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MALDITA CIENCIA

¿Qué sabemos acerca del vídeo en el que dos médicos de California critican el confinamiento contra el coronavirus?

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Muchos de vosotros nos habéis preguntado por un vídeo del 22 de abril que está circulando estos días por redes sociales y WhatsApp en el que dos médicos de California comparan la actual COVID-19 con la gripe común y critican la medida del confinamiento como solución a la pandemia ya que “confinarse disminuye el sistema inmunitario".

Quienes hablan en el vídeo son Dan William Erickson y Artin Massihi, médicos del centro médico privado Accelerated Urgent Care en la ciudad de Bakersfield, en California (Estados Unidos), que se basan en datos sesgados y opiniones sin contrastar que han sido desacreditadas, entre otros, por parte del Colegio Americano de Médicos de Urgencias y la Academia Americana de Medicina de Urgencia. Os explicamos lo que sabemos

El vídeo corresponde a una rueda de prensa y está muy recortado

Erikson y Massihi trabajan en un centro médico que a principios de abril empezó a ofrecer test de coronavirus a todo el que sospechase que estaba infectado. El vídeo que se ha hecho viral proviene de una rueda de prensa que dieron el 22 de abril para compartir las conclusiones extraídas de las 5.213 pruebas realizadas hasta ese momento, 340 positivas, tal y como explica aquí CalMaters, un proyecto periodístico que analiza y explica la actualidad y la política californiana.

Es importante señalar que la muestra sobre la que hablan Erikson y Massihi no es representativa de la población general ya que no se ha elegido siguiendo criterios estadísticos, sino que ha salido de las personas que fueron a hacerse las pruebas voluntariamente o las personas que llegaron con síntomas a su clínica y, por tanto, es lógico que el porcentaje de positivos sea especialmente alto. 

Como ha explicado, en inglés, el profesor de Biología de la Universidad de Washington Carl Bergstrom, "estimar la proporción de infectados a partir de los pacientes de un centro de atención de emergencias es como estimar la altura media de los americanos a partir de los jugadores de un partido de la NBA. No es una muestra aleatoria y la estimación resulta muy sesgada".

https://twitter.com/CT_Bergstrom/status/1254484809746792449

Según sus resultados, el virus se habría expandido más de lo que inicialmente se pensaba, demostrando, según su teoría, que no es tan mortal como se ha dicho hasta ahora. Sin embargo, en esta versión del vídeo hay múltiples cortes que impiden entender bien la información que ofrecen.

Sociedades médicas han criticado sus declaraciones

Después de que sus declaraciones se volviesen virales, dos grandes sociedades médicas estadounidenses, el Colegio Americano de Médicos de Urgencias y la Academia Americana de Medicina de Urgencia, publicaron un comunicado conjunto en el que condenan “enfáticamente” las opiniones publicadas por Erikson y Artin. 

“Estas reflexiones temerarias y no comprobadas no son representativas de las sociedades médicas y son contradictorias con lo que la ciencia y la epidemiología saben actualmente sobre la COVID-19. Como dueños de clínicas locales de atención urgente, parece que estos dos individuos están publicando datos sesgados y no revisados por pares para anteponer sus intereses financieros personales sin importarles la salud pública”, se puede leer en ese comunicado. 

Las cifras que da están sesgadas y no coinciden con las oficiales

Como ya hemos dicho, la comparación que hacen estos dos médicos entre los datos de la gripe y los de la COVID-19 están sesgadas, ya que utilizan datos de esta última provenientes de los análisis realizados en su clínica. De esta forma, parece que la COVID-19 es más leve de lo que a día de hoy sabemos por los datos globales, ya que habría más personas infectadas pero las mismas muertes. Es decir, que según sus datos, la mortalidad de la COVID-19 es menor.

Según esos datos, en Estados Unidos habría 64 millones de contagios. Sin embargo, según esta web de la Universidad Johns Hopkins, que lleva el recuento mundial y por países, a día 2 de mayo en Estados Unidos hay 1.104.161 casos confirmados y aproximadamente 3.350.000 en todo el mundo. Una cifra muy inferior a los 50-60 millones de casos de gripe de la temporada 2017-2018 con la que Erikson hace la comparación (44.802.629 según los datos de los CDC).

También comparan la mortalidad de ambos virus: por un lado, unos 43.00 fallecidos (la cifra a 2 de mayo es de 65.068) por coronavirus hasta este momento en Estados Unidos y, por otro, la horquilla de entre 37.000 y 60.000 muertes que se estiman en relación a la gripe (61.099, según los CDC) en la temporada 2017-2018. "Esto ocurre cada año y no se habla de pandemia. No hay confinamiento. No se cierran los negocios", añade Erickson. 

Sin embargo, si tenemos en cuenta la cifra correcta de casos, y no la que extrapola Erickson a partir de sus datos, comprobamos que la mortalidad de la COVID es mucho mayor. Sobre este punto hay que añadir, además, que el número de fallecidos por gripe en la temporada 2017-2018 ya está cerrado, mientras que las muertes por COVID-19 en Estados Unidos siguen aumentando.

Las tres diferencias entre gripe común y COVID-19, según la OMS

Ya hemos explicado aquí con más detalle por qué la COVID-19 no es como una gripe. En primer lugar, según apuntaba Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene “menor eficiencia” pero mayor tasa de  transmisión.

Otra de las diferencias, según indicó el pasado 9 de abril, es que la tasa de mortalidad del nuevo coronavirus parecía ser diez veces superior a la de la gripe. Sin embargo, la cifra es muy variable en función del país (desde el 0,1% de Qatar y Singapur hasta el casi 16% en Reino Unido o Bélgica, a fecha 30 de abril).

La tercera diferencia entre COVID-19 y la gripe estacional para Adhanom Ghebreyesus es que "tenemos vacunas y terapias para la gripe estacional, pero por el momento no hay ninguna vacuna ni tratamiento específico para COVID-19.”

¿Es cierto que el confinamiento puede haber debilitado nuestro sistema inmunitario?

Otra de las afirmaciones que Erickson hace en el vídeo es que el confinamiento debilitará el sistema inmune de la gente, al mantenernos alejados de virus y bacterias, y al salir de nuevo a la calle seremos más vulnerables a enfermedades. Hemos consultado este punto a José Javier García Ramírez, maldito y profesor Titular de Bioquímica e Inmunología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha en Albacete.

Nos ha explicado que hay dos cosas inciertas en esas afirmaciones: "la primera es que durante el confinamiento, por mucho que se limpie, nos seguimos exponiendo a patógenos de forma constante, cuando nos cruzamos con gente al salir de casa a hacer las compras básicas, en las cosas que comemos y tocamos, desde alimentos, bolsas del exterior, etc. Y la segunda es que, en el desarrollo del sistema inmune de una persona, dos meses o tres de falta de exposición a patógenos no suponen ninguna diferencia en cuanto al repertorio normal de células T y B, que son las principales encargadas de la inmunidad específica."

También nos ha dado su opinión Mario Delgado, jefe del grupo de Neuroinmunología de Enfermedades Inflamatorias y autoinmunes del Instituto de Parasitologia y Biomedicina "Lopez-Neyra" del CSIC, en Granada. Según Delgado, el confinamiento sí podría tener efecto sobre nuestro sistema inmune, pero no por lo que dice Erickson en el vídeo: "El confinamiento puede provocar una bajada en el estado de activación de nuestro sistema inmunológico, pero no porque durante ese tiempo estemos menos expuestos a patógenos, sino porque nuestro estado anímico (estrés, depresión, ansiedad,...) ante esa situación y la incertidumbre de lo que va a ocurrir en el futuro hace que se produzca una inmunosupresión generalizada".

"Pero lo que dice que estamos expuestos a menos patógenos y esto hace que bajen nuestras defensas, no es cierto. El confinamiento no es meterte en una burbuja aséptica que evita el contacto con patógenos, sino una forma de evitar el contacto con personas que puedan estar infectadas de un patógeno que es nuevo para nosotros, pero solo ese patógeno", concluye.

En la misma línea opina el maldito Guillermo López Lluch, catedrático de Biología Celular de la Universidad Pablo de Olavide: "El estar en casa no quiere decir que no no enfrentemos a los patógenos a los que nos enfrentamos habitualmente. Nos vamos a enfrentar a los patógenos que van con la comida, en el ambiente, en el polvo, en el aire de la calle. Eso va a seguir estando ahí."*

¿Qué sabemos sobre la incidencia de la pandemia en Suecia y Noruega?

Otro de los argumentos que utilizan los doctores para defender que el confinamiento no es necesario es una comparación entre los casos de Suecia y Noruega. En el vídeo dicen que en Suecia, con 2 millones de casos, solo han implantado el distanciamiento social y algunas medidas básicas, pero no han cerrado colegios ni comercios y se hace una vida casi normal. Y allí solo ha habido 1.765 muertos.

Mientras, continúa Erickson, en Noruega sí han decretado el confinamiento general y con 1,3 millones de casos ha habido 182 muertos, algo que consideran “estadísticamente insignificante respecto a 1700”. 

Sin embargo, estas cifras ya no son correctas. Es cierto que durante varias semanas la situación sanitaria en Suecia parecía ser más leve que en los países de su entorno, pero a 2 de mayo, Suecia tiene confirmados más de 22.500 casos, 2.653 muertos y una tasa de 26,05 fallecidos por cada 100.000 habitantes, según los datos que recoge la web de la Universidad Johns Hopkins. Noruega tiene 7.783 casos confirmados, 210 muertos y 3,95 muertos por cada 100.000 habitantes.

Las personas asintomáticas también transmiten el coronavirus

Por último, los doctores critican el confinamiento con el argumento de que habría que poner en cuarentena a las personas enfermas, pero no a las sanas, como se hace con otras enfermedades, explican.

García Ramírez explica que "en esos brotes hay ya una inmunidad de rebaño, hay un gran porcentaje de la población que ya ha pasado la enfermedad o que ha sido vacunada, que presenta al menos una inmunidad parcial frente a esas enfermedades. Sin embargo, en una pandemia con un virus nuevo, para el que no se ha desarrollado inmunidad y para el que no existe vacuna disponible, lo único que se puede hacer es ralentizar la expansión del virus, y para ello la forma más efectiva es evitando que se propague a las personas sanas". Además, añade que no es cierto que nunca antes se haya confinado a las personas sanas: "eso ha sido así en la historia de la humanidad, cuando ha habido pestes descontroladas, en las que las personas se quedaban en casa para no contagiarse. No es cierto que eso no haya sucedido antes."

Las personas sin síntomas también pueden transmitir el virus

Además, el problema es que cada vez tenemos más evidencias de que muchas personas infectadas con el SARS-CoV-2 pueden transmitir el virus incluso aunque no presenten síntomas o en los días previos a presentarlos. Ya hos hablamos aquí del papel que los asintomáticos han jugado en esta pandemia.

Sonia Zuñiga, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC) y cuya línea de investigación se centra en las bases moleculares de la patogénesis de coronavirus emergentes confirma a Maldita Ciencia que parece que estas personas sí están transmitiendo el virus. "Se está viendo que, efectivamente, esto parecer ser así. Los últimos estudios publicados indican que este virus replica bastante bien en las vías respiratorias altas, incluso antes de que aparezcan síntomas. Esto facilitaría la transmisión del virus en las 'famosas' gotículas que se expulsan al estornudar, toser, hablar, etc.", añade.

"En base a los datos, los asintomáticos serían los grandes propagadores de la epidemia", sugiere Pepe Alcamí, virólogo e inmunólogo del Instituto de Salud Carlos III. "Detectar a los asintomáticos es, por tanto, esencial para que, al finalizar el confinamiento, no tengamos una nueva gran oleada de casos", añade.

La mejor opción, según Zuñiga, para disminuir la potencial transmisión que representan es la identificación precoz de este tipo de individuos infectados sin síntomas, para que puedan ponerse (ellos y sus contactos directos) en aislamiento. "En realidad, las medidas de contención que se están aplicando en todos los países van un poco encaminadas a esto, dado que no se han podido testar todos los individuos, lo más prudente es evitar el contacto social", añade la experta.

Por todo esto, ya os contamos aquí que lo mejor es que todos actuemos como si ya estuviésemos infectados, aunque no tengamos síntomas.

En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Mario Delgado, José Javier García Ramírez y Guillermo López Lluch.

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*Hemos modificado este artículo para incluir la opinión de Guillermo López Lluch.

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