¿Eres de los que con una taza de café se pone como una moto todo el día? ¿O de los que se toma un par de refrescos con cafeína para cenar y luego duerme sin problema? El caso es que no hay duda de que la misma cantidad de cafeína puede afectar de manera muy distinta a cada persona. La diferencia está en el metabolismo de cada uno de nosotros, que puede deshacerse de ella con mayor o menor rapidez, lo que repercutirá en la intensidad de sus efectos.
La cafeína ocupa podios internacionales. Por ejemplo, es el estimulante del sistema nervioso central más utilizado en el mundo, gracias a que se absorbe rápida y completamente (aproximadamente absorbemos un 99% de la sustancia) a los 45 minutos de haberla tomado. Puede alcanzar su punto máximo en la sangre entre los 15 minutos y las dos horas.
“Cuando se consume en bebidas (más comúnmente café, té o refrescos), la cafeína se absorbe rápidamente en el tracto gastrointestinal y se distribuye por el agua corporal a todo el cuerpo”, indica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Es más, añade que se puede lograr una absorción más rápida aún “masticando chicles que contengan cafeína u otras preparaciones que permitan la absorción a través de la mucosa oral”.
En palabras de Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos, la sensibilidad a la cafeína es bastante individual. “Parece ser que depende de los distintos metabolismos, de nuestra capacidad de asimilar esta sustancia: de ahí que haya quienes la metabolizan y la eliminan más rápido, de manera más eficaz”, explicaba la experta en una de nuestras Twitcherías Científicas.
En este caso, lo que ocurre es que la cafeína no estará tanto tiempo en el organismo y, por lo tanto, no tendrá un efecto tan intenso. En cambio, en personas en quienes se da una metabolización más lenta o menos eficaz, la cafeína permanece más tiempo en el organismo, de ahí que se noten más sus efectos. “Parece que que la sensibilidad individual se debe a eso a los distintos ritmos de metabolización. Es decir, sí podemos decir que hay distinta tolerancia”, concluye Robles.
Esta tolerancia puede variar. “Las personas a menudo desarrollan una ‘tolerancia a la cafeína’ cuando la toman regularmente, lo que puede reducir sus efectos estimulantes, a menos que se consuma una cantidad mayor”, explica en su página web la Escuela de Salud Pública de Harvard (Estados Unidos).
De qué depende el metabolismo de la cafeína
Aunque la metabolización de la cafeína depende en gran parte de nuestros genes (concretamente del gen CYP1A2), es decir, la ‘heredamos’, existen otros factores que también pueden acelerar o ralentizar el proceso. Uno de ellos es la edad: en bebés de hasta 5 y 6 meses (que no deben consumirla) la capacidad para metabolizar la cafeína es limitada, por lo que puede permanecer en su cuerpo hasta 80 horas.
Hábitos como el tabaquismo también interfieren en el proceso, en este caso, acelerando el metabolismo de la sustancia. Los anticonceptivos orales, el embarazo, o la obesidad, sin embargo, reducen la velocidad con la que el cuerpo la asimila.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos, que forma parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.
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