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Las afirmaciones falsas del médico negacionista italiano Pasquale Bacco sobre la pandemia y el tratamiento de la COVID-19

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Nos habéis preguntado por una serie de vídeos que están moviéndose a través de Facebook y otras redes sociales en los que un médico negacionista italiano hace una serie de afirmaciones falsas en la Cámara de Diputados italiana sobre el tratamiento que se está utilizando en los casos positivos de COVID-19, el retraso en la realización de autopsias, medidas como el confinamiento y la existencia de pacientes asintomáticos. Os contamos lo que sabemos al respecto.

El hombre que habla es Pasquale Bacco, médico italiano quien, durante la crisis sanitaria por COVID-19, ha apoyado diferentes teorías conspirativas sobre el virus, según explica a Maldita Ciencia el medio de verificación italiano Pagella Politica.

Los vídeos son reales pero no son de un acto oficial del parlamento italiano: es una charla organizada por Sara Cunial, miembro antivacunas del parlamento italiano

Los vídeos por los que nos habéis preguntado, que recogen el mismo discurso de Bacco filmado desde distintas perspectivas, proceden de un acto no oficial en la Cámara de Diputados italiana. En realidad, se trata de una conferencia llevada a cabo el 28 de julio de 2020 bajo el nombre 'Coronavirus: Emergenza sanitaria o democratica?' (Coronavirus: ¿emergencia sanitaria o democrática?) y organizada por Sara Cunial, miembro del parlamento que fue expulsada de partido político italiano Movimiento Cinco Estrellas en 2019 y ahora se sienta en el grupo mixto.

Cunial es conocida por defender diferentes teorías de la conspiración. De hecho, Pagella Politica ya desmintió en mayo de 2020 uno de sus discursos, donde decía que las vacunas podían reprogramar nuestro sistema inmune.

Sí ha habido autopsias a fallecidos por COVID-19

Una de las críticas de Bacco hacia la gestión de la pandemia está relacionada con las autopsias, sobre las que apunta que deberían haberse hecho antes y que, de esta forma, se habría evitado "meter a sujetos positivos en contacto con otros sujetos, ancianos y enfermos". Lo cierto es que en Italia se llevan haciendo autopsias desde abril.

En un primer momento, las autoridades sanitarias de todo el mundo recomendaron no hacer este tipo de pruebas, salvo que las instalaciones donde se realizasen tuviesen determinadas medidas de seguridad que evitasen la propagación del SARS-CoV-2.

Ahora bien, los hospitales que sí disponían de las características necesarias para las intervenciones; como el Hospital Luigi Sacco, en Milán, y el Papa Giovanni XXIII, en Bérgamo (Italia); sí realizaron autopsias. De hecho, en abril ya hablamos sobre la publicación de un preprint italiano sobre 38 autopsias en pacientes positivos en COVID-19, cuyos resultados apoyaban las hipótesis propuestas por el resto de estudios clínicos del momento: que la COVID-19 estaba relacionada con la coagulopatía y la trombosis.

En España, por otro lado, el 21 de abril de 2020 la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP) publicaba una nota de prensa explicando las condiciones necesarias para llevar estas pruebas a cabo y comunicando la realización de la primera autopsia del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

De hecho, incluso la OMS proporciona las medidas técnicas y ambientales de control necesarias para estos análisis post mortem desde el 24 de marzo de 2020 a través este documento sobre la prevención y control de infecciones para la gestión segura de cadáveres en el contexto de la COVID-19. Es decir, no solo no las prohíbe, sino que facilita los detalles para poder llevarlas a cabo.

El papel de los asintomáticos: existen casos sin síntomas que también transmiten el virus

En el vídeo, Bacco dice que "ahora se juega con la mentira de los asintomáticos". "La medicina nos dice que un enfermo tiene síntomas. No existe el enfermo que no tiene síntomas", añade.

Es cierto que no es lo mismo una persona infectada, es decir, que ha dado positivo en una PCR; que una persona enferma, aquella que presenta síntomas. Lo que sabemos es que sí existen pacientes asintomáticos de COVID-19: aquellos que, sin haber desarrollado síntomas, sí están infectados por el SARS-CoV-2. Además, estos, al igual que los enfermos, sí pueden contagiar.

A pesar de que este tipo de pacientes no tosa o estornude con frecuencia (por eso mismo, por carecer de síntomas), hay indicios de que mantener una conversación con ellos puede producir suficientes partículas en el aire como para transmitir la infección, según un estudio de la Universidad de California (Davis, Estados Unidos), publicado en la revista científica Aerosol Science and Technology. ¿Cómo? A través de los aerosoles: partículas lo suficientemente pequeñas como para viajar por el aire.

"Una conversación habitual origina cantidades significantes de estas partículas", explicaba William Ristenpart, profesor de Ingeniería Química en la Universidad de California Davis (EEUU) y coautor de la investigación. Estas partículas respiratorias presentan un tamaño demasiado pequeño para poder percibirlo con el ojo humano, pero suficiente como para transportar en él virus como el de la gripe o el coronavirus.

El confinamiento sí reduce el riesgo de contagio

Con respecto a la crítica que Bacco hace del confinamiento, en Maldita Ciencia ya explicamos por qué esta medida sí es útil para disminuir el número de contagios.

Dado que la COVID-19 se transmite principalmente a partir de las gotículas y aerosoles que una persona infectada emite al hablar, toser o estornudar, limitar el número de individuos con los que interactuamos hará que nos expongamos a menos cantidad de ambas. Esto mismo es lo que se consigue a través del confinamiento: reducir el abanico de personas con las que podemos tener contacto, limitando así el riesgo de contagiar o de que nos contagiemos.

Además, recordamos que el hecho de quedarnos en casa, a pesar de que limite el contacto con micoorganismos patógenos, no disminuye la fortaleza y eficacia de nuestro sistema inmune.  

La COVID-19 ha tenido más impacto en Suecia que en sus países vecinos

Tras criticar el confinamiento, Bacco afirma que es falso que en Suecia haya habido más muertes por COVID-19, al no haberse implementado esta medida. "He hablado con amigos suecos y se ríen de nosotros con razón, porque les hemos dicho que, como no han hecho confinamiento, han tenido más muertos. Pero esto es una mentira", dice durante el discurso.

Sin embargo, como ya explicamos en Maldita Ciencia, el coronavirus sí ha afectado en mayor medida a Suecia que a sus países vecinos (Noruega, Finlandia y Dinamarca). En Suecia, según los datos del Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés) a 9 de octubre de 2020, han sido contagiadas por el coronavirus 97.532 personas, 5.892 han fallecido y 6.494 se han contagiado en los 14 días previos. Estos datos, en relación a la población, son superiores a la de sus vecinos (275 fallecidos en total en Noruega, 346 en Finlandia y 665 en Dinamarca).

A fecha 8 de septiembre, los muertos por COVID-19 por 100.000 habitantes de Suecia (56,51) eran más de 5 veces superior a los de Dinamarca (10,79), 9 veces superior a los fallecidos en Finlandia (6,08) y más de 11 veces que la tasa de muertos por COVID-19 de Noruega (4,92).

Es más, los datos en 2020 de EuroMOMO; que monitoriza la mortalidad en 24 países de Europa y busca detectar y medir los excesos de mortalidad relacionados con la gripe estacional, pandemias y otras amenazas a la salud pública; también muestran cómo en Suecia, durante los meses de abril y mayo, hubo un exceso de mortalidad hasta de 12 veces superior a lo habitual en esas fechas, mucho mayor al de sus países vecinos.

La heparina sí se utiliza en casos graves de COVID-19

El fragmento del discurso que recoge el vídeo, afirma que los médicos "han eliminado completamente los medicamentos que hoy llevan a la recuperación inmediata", como la heparina, un anticoagulante. Sin embargo, esta sí se utiliza desde etapas tempranas de la pandemia, al dificultar la coagulación de la sangre, como refleja la revista científica The Lancet. Así, reduce la posibilidad de que se formen microtrombos, una de las consecuencias de la infección.

"La heparina 'no se ha sacado del tratamiento' aunque, en realidad, no es un tratamiento para el coronavirus como tal", apunta a Maldita Ciencia Olga Mediano, coordinadora de área de ventilación mecánica y cuidados respiratorios críticos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) Mediano. "Desde que se sabe que estos pacientes tienen mas riesgo de tromboembolia (obstrucción arterial pulmonar por un trombo) [...] se utiliza en los ingresados para evitar que se produzcan esos trombos o, si ya lo tienen, para tratarlo", añade la experta.

En Maldita Ciencia ya explicamos la relación entre la COVID-19 y la sangre: en primer lugar, la "tormenta de citoquinas" que desencadena la presencia del SARS-CoV-2 en nuestro organismo, que tiene lugar en el interior del flujo sanguíneo, supone efectos importantes en quienes desarrollan los síntomas más graves de la enfermedad. En este contexto y como explicaba Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III, lo que ocurre es que se activan diversos componentes del sistema inmune. Este, a su vez, activa el sistema de coagulación, que en un contexto de infección grave es lo que se denomina ‘Coagulación Intravascular Diseminada’.

"Este proceso hace que se produzcan por una parte microtrombos en los tejidos y, por otra, se consuman todos los factores de coagulación y las plaquetas, lo cual favorece las hemorragias", explicaba Alcamí. "El tratamiento normalmente consiste en suministrar anticoagulantes, dosis bajas de heparina para controlar las microtrombosis que se forman y que comprometen la función de distintos órganos".

Además, desde el 13 de marzo, en caso de desarrollo crítico de la enfermedad y para evitar las complicaciones relacionadas con trombolismos venosos, la OMS recomienda usar heparina de bajo peso molecular. La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) aporta las indicaciones de cuándo hay que usar la heparina y cómo hay que hacerlo.

Las evidencias científicas apuntan que la hidroxicloroquina no tiene ningún efecto positivo en pacientes de COVID-19

Bacco también critica que la hidroxicloroquina no se esté utilizando como medicamento contra la COVID-19 (incluyéndola entre los que, supuestamente, llevan a la recuperación inmediata), la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya anunció el 4 de julio de 2020 la suspensión de inmediato de los ensayos con hidroxicloroquina que estaba realizando dentro de un megaestudio bautizado como Solidarity.

El organismo explicó que los resultados provisionales mostraban que la hidroxicloroquina producía "poca o ninguna reducción en la mortalidad de pacientes hospitalizados con COVID-19 en comparación con la atención estándar".

"Existe evidencia científica que ya ha analizado que la hidroxicloroquina no tiene ningún efecto positivo en pacientes de COVID-19; además de que puede tener efectos secundarios, mucho más si se combina con otros fármacos", explica Mediano. Además, añade que "cuando se juntaba con la citromicina, que ha sido muy frecuente, la mortalidad podía incluso incrementarse" y que "por eso la SEIMC sacó del algoritmo la hidroxicloroquina y lo puso como 'no recomendado'.

Utilizar "ventilación profunda" no es "disparar en los pulmones" de los pacientes de COVID-19

En el vídeo, Bacco afirma que los médicos "han quemado los pulmones" de los pacientes, ya que su aparato respiratorio no podía utilizar el oxígeno que se introducía en él a través de los ventiladores a causa de la trombosis pulmonar. "Hemos 'disparado' sobre los pulmones, los hemos oxidado, los hemos quemado", dice el vídeo y añade que utilizar este método es "condenar a muerte a todos".

Lo primero y más importante según Mediano, es que la ventilación mecánica, sea invasiva o no invasiva, se pone solo cuando hay un fracaso de un órgano (en este caso del pulmón) y, por tanto, el paciente no es capaz de respirar por sí mismo y necesita de un ventilador para poder hacerlo. "La ventilación ha sido muy útil en los pacientes con coronavirus, al producirse una insuficiencia respiratoria o fallo respiratorio tan importante que, o se les daba un soporte respiratorio, o moría. Nunca se pone ventilación si esta no es necesaria", añade. 

"Es cierto que, si los parámetros de la ventilación (sobre todos los niveles de presión) no son los adecuados, se podría producir un daño pulmonar. También hay evidencias de que la hiperoxigenación del paciente puede tener consecuencias, pero la realidad es que los profesionales encargados de aplicar esta práctica saben cuándo tiene riesgos o beneficios claros y saben ajustar los parámetros y los niveles de oxigenación adecuados para que ese daño no ocurra o sea el mínimo posible", explica Mediano, quien añade que "de ninguna manera la ventilación hace que 'se esté matando al paciente'", ya que solo se hace uso de ella cuando es absolutamente imprescindible, cuando sin ella el paciente podría sobrevivir. 

En definitiva, y según concluye Mediano, "el soporte respiratorio ha sido de gran utilidad para poder sacar adelante a muchos de los pacientes con distrés respiratorio a causa de la COVID-19 que, de otra manera, no habrían podido sobrevivir". 

Para la redacción de este artículo hemos contado con la ayuda del medio de verificación italiano Pagella Politica.

Primera fecha de publicación de este artículo: 08/10/2020.


Primera fecha de publicación de este artículo: 09/10/2020

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