, Extremadura, Castilla-La Mancha y País Vasco.
Año a año, se ve cómo no se han recuperado todavía los niveles de vacunación previos a la pandemia de COVID-19.
¿Qué hace falta hacer para que siga siendo así?
“Dado que el virus del sarampión es muy contagioso, se necesita una cobertura vacunal de casi el 100% para poder controlarlo”, aclara González. Esto supone incrementar la tasa de vacunación de la segunda dosis de la vacuna triple vírica por encima del 95%, como concluye el informe anual 2022 del Plan Estratégico para la Eliminación del Sarampión y la Rubeola en España del Centro Nacional de Epidemiología.
En la siguiente gráfica se puede observar cómo la vacuna triple vírica disminuye la tasa de incidencia de sarampión (en rojo) y de rubéola (en amarilla) en España desde que comenzó a administrarse en 1981.