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¿Por qué al pronunciar una palabra muchas veces la encontramos extraña? La respuesta está en la saciedad semántica

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Escoge una palabra, cualquiera de la que sepas su definición y en tu idioma materno (por ejemplo: maldita). Ahora repítela muchísimas veces, en voz alta y hasta que te hartes de este experimento. Lo más seguro es que acabes encontrándola absurda e incluso te sientas raro al pronunciarla, como si fuera una cadena de sonidos repetidos sin sentido. Puede que incluso te cuestiones qué significa exactamente ‘maldita’ y acabe perdiendo sentido de a qué define. ¿Qué es este fenómeno y por qué sucede? Te presentamos el concepto de saciedad semántica.

Según explica el psicolingüista Johannes Gerwien en la revista Investigación y Ciencia y en Spektrum.de, “a cada palabra le corresponden dos tipos de información en nuestro cerebro: significado y forma. Esta última consta de grafía (forma escrita, ‘maldita’) y de sonido, es decir, de la sucesión de fonemas y sílabas y de su entonación correcta (/mal/, /di/ y /ta/)”. 

Así, almacenamos para cada palabra la relación específica entre significado y forma, lo que nos permite descifrar qué quiere decir alguien cuando articula una palabra concreta: si escuchamos ‘maldita’ recogemos que puede ser la definición en el diccionario o el medio de comunicación. Esto también ocurre cuando nosotros mismos somos los que pronunciamos esta palabra y nos escuchamos, pero también puede pasar sin que nuestra cabeza tenga que consultar en su diccionario personal y se limite únicamente a mover los músculos necesarios para pronunciar la palabra ‘maldita’.

Así, Gerwien destaca que si una palabra se repite con demasiada frecuencia, “los grupos de neuronas que almacenan el significado del vocabulario se sobreestimulan: la parte del significado se vuelve ‘sorda’, por así decirlo, y no se activa por el sonido”. Esto acaba causando que una palabra acabe por resultar extraña y sin sentido después de repetirla muchas veces.

Como curiosidad final, los psicolingüistas han planteado diferentes aplicaciones que podría tener la saciedad semántica: para el tratamiento de fobias, para personas con tartamudez que sufren de miedo escénico o para entender cómo funcionan los procesos mentales en personas capaces de hablar varios idiomas.


Primera fecha de publicación de este artículo: 15/03/2022

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