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MALDITA CIENCIA

Nutriscore: qué es este sistema de etiquetado de alimentos, cómo funciona y por qué lo critican algunos expertos

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Vino para aclarar las dudas sobre qué alimentos son más saludables y cuáles menos pero últimamente oímos hablar de ello de forma negativa, por comparativas incongruentes que circulan en redes sociales y por críticas de algunos nutricionistas. Nutriscore es un sistema de etiquetado de alimentos que pretende ponérselo fácil a los consumidores al hacer la compra en base a lo recomendable que son los productos que encontramos en el supermercado. Pero para poder utilizarlo hay que entender bien qué es, en qué se basa y de dónde vienen polémicas y confusiones.

¿Qué es Nutriscore?

Cuando compramos un alimento o producto alimentario procesado envasado, este debe llevar por obligación legal, cierta información impresa en el envase, como un listado de ingredientes y una tabla de valores nutricionales. Pero esta información no siempre es comprensible para la mayoría del público así que para, supuestamente, hacer su interpretación más sencilla, surgen los sistemas de etiquetado frontal de alimentos. A diferencia de los ingredientes y la tabla de valores nutricionales, no es obligatorio para los fabricantes incluir estos sistemas en sus etiquetas.

Nutriscore es uno de esos sistemas que utiliza los colores del semáforo (rojo, amarillo y verde, añadiendo un naranja y un verde claro, en total, cinco colores) y las letras de la A a la E para clasificar lo saludable o insalubre de un producto: una A en color verde intenso es la mejor nota, una E en color rojo es la peor. 

Sus creadores explican en este artículo que "la finalidad de Nutriscore es ofrecer gracias a su simplicidad, una verdadera transparencia a los consumidores sobre la calidad nutricional global de los alimentos, permitiéndoles en los pocos segundos del acto de compra, reconocer y comparar la calidad nutricional de los diferentes productos y orientarlos hacia las alternativas de mejor calidad nutricional.

Nutriscore fue desarrollado en la Universidad de Oxford y está en proceso de implementación en varios países de Europa. Francia fue la primera, que anunció su aplicación en enero de 2017 de forma voluntaria, es decir, que las empresas fabricantes y distribuidoras de alimentos puede elegir si quieren o no incluirlo en sus productos.

En julio de 2020, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, anunció que España iba a adoptarlo a principios de 2021, y muchas empresas ya lo han hecho en los últimos meses, por lo que ya se puede encontrar el logotipo estampado en sus productos. Actualmente se está debatiendo su uso también en otros países europeos como Bélgica, Alemania, Países Bajos, Austria o Portugal entre otros.

¿Cómo se ponen las notas de Nutriscore?

¿De qué depende que un alimento tenga una A verde o una E roja? Aquí es donde empiezan a complicarse las cosas.

Nutriscore está basado en un algoritmo desarrollado en 2005 por un equipo de investigación en nutrición de la Universidad de Oxford, tal y como explica este artículo publicado en la Revista Española de Nutrición Comunitaria. El algoritmo va atribuyendo puntos según la composición nutricional por cada 100gr de producto, teniendo en cuenta aspectos desfavorables, como la presencia de azúcares simples, sal o grasas saturadas, y otros favorables, como que tenga proteínas, fibras, fruta, verdura, legumbres, etc

En Nutriscore lo negativo suma puntos y lo positivo los resta, de forma que cuanto más alta sea la puntuación final, menos saludable es el producto evaluado y más cerca estaría de una E roja. En cambio, cuanto menos puntos sume, más cerca de una A verde y, en teoría más saludable.

Ese mismo artículo señala que ante el problema generalizado que sufre España de obesidad y sobrepeso, igual que otros países de su entorno, “el logotipo de información nutricional a base de colores (NutriScore) sería una herramienta potencialmente útil que, al indicar las diferencias de calidad nutricional de los alimentos, ayudaría a los consumidores a orientar sus elecciones en distintos momentos teniendo en cuenta criterios nutricionales” y añade que podría ser también un incentivo para que las empresas productoras y distribuidoras de estos productos mejoren su calidad nutricional para obtener mejor nota.

Las críticas a Nutriscore

Sin embargo, existen pocas evidencias científicas de que reformular el etiquetado de los productos procesados sea una forma eficaz de mejorar la forma en que comemos, tampoco en el caso de Nutriscore en concreto una vez que se aplica en la vida real. En este post del blog Lo que dice la ciencia para adelgazar del químico experto en nutrición Luis Jiménez puedes leer varios estudios y metaanálisis sobre el tema. Según estos resultados, los etiquetados más eficaces para conseguir cambios son aquellos que solo incluyen información negativa en los productos malsanos, como este sistema implementado en Chile que alerta de cuándo un alimento tiene un alto contenido en azúcar o en sal, entre otros.

Además, desde el sector de los dietistas-nutricionistas hay algunas críticas importantes a la configuración de este sistema.

Por un lado, como recuerda aquí Revenga, hace ya años que las evidencias científicas sugieren que basar las recomendaciones sobre alimentos solo en nutrientes es una forma incompleta y poco eficaz de enfocar este tema. “En su lugar, las recomendaciones y nuevas herramientas para prevenir las enfermedades no transmisibles deberían empezar por incentivar o desincentivar categorías completas de alimentos. Para que me entiendas: bollería = mala (aunque esté enriquecida en fibra) y fruta = buena.”

El hecho de que esté basado en nutrientes y no en productos completos da pie a otros problemas, como por ejemplo que se dé mejor nota a unos alimentos que a otros sin que haya un motivo científico real para ello. Por ejemplo: que se penalicen los ácidos grasos saturados o el contenido calórico da una mala puntuación a las conservas marinas, que son alimentos interesantes en su conjunto, mientras que se da una buena nota a la mayoría de los productos light, que no lo son.

Otros ejemplos son comparativas que se han comentado en redes sociales:

Otro efecto de esto es, como explicaba la dietista-nutricionista Beatriz Robles en esta entrevista de radio, que las empresas que fabrican estos productos modifiquen ligeramente su receta para mejorar la nota sin que eso signifique que sus productos sean más o menos saludables, convirtiendo el sistema de etiquetado en algo sin ningún valor para el consumidor. 

Aclaraciones y cambios

Ante las críticas que surgieron en 2018 por algunos de estos resultados chocantes, los creadores del algoritmo han hecho algunas aclaraciones o ajustes. 

Para empezar, en un comunicado se quejaban de que muchas de esas comparaciones que se señalaban como incongruentes procedían de no haber entendido bien el sistema ya que Nutriscore solo permite comparar alimentos de la misma categoría (por ejemplo, dentro de cereales de desayuno, comparar copos de maíz con copos de arroz), comparar el mismo alimento de dos marcas distintas o comparar alimentos distintos pero que “compiten” de alguna forma: postres lácteos y yogures, magdalenas y galletas… Según esto, no tendría sentido comparar unas patatas fritas con un yogur natural y sorprenderse del resultado.

Un producto con el que ha habido especial revuelo en España es con el aceite de oliva, protagonista de nuestra gastronomía y que originalmente obtenía una triste D en Nutriscore. El Ministerio de Sanidad que en 2018 era el encargado de regular esta cuestión salió al paso de las críticas asegurando que los productos con un solo ingrediente, como en el caso del aceite, no se someterían a este sistema de etiquetado.

Pero el etiquetado sí que puede encontrarse en otros productos con un solo ingrediente, como la leche o los zumos, así que para el caso del aceite de oliva, y de otras fuentes de ácidos grasos monoinsaturados como el de colza y el de nuez (habituales en la dieta en Francia) se hizo una adaptación del sistema considerando como deseables este tipo de nutrientes y mejorando así la nota de estos productos.

"No parece que cumpla su función"

El problema de fondo con Nutriscore, señala Robles a Maldita Ciencia, es que no sirve para lo que se supone que debería servir. “Si es una herramienta que nace con la vocación de facilitar la comprensión del etiquetado alimentario, pero a su vez tiene que ser interpretada, no parece que cumpla su función. Si además la clasificación resulta tener numerosos errores, estamos ofreciendo al consumidor información que aparenta ser fiable para hacer buenas elecciones alimentarias y que además está avalada por la administración pública y que puede añadir más confusión al calificar erróneamente productos sanos como insanos y viceversa”.


Primera fecha de publicación de este artículo: 23/02/2021

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