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MALDITA CIENCIA

¿Hay relación entre la calima y el cambio climático?

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La península ibérica y Baleares están viviendo desde el pasado lunes, 14 de marzo, un episodio de calima sahariana procedente del norte de África. En Maldita.es hemos explicado qué consecuencias tiene y trasladamos algunos consejos para evitar los efectos nocivos en la salud. Ahora, tomando un poco de perspectiva con este asunto, ¿guarda el cambio climático alguna relación con estos episodios de polvo en suspensión del Sáhara? 

Actualmente existen evidencias suficientes para afirmar que la crisis climática provoca que los eventos meteorológicos extremos sean más intensos y frecuentes (sequías, inundaciones, olas de calor, entre otros), pero su conexión con las calimas aún no está clara y hacen falta estudios de atribución, investigaciones científicas robustas que vinculen este problema global a situaciones concretas.

Según detalla Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), “no está muy claro, no existe una tendencia clara” que relacione el cambio climático con un aumento de los episodios de polvo en suspensión en la península ibérica, Baleares o Canarias. Sin embargo, sí que es cierto que el desierto del Sáhara, que es la fuente de este polvo de la calima, “ha aumentado su extensión alrededor de un 10% en los últimos 100 años”. 

“Con el cambio climático y el aumento de temperaturas que conlleva, la aridez está aumentando. Terrenos más áridos [como el Sáhara y su aumento de extensión] suponen una mayor fuente de partículas de polvo”, resume Del Campo.

Mar Gómez, doctora en Física y responsable del área de Meteorología de eltiempo.es, reconoce que estos episodios de calima “no se pueden relacionar directamente con el calentamiento global sin un estudio de atribución”, pero apunta que la literatura científica sí prevé que estas intrusiones de polvo sahariano “pueden ser más frecuentes e intensas en el futuro”.

Para explicar esto, Gómez cita un estudio publicado en 2021 en la revista científica Science Advances liderado por un equipo de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en el que se reconstruyeron los flujos de polvo sahariano de los últimos 5.000 años. Entre las conclusiones, la investigación destaca que la llegada de este polvo a la península ibérica se ha incrementado en un 400% en estos cinco milenios y que hubo ‘picos’ de llegada de estas calimas que coincidían con episodios de cambios climáticos abruptos en el Atlántico Norte y el resto del planeta. 

Hay que decir que estos cambios climáticos del estudio de Science Advances no tienen que ver con el actual: se atribuían a otras causas diferentes (actividad solar, volcanes, deshielos naturales), no siempre conllevaban un calentamiento global y no tenían su origen en la actividad humana.

La profundidad y ubicación de las borrascas influye en los episodios de calima

Otra posible relación, aunque indirecta entre cambio climático y calimas es la profundidad e intensidad de las borrascas, zonas de baja presión atmosférica donde el aire fluye hacia el interior de estas áreas y produce nubosidad, vientos fuertes y precipitaciones.

Como indica Del Campo, las borrascas como Celia, que es la que está teniendo impacto en España y Portugal esta semana, son “las que originan los vientos que llevan en polvo en suspensión hasta la península”. No obstante, sigue habiendo incógnitas sobre cómo el cambio climático actúa en los patrones de borrascas concretos que llegan al Sáhara, que son los que traen el polvo a Canarias, la península ibérica y Baleares.

La calima puede ser beneficiosa para el medioambiente

Gómez recuerda que, a pesar de los riesgos para la salud humana que se atribuyen a la calima (especialmente en grupos de riesgo, embarazadas, ancianos, niños y pacientes con enfermedades respiratorias), este polvo del Sáhara puede tener beneficios medioambientales: “La deposición del material sobre superficies continentales como oceánicas supone un aporte de micronutrientes para los ecosistemas”.

En este sentido, un artículo publicado en The Conversation explica cómo las partículas saharianas contribuyen en ecosistemas acuáticos y terrestres, aportando micronutrientes gracias a que este polvo es rico en fósforo, potasio y calcio.

Pero no siempre se trata de un escenario ideal: el polvo en suspensión puede mezclarse con contaminantes industriales y empeorar los episodios de contaminación severa, como ocurrió en Reino Unido en primavera de 2014 y explica un artículo científico publicado en 2016.

Por último, Yurima Celdrán, graduada en Ciencias del Mar y meteoróloga en Meteored, detalla que la calima “reduce la posibilidad de que se produzcan tormentas tropicales”. También ayuda a que la atmósfera se enfríe y reduce el calentamiento de la superficie oceánica ya que las partículas de polvo “reflejan la luz solar”.

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