¿Es cierto que es mejor comer la fibra sola o da exactamente igual hacerlo junto al resto de la comida? Por ejemplo, ¿es mejor comer un kiwi a media tarde, de postre o da lo mismo? Si has optado por la última opción en ambas preguntas, ¡premio! La fibra, la comas como la comas y dentro o fuera del menú, siempre actuará de la misma forma en nuestro cuerpo. Eso sí, si la utilizas como picoteo entre horas o un rato antes de comer, sobre todo en forma de fruta, reducirá la ansiedad y el hambre con las que llegarás a la siguiente comida.
“La fibra se va a comportar exactamente igual si la ingerimos sola que si lo hacemos con el resto de comida: al final, carecemos de las enzimas digestivas necesarias para su digestión”, explica a Maldita.es Sevi González, dietista-nutricionista y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. Además, recuerda que hay que distinguir entre la fibra soluble (en la avena, los guisantes, las manzanas, los cítricos...) y la que no lo es (en la harina de trigo integral, el salvado de trigo, los frutos secos y las verduras como la coliflor, por ejemplo). “Mientras que la primera es capaz de ‘apelmazar’ los alimentos, ralentizando el tránsito; la segunda se encarga justo de lo contrario, acelerando así las deposiciones”, explica.
“Sobre el tema de la fibra antes o después, en especial si hablamos de fruta, partimos de la base de que comerla es bueno a cualquier hora (y cuanta más, mejor). Ahora bien, si tomamos fruta entre horas o un rato antes de comer, es cierto que nos va a aportar saciedad. Se trata de un picoteo saludable que nos va a ayudar a llegar a la siguiente comida sin ansiedad y sin tanta hambre”, explica a Maldita.es el dietista-nutricionista Daniel Ursúa. Añade que comerla junto al resto de alimentos no supone un problema ni mucho menos, sino que se trata de una cuestión de objetivos.
Que sí, que todos hemos oído alguna vez que tenemos que comer más fibra o, al menos, la suficiente. Pero, ¿por qué? Por los numerosos beneficios para la salud que esta aporta (salvo que exista patología o contraindicaciones): la regulación de evacuaciones, el control de peso y del nivel de azúcar en sangre, la ayuda en el mantenimiento de la salud intestinal... Además de ser un factor de protección frente a cardiopatías y cáncer intestinal. Por último, contribuye a la saciedad.
El consejo de González para aumentar sin esfuerzo la cantidad de fibra de nuestra dieta es sustituir productos refinados por su versión integral e incluir un buen abanico de vegetales, tanto frutas como verduras, en nuestro día a día.
Y volviendo al ejemplo que nos trajo hasta aquí, el kiwi: que sepas que tiene fibra, pero no es la fruta que más. Mientras que, según la base de datos FoodData del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el kiwi aporta 3 gramos de fibra por cada 100 de fruta; la frambuesa aporta 6’5 y la pera, 3’1, por ejemplo. Por no hablar de legumbres como las lentejas (7’9 gramos) o frutos secos como las nueces (12’5 gramos).
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Sevi González, dietista-nutricionista.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 08/07/2021