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Por qué hay que seguir usando mascarilla y manteniendo las medidas de seguridad aunque te hayas vacunado

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La función de la vacuna contra la COVID-19 es hacer que nuestro sistema inmune reconozca y ataque el virus que causa la enfermedad. Gracias a los datos de los ensayos clínicos, sabemos que con la de Pfizer o la de Moderna, a través de partículas de ARN le “enseñamos” eficazmente a nuestro organismo cómo construir y organizar esa defensa ante una posible infección.

¿Quiere esto decir que, una vez que nos vacunemos, podemos dejar de tener cuidado y olvidar el uso de mascarilla y el resto de medidas de seguridad? No. Como advierte el Ministerio de Sanidad, “hasta que una proporción importante de la población esté vacunada es vital que todas las personas, tanto las vacunadas como las no vacunadas, sigan manteniendo las medidas de prevención”. 

Entre ellas incluye el uso de mascarilla, pero también el lavado de manos, el mantenimiento de la distancia interpersonal, el límite en el número de contactos o la elección de lugares al aire libre o espacios bien ventilados para los encuentros. Por último, no olvides que debes quedarte en casa tanto si tienes síntomas, como si estás esperando el resultado de una prueba diagnóstica o has tenido contacto con alguna persona con COVID-19.

El motivo para mantener las precauciones también después de vacunarnos es proteger a los demás. “Cuantas más personas se vayan inmunizando, menor probabilidad habrá de que el resto (en particular los más vulnerables a padecer enfermedad grave) se expongan al virus, o al menos a altas cargas víricas”, indica el Ministerio de Sanidad.

No se es inmune inmediatamente después de la aplicación de la vacuna

Lo primero de todo es que nuestro cuerpo no es inmune inmediatamente después de la aplicación de la vacuna: podemos infectarnos y desarrollar la enfermedad y, por lo tanto, contagiarla. De hecho, la de Pfizer (Comirnaty) se administra en dos inyecciones entre las que deben transcurrir, por lo menos, 21 días. Según su nota de prensa del 18 de noviembre, la eficacia del fármaco es del 95% pasados 7 días desde la segunda dosis.

Tal y como afirmaba en Maldita Ciencia el genetista y biólogo molecular Julio Rodríguez, miembro del grupo de investigación de Medicina Xenómica y de la Asociación Española de Genética Humana, no será hasta pasada aproximadamente una semana cuando nuestro sistema inmune produzca anticuerpos contra la COVID-19

Una persona vacunada, aunque no enferme de forma grave, puede ser portadora del virus y propagarlo

Como ya os explicamos en Maldita Ciencia, las vacunas que se están desarrollando contra la COVID-19 son eficaces protegiendo contra la enfermedad en los casos más graves, pero aún se desconoce si protegen también contra la infección. 

Tal y como explicaba Julio Rodríguez, se desconoce aún si la inyección elimina los reservorios del organismo. “La respuesta inmune puede que no elimine todos los virus y que estos se mantengan en un estado latente a largo plazo en el organismo, en un número tan reducido que no causa la enfermedad aunque sí podría llegar a pasar a otro individuo”, afirma a Maldita.es. De igual modo, la AEMPS señala que “el impacto de la vacunación en la propagación del virus a nivel comunitario se desconoce todavía”

Aunque los expertos consultados por Maldita.es consideran que la vacuna contra la COVID-19 hará que recuperemos la normalidad previa al inicio de la pandemia, esto probablemente no ocurrirá inmediatamente después de la llegada de las primeras vacunas. 

Jorge Carrillo, vocal de la Sociedad Española de Inmunología e investigador en irsiCAIXA, coincide en que, pese a que se alcance esa normalidad previa, hay medidas que se deberían mantener. Por ejemplo, autoaislarnos y usar mascarilla si estamos enfermos o clasificar los servicios de urgencia en función de si se sospecha o no una infección por el SARS-CoV-2.

¿Cuándo podremos dejar de utilizar mascarillas y demás medidas de prevención?

A la pregunta de en qué momento podremos plantearnos el ir soltando, poco a poco, las medidas de seguridad, los expertos consultados por Maldita Ciencia coinciden. Narcisa Martínez Quiles, profesora titular e investigadora en el departamento de Inmunología,  Oftalmología y Otorrinolaringología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que esto será posible cuando se compruebe que no existe transmisión comunitaria. Según la experta, para ello, es necesario “que se haya alcanzado la ‘inmunidad de grupo’ tras la vacunación masiva de la población”. 

Oscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología y profesor titular en el departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universitat de València ahonda al respecto, haciendo especial hincapié en que las mascarillas no son la única medida, también tenemos que prestar atención al resto de las señaladas por el Ministerio de Sanidad. 

Bajo su punto de vista, según señala a Maldita Ciencia, las medidas, aunque no todas al mismo tiempo, podrán relajarse cuando el nivel de inmunización en la población alcanzado sea suficiente.

“Esto será cuando el porcentaje de personas correctamente vacunadas (con todas las dosis) se sitúe por encima del 70% de la población; cuando se haya comprobado, mediante estudios de seroprevalencia, que se han conseguido los niveles de inmunización que se pretendían en la población general, es decir, que haya anticuerpos en niveles apreciables y mantenidos en el tiempo; cuando la situación epidemiológica esté lo más normalizada posible (incidencias acumuladas a 14 días por debajo de 10 por 100.000, y mejor si es por debajo de 5) y se mantenga así o disminuya durante más de 16 semanas; cuando la letalidad se haya reducido hasta situarse en niveles muy bajos y no se registren fallecimientos más que de manera esporádica”, expone el experto. 

La opinión que Sonia Zúñiga, investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología, aporta a Maldita Ciencia coincide con la de Zurriaga y Martínez: “Para que nos empecemos a quitar las mascarillas, tienen que pasar dos cosas: lo primero, que se vacune un porcentaje elevadísimo de la población (70-80%). Lo segundo, que las vacunas también disminuyesen/evitasen el contagio (recordamos que, de momento, solo previenen la enfermedad, no la infección)”. Añade que hay que tener en cuenta que la pandemia, como su nombre indica, es a nivel mundial, “de modo que habría que alcanzar un alto porcentaje de vacunados en todo el mundo, no sólo en un país”.

“Creo que, por el momento, tendremos que seguir unos meses con todas las medidas de prevención. El futuro va a depender mucho de cuánta gente se vacune y de cómo funcionen las vacunas, por ejemplo, en cuanto a la duración de la inmunidad”, opina la experta.

“Y, sobre todo, [la reducción de las medidas de seguridad comenzará] cuando haya un acuerdo (aunque sea implícito) para hacerlo, es decir, un acuerdo en la comunidad. Esto significa que, en general, la percepción en la mayoría de las personas sea esta también, porque los anteriores argumentos les proporcionen la seguridad suficiente”, concluye Zurriaga. 

Zúñiga apunta que, si todo va bien, “quizá después del verano se podrían empezar a relajar las medidas, muy poco a poco, y viendo cómo va funcionando”. “Por ejemplo, se podría empezar por dejar la mascarilla en la calle, siempre y cuando se mantuviesen las distancias, o cambios similares”, considera la viróloga.


Primera fecha de publicación de este artículo: 21/01/2021

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