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Roberto Petrella y sus afirmaciones falsas sobre la COVID-19

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Roberto Petrella, un médico italiano, lee en un vídeo un texto sobre la COVID-19 con numerosas afirmaciones. Petrella es un ginecólogo jubilado al que el Colegio de Médicos de Teramo expulsó en 2019 por su postura contra la vacuna contra el virus del papiloma humano, aunque Roberto Petrella anunció que apelaría la decisión, según el medio italiano Il Centro. A 20 de agosto sigue siendo médico, según la base de datos del Colegio de Médicos de Italia.* Muchas de estas afirmaciones ya las desmentimos en junio.

No, COVID-19 no significa "Certificado de Identificación de Vacunación con Inteligencia Artificial"

En el vídeo se dice que COVID-19 se corresponde con "Certificado de Identificación de Vacunación con Inteligencia Artificial". Como ya explicamos en este artículo, el significado de COVID-19 es Coronavirus Disease 2019. Los coronavirus, cuyo nombre científico es Orthocoronavirinae, son una subfamilia de virus que reciben este nombre por una serie de puntas que rodean su estructura que tiene el aspecto de una corona.

Con respecto al nombre del virus, SARS-CoV-2, es con el que se bautizó a la actual cepa de coronavirus causante de la pandemia de COVID-19. Antes de eso, se lo conoció simplemente como "nuevo coronavirus 2019" ("2019 novel coronavirus" en inglés). Se corresponde con la siglas de "severe acute respiratory syndrome coronavirus 2", que significa "síndrome respiratorio agudo severo por coronavirus 2".

COVID-19 es la enfermedad que causa el coronavirus SARS-CoV-2 y de ahí proviene su nombre: "CO" es de corona, "VI" es de virus y "D" es de disease, enfermedad en inglés (y, aunque también lo hemos oído en algunos sitios, no está relacionado con diciembre, el mes en que se detectó la enfermedad). El 19 del final marca el año en que surgió esta enfermedad.

No, la COVID-19 no “se lanzó en 2020”

Otra de las afirmaciones del vídeo es que la COVID-19 es “un plan internacional para el control y la reducción de las poblaciones que se lanzó en 2020”. Sin embargo, no. No es una forma de control poblacional.

Como hemos explicado en varias ocasiones en Maldita.es, fue el 31 de diciembre de 2019 cuando las autoridades sanitarias chinas informaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de casos de neumonía de origen desconocido en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, en la zona central meridional de China. 

Es cierto que las autoridades chinas cerraron el mercado de marisco, pescado y animales vivos de Wuhan, que se identificó como el origen del brote, el 1 de enero de 2020. Sin embargo, según las estimaciones, el inicio de los síntomas fue el 8 de diciembre de 2019, no en 2020.

El virus no se "lanzó": las evidencias apuntan a que su origen es natural

El vídeo también afirma que el virus ha sido una medida creada a propósito para controlar la población o para utilizar como arma biológica contra determinados grupos de la sociedad. Aquí ya os explicamos las evidencias que muestran que esto no es así. 

Para desmentir estos rumores y defender el trabajo que realizaron desde el comienzo de la pandemia los profesionales sanitarios de todo el mundo, en especial de China, científicos especializados en salud pública que seguían de cerca la crisis sanitaria del nuevo coronavirus publicaron un comunicado en la revista The Lancet. Además, hacían referencia a las investigaciones que demostraban el origen natural de este brote de COVID-19.

El objetivo principal del texto era condenar y desmentir los rumores que mantenían que el origen de la epidemia no fue natural, sino una creación humana como herramienta para lograr fines de todo tipo (reducir la población envejecida, igualar el número de hombres y mujeres...). Sin embargo, según indica el comunicado publicado en The Lancet, "científicos de múltiples países han analizado genomas del agente causal y los resultados concluyen, de forma abrumadora, que el origen está en la vida silvestre".

"Sucedió lo mismo cuando apareció el SARS en 2002 o la conocida como gripe A, la nueva variante del H1N1, en 2009", indicaba a Maldita Ciencia Albert Bosch Navarro, presidente de la Sociedad Española de Virología. "Cada vez que sucede un caso similar, hay una serie de iluminados que dice que el virus ha sido creado en un laboratorio o que se ha escapado de él. Sin embargo, hoy en día se sabe que, a partir de alguna especie de murciélago, esta debe haber pasado a otra especie animal intermedia  y de ahí, a nosotros", explicaba Bosch.

Las vacunas no reactivan los virus

Lo siguiente que dice el ginecólogo italiano es que “lo que reactiva el virus es el terreno inmune debilitado de la vacunación” haciendo referencia, interpretamos, a la vacuna de la gripe. Este es uno de los principales argumentos de varios activistas antivacunas como Judy Mikovits, de la que ya hablamos aquí o aquí a raíz de su aparición en el documental Plandemic; o Dolores Cahill, sobre la que también hablamos en este artículo

Sin embargo, el propósito de las vacunas es “enseñar” a nuestro cuerpo cómo “luchar” contra un patógeno determinado. Al introducir en el organismo un antígeno (virus o bacteria) desactivado, el sistema inmune actúa como si este estuviera vivo y se arma contra él. "De este modo, el individuo queda protegido y ante una segunda infección, que puede ser con el virus o bacteria ya 'vivo', lo reconocen antes y acaban con él", explicaba aquí a Maldita Ciencia Noelia Casares, experta en inmunología e inmunoterapia en el Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra.

Esto con respecto a las vacunas en general pero, ¿qué ocurre con la de la gripe? ¿Por qué los antivacunas la utilizan como argumento en el proceso de frenada de la pandemia? Muchas se basan en un estudio científico titulado 'Vacunación contra la gripe e interferencia del virus respiratorio entre el personal del Departamento de Defensa durante la temporada de gripe de 2017 a 2018' publicado en octubre de 2019, antes de que empezase el brote de COVID-19 y se conociese el virus que lo provoca y sobre el que ya hablamos aquí.

Según los datos del estudio, hubo un aumento de las probabilidades de tener coronavirus (distintos del coronavirus que provoca COVID-19) y metapneumovirus humanos en los individuos que recibieron la vacuna contra la gripe. No obstante, el propio autor del artículo concluye que "los resultados generales del estudio mostraron poca o ninguna evidencia que apoyara la asociación de la interferencia de virus y la vacunación contra la gripe. Los resultados de los virus respiratorios individuales fueron mixtos, y algunos refutaron la interferencia de virus".

El propio artículo científico cita un estudio de 2013 en el que participaron 2.010 niños y 1.738 adultos que no encontró relación entre vacunarse contra la gripe y detectar otros virus respiratorios, tanto en adultos como en niños. Este otro estudio de 2017 en Estados Unidos tampoco encontró interferencia de virus entre los vacunados contra la gripe.

No es cierto que no haya enfermos de COVID-19 y que lo que muestran las pruebas positivas es quién es portador

Según el vídeo, en realidad nadie está enfermo de COVID-19, sino que solo existen portadores sanos que, sin embargo, darán positivo en las pruebas (PCR, en este caso) y que “ninguna de las pruebas pueden detectar el virus SARS-CoV-2” y "los resultados de la prueba del virus son falsos porque se realizan en presencia de infecciones micoticas y bacterianas". Esto no es cierto.

Como explican aquí los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), aquí el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) y el Ministerio de Sanidad en esta nota de prensa, la PCR (siglas en inglés de ‘Reacción en Cadena de la Polimerasa’) es una prueba de diagnóstico que permite detectar un fragmento del material genético de un patógeno o microorganismo. En la actual pandemia de coronavirus, como en otras crisis de salud pública relacionadas con enfermedades infecciosas, se está utilizando desde los primeros días para determinar si una persona está infectada o no. Es decir, estas pruebas sí pueden detectar la presencia de coronavirus. Aquí te contábamos más sobre el tema. Hemos desmontado diversas falsedades sobre las PCR en este otro artículo.

Mediante esta técnica se localiza y amplifica un fragmento de material genético, que en el caso del coronavirus es una molécula de ARN. Si tras el análisis en un laboratorio de microbiología de una muestra respiratoria de una persona sospechosa de estar infectada, la prueba detecta ARN del virus, el resultado es positivo y se confirma que está infectada por el SARS-CoV-2.

Si la técnica de PCR no detecta el material genético del virus, la persona no estaría infectada; cuando hay una sospecha clínica importante se debe realizar otra prueba para asegurar que el paciente no está infectado por el virus. Ahora bien, que una persona esté infectada no quiere decir que vaya a desarrollar la enfermedad.

José Manuel Bautista, catedrático de Biología Molecular que coordinó el laboratorio de detección COVID-19, aclara "no es cierto que la PCR que se está utilizando ahora sea inespecífica". Por lo tanto, la presencia de bacterias u hongos no anulan los resultados de las PCR.

“Los cebadores para amplificar (sustancias necesarias en la reacción en que se basa las PCR) son específicos para SARS-CoV-2 (el coronavirus que causa la enfermedad) y no para otros virus. Hay otros PCR generalistas para detectar más coronavirus, pero los que se usan ahora son altamente específicos”, afirma. Os lo explicamos aquí.

A diferencia de la PCR, es cierto que los test rápidos no identifican el ARN del virus, sino que detectan, o bien anticuerpos producidos frente al virus utilizando una muestra de sangre (otra manera de conocer si el paciente está o ha estado infectado), o bien proteínas del virus presentes en las muestras respiratorias.

Los test rápidos o serológicos pueden detectar en unos minutos las moléculas que el organismo ha producido contra el virus (los anticuerpos). El resultado puede leerse en el mismo punto de extracción. Sin embargo, como explica en este artículo la Agencia SINC, no son útiles para diagnosticar en todos los casos, porque alguien que se acabe de infectar dará negativo.

Los anticuerpos “comienzan a producirse a partir del sexto día del inicio de síntomas, a la vez que se observa un descenso de la carga viral”, explica el Ministerio de Sanidad en un documento del 7 de abril. “A los siete días, casi la mitad de los casos tiene anticuerpos totales y a los quince días casi el 100 %, tanto en los casos leves como los graves”. Es decir, “las técnicas de anticuerpos (…) ofrecen la posibilidad de detectar enfermedad activa de varios días de evolución”, pero no un contagio reciente.

No hay evidencias de que vacunarnos hará que estemos enfermos y debilitados

El ginecólogo afirma que, “una vez vacunados, todos estaremos enfermos y debilitados”. Esto no es así, como ya hemos comentado unos párrafos más arriba: al vacunarnos nuestro sistema inmune se entrena para poder acabar con posibles amenazas microscópicas (ya sean virus o bacterias) en el caso de que entren en contacto con nuestro organismo de manera natural a partir del momento en el que recibimos el fármaco. ¿Cómo? "Engañando" al sistema inmune, como en un ensayo general, para que esté listo y actúe en el “estreno de la obra”, es decir, cuando de verdad entra en el organismo el virus o bacteria. A esto se le conoce como inmunización. 

* Actualizado el 20 de agosto con el enlace a la base de datos del Colegio de Médicos de Italia según la cual sigue siendo médico, tras consultar al medio de verificación italiano Pagella Politica.

Primera fecha de publicación del artículo: 19/08/2020.


Primera fecha de publicación de este artículo: 19/08/2020

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