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MALDITA CIENCIA

Las afirmaciones falsas de la imagen que dice que las mascarillas son “bozales letales” que “enferman y matan”

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Nos habéis preguntado por una imagen que está circulando por Facebook y que hace una serie de afirmaciones falsas en relación al uso de mascarillas, a las que se refiere como “bozales letales” y dice sobre ellas que “enferman y matan”. En Maldita Ciencia ya hemos explicado por qué el uso de esta medida de seguridad no supone un peligro para nuestra salud y cómo hacerlo para que sea realmente eficaz contra el contagio de COVID-19 y otras enfermedades respiratorias. 

No hay ninguna evidencia de que el uso recomendado de las mascarillas esté generando hongos, bacterias e intoxicaciones pulmonares 

Otra de las consecuencias falsas que apunta la imagen es que la mascarilla genera hongos y bacterias. Miguel Barrueco Ferrero, jefe de Servicio de Neumología del Hospital Clínico de Salamanca, ya ha explicado a Maldita Ciencia que la afirmación de que las mascarillas generen bacterias, hongos y neunomías “no tiene ningún sentido si se aplica a las mascarillas las normas elementales de higiene”. Es decir, si las mascarillas se utilizan del modo adecuado.

Para evitar hipotéticas infecciones y neumonías, hay que “prestar especial atención en prevenir la autocontaminación (manipulación continua), no sobrepasar la duración de uso (unas 6 u 8 horas) y tratar eventos adversos como molestias y problemas respiratorios en el caso de que se produzcan”, indica Barrueco. 

Usar mascarilla no está relacionado con la acidificación sanguínea y celular 

Otras de las consecuencias a las que hace referencia la imagen son la acidificación sanguínea y celular. Para que se diese esa “acidificación”, el cuerpo debería encontrarse en un estado de hipercapnia, es decir, de un exceso de dióxido de carbono en sangre por el uso de mascarilla. Sin embargo, como ya hemos explicado en Maldita Ciencia, utilizarla no está relacionado con un aumento de este gas en nuestro organismo. 

Dado que no existe otro mecanismo por el que pudiese ocurrir tal acidificación, no existe tampoco evidencia de que el uso de mascarilla esté de alguna forma relacionado con esta consecuencia. Es decir, la mascarilla no supone un riesgo para la salud ni utilizarla acidifica el cuerpo.

En un paciente que sufre hipercapnia debido a problemas previos, como enfermedades o insuficiencias respiratorias, este exceso de CO2 en sangre sí podría ocasionar acidosis respiratoria (pH arterial superior a 7,30), una afección que ocurre cuando los pulmones no pueden eliminar todo este gas que produce el cuerpo. 

Aun así, como explicaba a Maldita Ciencia Olga Mediano, coordinadora del área de ventilación mecánica y cuidados respiratorios críticos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), para llegar hasta tal punto, estos pacientes tendrían que llevar la mascarilla de forma muy prolongada o realizar mientras tanto un esfuerzo muy importante. “Y, aun así, no está demostrado que la mascarilla les eleve más el CO2”, concluye.

Las mascarillas no causan cáncer

La imagen apunta al cáncer como otra de las consecuencias del uso de mascarilla. No es la primera fotografía, vídeo o audio que los relaciona. En Maldita Ciencia ya hemos desmentido contenidos similares. Su argumento, de nuevo, es la supuesta acidosis y la incubación de hongos y bacterias (que, como hemos dicho, no están relacionados con llevar mascarilla).

Es cierto que, entre las posibles complicaciones de una acidosis respiratoria se podría dar un mal funcionamiento de determinados órganos, insuficiencia respiratoria o un shock, según los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU (NIH, por sus siglas en inglés) pero no hay evidencia alguna de que esté relacionada con el riesgo de desarrollar un ningún tipo de cáncer. Además, la acidosis no es consecuencia del uso de mascarilla. "Efectivamente no hay ningún estudio que demuestre que el uso de mascarillas produzca cáncer, como dice este señor", coincidía Mediano.

Con respecto a la teoría de que los gérmenes se quedan en la mascarilla y luego entran en el cuerpo y producen cáncer, Mediano también señalaba que tampoco hay ninguna evidencia científica que lo demuestre. "Si hacemos una búsqueda en PubMed no existe ningún tipo de estudio que avale esto", decía la neumóloga.

No hay pruebas de que las mascarillas causen hipoxia 

Ya hemos explicado que las mascarillas no producen hipoxia (falta de oxígeno en el organismo). “No, el uso de mascarillas no produce hipoxia”, aseguró a Maldita Ciencia María Elisa Calle, experta en Epidemiología y Salud Pública y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

“Los tejidos utilizados dejan pasar el gas y el oxígeno es un gas. Respiramos oxígeno mezclado con nitrógeno y espiramos CO2, que también es un gas. Si fuera cierto, los cirujanos que intervienen durante varias horas, estarían muertos y no solo cansados”, añadió Calle, que además forma parte de la Asociación de mujeres investigadoras y tecnólogas (AMIT).

Un estudio publicado en 2008 en la revista Neurocirugía tenía como objetivo analizar si la saturación de oxígeno de los cirujanos disminuía cuando usaban mascarillas quirúrgicas durante intervenciones de larga duración. Aunque sí que registró una bajada en la saturación tras la primera hora de la operación, no hay evidencias que demuestren que se debía al uso de mascarilla. Los propios investigadores reconocían que no sabían si podría deberse “a la mascarilla o al estrés de la intervención”.

Tampoco hay evidencias de que la mascarilla cause somnolencia al volante y mareos

La imagen afirma que otras de las consecuencias del uso de la mascarilla son la somnolencia al volante y mareos, relacionadas con lo comentado anteriormente. 

“Supongo que se debe a que hay quien asegura que las mascarillas hacen que volvamos a inhalar nuestro propio CO2. Eso es lo que produciría los mareos y la somnolencia”, explica Mediano a Maldita Ciencia. “Pero la realidad es que el desmentido es el mismo de siempre: usar mascarilla ni baja nuestra presión arterial de oxígeno ni sube la de CO2. Por lo que esos efectos secundarios no están relacionados con el uso de la mascarilla en personas sanas”, añade. 

Es decir, no hay evidencias de que la mascarilla cause somnolencia o mareos. “No debería haber ningún problema. Si alguien tiene algunas enfermedades respiratorias preexistentes como asma y experimenta alguna dificultad, debe hablar con su médico”, explica el epidemiólogo e investigador de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Abrar Chughtai.

La mascarilla no causa intoxicación en el cerebro

Como ya explicamos en Maldita Ciencia en relación a otra de las supuestas consecuencias que apunta la imagen, que usar mascarilla causa intoxicación en el cerebro, es cierto que las células cerebrales necesitan oxígeno para sobrevivir, pero usar mascarilla no va a impedir que el gas llegue a ellas, porque no causan déficit de oxígeno. Además, no hay ninguna evidencia científica ni estudios al respecto de que la mascarilla esté relacionada con consecuencias similares. Esta no provoca daños cerebrales, demencia ni enfermedades neurodegenerativas.

Repetimos: utilizarlas no supone un riesgo para nuestra salud y no está relacionada ni con la falta de oxígeno en sangre (hipoxia) ni con el exceso de dióxido de carbono (hipercapnia).

El uso de mascarilla puede causar cefalea, pero esto no exime su uso (los beneficios de su uso son mayores que esta posible consecuencia)

Hay estudios que apuntan que usar la mascarilla durante largos periodos de tiempo sí puede facilitar la aparición de dolores de cabeza o cefaleas “de novo”, un tipo de dolor de cabeza benigno, muy parecido al de los pacientes con migrañas. 

“Proponemos la cefalea asociada al uso de este tipo de mascarilla como un nuevo subtipo de cefalea, de naturaleza multifactorial”, indicaban los autores de una investigación en profesionales sanitarios publicada en la revista Occupational and Environmental Medicine. “Dado que el uso de estos dispositivos tenderá a generalizarse por las implicaciones de la pandemia, creemos importante promover estrategias de prevención y protección que garanticen la seguridad de los trabajadores, sin menoscabar su calidad de vida”, añaden. 

Aun así, indican que el estudio tiene limitaciones. Entre ellas, que no se tuvieron en cuenta la evolución temporal del dolor de cabeza u otros factores externos que podrían haber influido en él (como las condiciones exactas del lugar y tipo de trabajo). Otra de las limitaciones que apuntan los autores es la consideración de otras variables de confusión: “No hemos considerado otras variables [...] que potencialmente podrían condicionar un dolor de cabeza, como la deshidratación por el uso continuado de EPI completo en un ambiente o estilo de vida caluroso, o cambios en la dieta derivados del estrés o la falta de sueño”.

A pesar de esta posibilidad, como indica la Sociedad Española de Neurología (SEN), "la aparición de estos síntomas no exime del cumplimiento de la Orden SND/422/2020 que ha establecido el uso generalizado de mascarillas en la población española como medida frente a la COVID-19. Por lo tanto, la aparición de cefalea asociada al uso de mascarilla no es un motivo de salud justificado para eximir su uso obligatorio".

La recomendación de la SEN frente a estos episodios es “modificar la manera de llevar las mascarillas, respetando siempre las indicaciones del fabricante e identificar un modelo de mascarilla que minimice o evite esta sintomatología y/o reduzcan el tiempo de uso”. Según explica la Sociedad a Maldita Ciencia, la causa del dolor de cabeza por el uso de mascarillas es similar al llevar gafas de natación: el motivo es la opresión que generan en su sujeción, generalmente por las gomas que las sujetan. Nada relacionado con el exceso o la carencia de gases durante nuestra respiración. 

“Por esa razón, en personas con este problema, se recomienda que identifiquen un modelo de mascarilla que minimice o evite esta sintomatología (en general, buscar modelos donde las gomas no ejerzan tanta presión) o buscar otra forma de colocársela, siempre dentro de las indicaciones del fabricante”, indica la SEN. “Afortunadamente hay varios modelos de mascarillas e incluso herramientas que permiten que las estas puedan sujetarse de diversas formas. En todo caso,independientemente de dónde se sujete y cómo, siempre debe estar bien colocada, cubriendo nariz y boca correctamente”, concluye. 


Primera fecha de publicación de este artículo: 11/03/2021

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