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¿Qué alimentos no deben tomar los bebés durante su primer año de vida?

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En Maldita.es nos encanta resolver vuestras dudas relacionadas con los bebés. Ya nos habéis preguntado por trucos para ayudar a que se duerman, cómo influye en su salud convivir con mascotas o si es aconsejable que no tome agua hasta los seis meses. Ahora, aprovechando que hace poco inauguramos Maldita Alimentación, nos habéis preguntado por qué alimentos es mejor que no consuman las criaturas durante el primer año de vida o que, directamente, deberían estar prohibidos en su alimentación.

Alimentos que están totalmente desaconsejados

Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en algo que no deberían comer los bebés son aquellas cosas que tengan cierto riesgo de atragantamiento. El Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP) indica a Maldita.es que el alimento más reconocible de esta categoría son los frutos secos, pero también las aceitunas, la zanahoria o la manzana crudas, cualquiera que tenga consistencia dura y que sea de pequeño tamaño. En este listado de alimentos a evitar, el dietista-nutricionista Daniel Ursúa agrega las salchichas, que "se pueden encajar en la tráquea", y las uvas"que se recomiendan cortarlas de manera longitudinal para evitar este riesgo".**

Para evitar el riesgo de atragantamiento, lo mejor es acompañar a los niños durante la comida. En el caso de que se dé esta situación, os dejamos este artículo del proyecto En Familia de la AEP.

Otros platos que deberían excluirse de la dieta del bebé son las carnes de caza. Marián García, farmacéutica y divulgadora, explica en este artículo que los animales cazados con munición de plomo deberían evitarse, al menos, hasta los seis años. Esto se debe a que el plomo puede contaminar la carne y provocar daños neuronales. La Organización Mundial de la Salud recoge en este artículo las consecuencias negativas en salud de la intoxicación por plomo en niños, advirtiendo que “no existe un nivel de concentración de plomo en sangre que pueda considerarse exento de riesgo”. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) también recomienda evitar el consumo de carne "para niños y niñas de hasta siete años, mujeres embarazadas, planificando estarlo o en lactancia".

¿Qué hay del pescado? García indica que los de gran tamaño, como el tiburón, atún rojo, pez espada o el pez emperador, “debe aplazarse hasta los tres años”. Esto se debe al riesgo de toxicidad por metales pesados (el más común, el mercurio). Pero que esto no aleje a los bebés del pescado en general: “Es aconsejable, por su contenido en ácidos grasos poliinsaturados omega-3”, comenta la farmacéutica. Algunas recomendaciones de consumo son el salmón y el atún de lata. Por su parte, la AESAN ha publicado una detallada biografía con las recomendaciones de consumo de pescado y el riesgo de presencia de mercurio.

Otro clásico de alimentos a evitar para bebés es la miel. Ya no solo por su contenido en azúcar, desaconsejado en niños (más adelante comentamos esto), sino por el riesgo de botulismo infantil, una enfermedad grave causada por la bacteria Clostridium botulinum y que está asociada al consumo de miel contaminada. Por ello, la OMS desaconseja el consumo de miel a los lactantes menores de un año. No obstante, García apunta a que la miel de las papillas para bebés están exentas de este riesgo gracias a sus procesos de descontaminación, aunque está igual de desaconsejado “por el exceso de azúcar que conlleva”. Beatriz Robles, tecnóloga de alimentos y dietista-nutricionista, precisa a Maldita.es que la enfermedad relacionada con el consumo de miel es el botulismo infantil, "una manifestación distinta de la del botulismo que se manifiesta con parálisis, estreñimiento y falta de expresividad".*

Reducir el consumo de sal es una recomendación para la población en general (lo ideal es menos de 5 gramos diarios, según la OMS). Pero los expertos en nutrición pediátrica insisten en evitar este condimento para controlar la tensión arterial entre los niños. Esto es, evitar el consumo de sal durante la infancia para que este no aumente con la edad de forma nociva. También se recomienda evitar (o controlar el contenido de sal de) los alimentos muy salados, como vegetales en conserva, carnes curadas, pastillas de caldo y sopas en polvo. Dentro de esta recomendación también están los condimentos picantes, que según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) no son muy bien tolerados por los paladares de los bebés.

Aunque el consumo de verduras, a priori, es altamente recomendable en bebés para que se vayan acostumbrando a una alimentación variada, desde la AEP y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recuerdan que algunas no se deben comer hasta al menos un año de vida. Es el caso de las espinacas, acelgas, col, borraja y remolacha, por su alta concentración en nitratos y que pueden ser causa de metahemoglobinemia (también denominado “síndrome del bebé azul”), una afección en la que hay una cantidad elevada de metahemoglobina (una proteína de la sangre que no puede transportar oxígeno).

En Maldita.es hemos hablado largo y tendido sobre el azúcar y sus efectos nocivos para la salud. No vamos a dejar pasar esta ocasión para recordar que está desaconsejado endulzar los alimentos de los bebés con azúcar, miel, sacarina o leche condensada para evitar las probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad durante la infancia y la vida adulta, como indican las directrices de la OMS. Esto se extiende a alimentos ultraprocesados con alto contenido de azúcar, como dulces, golosinas o snacks. “Siento ser apocalíptica, pero no hay que tener en casa ni una miga de bollería industrial. Todos ellos deben estar proscritos de la lista de la compra”, comenta Marián García. 

En este sentido, Ursúa hace especial mención a aquellos ultraprocesados diseñados para bebés, como mi primera galleta, petit-suisse, "yogures" bebibles y demás. "Se revisten de saludables y esconden mucha cantidad de azúcar", apunta.**

El sustitutivo por excelencia del azúcar es la fruta entera, que es dulce de por sí y forma parte de una dieta equilibrada. “Todas son buenas, aportan vitaminas y fibra”, inciden desde la AEP. Precisamente uno de los problemas del azúcar añadido en productos ultraprocesados, recuerda Ursúa, es que "altera el umbral del sabor, haciendo que, por ejemplo, la fruta no les resulte tan dulce y la rechacen". En este sentido, recordamos que la fruta entera es mucho más sana que los zumos, purés o licuados.

Cada bebé tiene una preferencia en su consumo, ya sea chupar las piezas o roerlas en trozos, especialmente a partir de los 8 o 9 meses. Y como hemos comentado al principio: vigilancia y mucho cuidado con las piezas duras, pequeñas o fáciles de partir con poquitos dientes que pueden provocar atragantamiento.

Recomendaciones: introducir alimentos uno a uno para controlar alergias, autonomía y que decida la cantidad 

Más allá de las comidas a evitar, desde la AEP apuntan que lo más importante es seguir unas pautas en la alimentación de los bebés para que a partir de los seis meses vayan introduciendo en su dieta nuevos alimentos hasta que hayan probado de todo cuando cumplan el año.

En este proceso, la Asociación de Pediatría insiste en que lo mejor es ir añadiendo los alimentos nuevos uno a uno “para controlar la aparición de posibles alergias”, que sea el niño quien tome la iniciativa y coma los mismos alimentos que el resto de miembros de la familia (pero que sea él quien decida la cantidad adecuada, no las madres o padres) y que es preferible una alimentación basada en platos caseros. “Nunca hay que forzarles a que coman o terminen lo que hay en el plato”, apostilla la AEP.

¿Qué hay del agua y la leche?

En Maldita.es tenemos un artículo dedicado a por qué no es recomendable que un bebé menor de seis meses tome agua, aunque esto no es una prohibición en sí sino un consejo. Cecilia Gómez Málaga, vocal de la AEPap señala a Maldita.es que los bebés, en principio, no precisan agua porque "se autorregulan bien". "Si tienen sed, toman un poquito [de leche] para calmarla y se sueltan del pecho; y ya en la toma que tienen más hambre toman más cantidad de leche", señala la experta. "No obstante también se le podría dar un poco de agua sin problema", añade. Esto se debe a que la leche materna, en situaciones normales, ya es capaz de aportar la cantidad suficiente de nutrientes y agua.

¿Y qué ocurre con los tipos de leche distintos a la materna? Sobre la de vaca, la AEP es clara: “No deben tomarla durante el primer año, pero no quiere decir que no la puedan probar”. Por otro lado, la postura de García es demorar el consumo de otros productos basados en esta leche, como los yogures o los quesos frescos, hasta los nueve o diez meses de vida.

Por último, los quesos elaborados con leche cruda (como es el caso del feta o el roquefort) tampoco son recomendables para bebés ni para niños de corta edad por la posibilidad de encontrar patógenos como la listeria. No obstante, la mayoría de este tipo de quesos que se venden envasados suelen pasar por un proceso de pasteurización que elimina casi todos los microorganismos nocivos de la comida. En este caso, siempre vendrá indicado en la etiqueta del producto.

* Actualizado el 3 de septiembre con declaraciones de la tecnóloga de alimentos y dietista-nutricionista Beatriz Robles.

** Actualizado el 15 de septiembre con declaraciones del dietista-nutricionista Daniel Ursúa

Este contenido es apoyado por la iniciativa “Alimentando el cambio” de DANONE en el que Maldita.es colabora elaborando contenidos independientes según su metodología.

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