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MALDITA CIENCIA

Alimentación e hipotiroidismo: ¿es recomendable prescindir de gluten y lácteos tras su diagnóstico?

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Ante un diagnóstico como el de hipotiroidismo, un trastorno por el que la glándula tiroides no produce la cantidad suficiente de determinadas hormonas importantes para nuestra salud, son muchas las dudas y preguntas que nos pueden surgir. Entre ellas, nos habéis planteado si es necesario eliminar de la dieta habitual cereales y lácteos como alternativa para paliar las posibles consecuencias derivadas de este trastorno. Según los expertos consultados por Maldita.es, no a todas las personas con hipotiroidismo se les recomienda abandonar, o más bien disminuir de su dieta, alimentos que contengan gluten o lactosa.

¿Qué relación existe entre el hipotiroidismo y la alimentación? 

Como medicamento para el tratamiento el hipotiroidismo se utiliza la levotiroxina sódica, una forma sintética de la hormona tiroxina (T4). Ahora bien, según Ariana Fiume Di Martino, dietista-nutricionista en el centro de nutrición Júlia Farré, no debemos olvidar los diferentes cofactores que permiten la transformación de esta tiroxina sintética a Triyodotironina (T3), la forma activa de la hormona, la que desempeña el papel metabólico.

“Entre estos ‘cofactores’ se encuentran las vitaminas y minerales como el yodo, el selenio, el zinc, el hierro, el magnesio, la vitamina D, el complejo B… Por lo que, en el tratamiento del hipotiroidismo, será interesante consumir alimentos que favorezcan su presencia”, recuerda la experta. 

Es el caso del yodo, sin el que la glándula tiroides no sería capaz de producir hormonas (presente en la sal yodada, pescados como el atún o el bacalao, mariscos, productos lácteos fortificados con yodo, huevos, ajo, tomates espinacas…); el selenio, que influye en la conversión de T4 en T3 (sardinas, fletán, salmón o atún, carne, espinacas, hígado…) al igual que el zinc (chocolate negro, carnes, kéfir, yogurt, semillas de calabaza, setas, cereales integrales…); vitaminas del complejo B (carnes, pescados, huevos, cereales integrales o productos elaborados a base de estos…), magnesio (chocolate negro, semillas de calabaza, aguacate, nueces…) y el hierro, que ayuda en la síntesis de hormonas tiroideas (legumbres, mariscos, hígado, semillas de calabaza…). 

Además, según explica a Maldita.es Guadalupe Blay, responsable del área Endocrino-Metabólica y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el hipotiroidismo se asocia con factores de riesgo cardiometabólicos (FRC), es decir, con el aumento de la probabilidad de daño al corazón o los vasos sanguíneos (obesidad, exceso de grasa, presión arterial alta…). 

En este sentido, en palabras de Blay, “existe una estrecha relación entre el estado nutricional y el perfil lipídico, en el que pacientes con obesidad presentan colesterol, LDL (lipoproteínas de baja densidad) y triglicéridos altos, además de mayor índice cintura cadera y mayor porcentaje de grasa corporal”. “Es por ello por lo que se recomienda realizar una dieta equilibrada, baja en grasas saturadas”, añade. Su recomendación también invita a evitar el consumo de alimentos altamente procesados o con elevado contenido de grasa saturada o azúcares.

La alimentación no puede prevenir el hipotiroidismo, pero sí ayudar a reducir su sintomatología

Aunque no existe evidencia científica de que el hipotiroidismo se pueda prevenir a través de la alimentación, “cabe señalar que estos minerales y vitaminas [de los que hemos hablado] pueden ayudar a reducir su sintomatología clínica y mejorar la absorción de la levotiroxina”, afirma Blay.

El nutriente más estudiado en este sentido es el yodo. Su deficiencia se relaciona con la aparición de bocio (agrandamiento general de la tiroides) y disminución de hormonas tiroideas (las hormonas formadas gracias a él, de ahí su importancia). 

Pero no siempre ‘más’ es ‘mejor’. Como señala Fiume, se debe vigilar su consumo, ya que un exceso puede ser incluso contraproducente. Además, “es muy importante conocer el contexto de la persona y valorar los diferentes factores que pueden desencadenar la enfermedad en ella, no solo la ingesta adecuada de yodo a través de alimentos”, añade.

Por último, como explica Fiume, es importante el estado de órganos como el hígado y el intestino ya que, al contrario de lo que se suele pensar, no solo es la tiroides la encargada de la activación de la T3, sino que estos también colaboran: “De ahí lo importante que es tener una alimentación adecuada en general, para poder tener funcionalidad máxima de estos órganos".

¿Eliminar gluten y lácteos tras un diagnóstico de hipotiroidismo? 

Ante la pregunta de si, por norma general, una persona con hipotiroidismo debe eliminar de su alimentación cualquier atisbo de gluten y lácteos, la respuesta es no. Como adelantaba Fiume, es muy importante conocer las circunstancias y precedentes del paciente para valorar cómo encarar este trastorno. “No a todo el mundo se le recomienda abandonar o disminuir de su dieta alimentos que contengan gluten o lactosa”, señala.

Ahora bien, en la práctica sí se hacen recomendaciones similares a quienes presentan un positivo en analíticas de cierto tipo de anticuerpos antitiroideos, es decir, que atacan a las células tiroideas sanas y pueden producir un trastorno autoinmunitario de la tiroides. Se trata de los  anticuerpos antitiroglobulina (anti-TG), que pueden ser signo de enfermedad o tiroiditis de Hashimoto; o anticuerpos antiperoxidasa (anti-TPO), comunes en otra enfermedad autoinmunitaria, la enfermedad de Graves. Tanto la de Hashimoto como la de Graves son dos de las causas más comunes del hipotiroidismo.

“Esto es porque, tanto el gluten como la lactosa, en teoría, podrían favorecer a estados proinflamatorios con mayor respuesta inmunitaria. Esto haría que los anticuerpos contra la tiroides se mantuviesen elevados y, en consecuencia, ‘atacasen’ este órgano, dificultando el adecuado funcionamiento del metabolismo tiroideo”, explica Fiume.

Por otro lado y según la experta, al estar descrita la relación entre los trastornos tiroideos autoinmunes, como el de Hashimoto y enfermedad celíaca, aquellas personas con predisposición genética o que padecen celiaquía, evidentemente, se beneficiarán de una dieta sin gluten. “Muchas veces, al retirar este alimento, mejoran muchos síntomas gástricos y valores analíticos”, señala Fiume

Lo mismo ocurre con los pacientes intolerantes a la lactosa o alérgicos a las proteínas de la leche. “La caseína y la proteína de suero son otros dos ingredientes de los productos lácteos que pueden contribuir a los problemas digestivos en personas con hipotiroidismo si son intolerantes o tienen alergia”, señala Blay, ya que podría generar más inflamación. En estos casos, añade, puede existir una inflamación crónica que redujese el recuento total de receptores tiroideos y alterase la función de la hormona tiroidea.

Según la experta de la SEMG, si se diera esta situación, es conveniente iniciar un protocolo autoinmune, “un plan alimentario temporal en el que se elimina durante entre 1 y 3 meses (o incluso más) todos aquellos alimentos que son susceptibles de promover inflamación y de desencadenar reacciones autoinmunes en el organismo”, como explican Gemma Sesmilo, Responsable del servicio de endocrinología del Hospital Quirón-Dexeus y Neus Pallarès, nutricionista y educadora en diabetes. Posteriormente, se reintroducen para averiguar cuáles causan realmente reacción.

Ahora bien, en palabras de Blay, cuando la afección ya tiene características autoinmunes, “deberían eliminarse todos los cereales de la dieta, por la reacción cruzada entre la gliadina, una glucoproteína y los cereales”.

En conclusión, como recoge Fiume, “la solución no es eliminar alimentos de la dieta tras un diagnóstico, si no ajustar las recomendaciones nutricionales al contexto de la persona”.

Este contenido es apoyado por la iniciativa “Alimentando el cambio” de ACTIVIA en el que Maldita.es colabora elaborando contenidos independientes según su metodología.

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