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MALDITA CIENCIA

¿Por qué el sonambulismo es común en la infancia pero raro en los adultos?

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Nos habéis preguntado por qué es tan común el sonambulismo entre los más pequeños pero se vuelve menos habitual a medida que cumplimos años. La razón es que este trastorno se da en la fase de sueño profundo a vigilia y, mientras que en los niños esta es prolongada, según se avanza en edad se reduce, disminuyendo con ello la posibilidad de levantarnos sonámbulos. 

Como explica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el ciclo normal del sueño tiene varias etapas, desde la somnolencia leve hasta el sueño profundo. El sonambulismo se da con mayor frecuencia durante el sueño profundo no MOR (movimientos oculares rápidos), en las primeras horas de la noche (sueño N3 o profundo). 

“El sonambulismo es un trastorno debido a una alteración de los mecanismos del despertar, fundamentalmente desde la fase de sueño profundo. Cuando la persona se encuentra en ella, si hay un estímulo que a otra persona le podía haber despertado, estos individuos quedan en un estado intermedio entre la vigilia y el sueño”, explica a Maldita Ciencia Juan José Poza, neurólogo y presidente del comité científico de la Sociedad Española del Sueño (SES). “Digamos que parte del cerebro está dormida y parte despierta, por lo que se dan comportamientos intermedios entre ambos estados”, añade. 

El porqué de que este trastorno sea más común durante la infancia es que la fase de sueño profundo es más abundante en niños. De hecho, se da en gran parte de la primera mitad de la noche. A partir de la adolescencia, el tiempo que dura esta fase va disminuyendo. De ahí que con la edad el trastorno tienda a ser menos frecuente e incluso a desaparecer. “Aunque los episodios son menos habituales, en adultos son más floridos, más intensos, con más comportamiento motor (deseo de huida, vivencias amenazantes más bruscas y llamativas)”, explica Poza. 

La forma en la que debemos actuar, tanto ante un niño como un adulto que sufre un episodio de sonambulismo, es similar. Es importante tratar de evitar posibles accidentes, por ejemplo, cerrando bien puertas y ventanas, persianas o no dejando cosas por medio. Durante el episodio, lo recomendable es tratar de tranquilizar y reconducir a la persona a la cama: normalmente se sienten angustiados por la ensoñación. “Generalmente sienten como que hay una presencia en la habitación, quizá sensaciones amenazantes: que se caen las paredes, que hay bichos…”, relata Poza. De ahí que se muevan, hablen y actúen en consecuencia. 

Sobre la idea de que no conviene despertar a una persona sonámbula, según el neurólogo, “es una leyenda urbana”: “No hay que tener una precaución especial evitando que se despierten, pensando que aquello puede ser terrible, porque no va a pasar nada”. Eso sí, al estar en una transición entre sueño profundo y vigilia y tener una alteración del mecanismo del despertar, suele ser difícil que se despierten. Muchas veces, aunque parece que lo hacen, no es así. “Digamos que pueden estar un poco más despiertos de lo que lo estaban previamente, pero no lo están del todo y, de hecho, puede que al día siguiente no se acuerden de nada”, aclara el experto.  


Primera fecha de publicación de este artículo: 11/05/2021

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