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MALDITA CIENCIA

Crema solar al llevar mascarilla, relación entre los pies, los dedos y la altura y electrocuciones al abrir la nevera: llega el Consultorio 97º a Maldita Ciencia

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¡Buenos días un viernes más, malditas y malditos! Aquí seguimos, dispuestos a responder a algunas de las preguntas que nos habéis ido mandando a lo largo de la semana. Os recordamos que en Maldita Ciencia también hemos llegado a nuestra propia nueva normalidad y volvemos a contestar a todo lo que se os pase por la cabeza, tenga o no que ver con nuestro (ya casi viejo) amigo, el coronavirus.

Si aún no sabes cómo preguntarnos esa duda que te trae loca o loco de la cabeza, no te preocupes, que te lo recordamos: envíanosla a nuestro WhatsApp (655 19 85 38), a nuestro e-mail ([email protected]) o a nuestras redes sociales (bien Twitter, o bien Facebook). ¡Lo que prefieras!

Si llevo puesta la mascarilla y salgo a la calle, ¿debo utilizar protección solar?

El verano ya llegó, como dice la canción, y con él se nos han echado encima el solazo y los 30 y algún grado. Si unimos esto con el hecho de que en lugares públicos donde no se puede mantener 2 metros de distancia es obligatorio llevar puesta la mascarilla, tenemos la justificación perfecta a una de las preguntas que más nos habéis hecho a lo largo de la semana: si al salir a la calle hay que aplicarse protector solar en toda la cara, incluyendo la parte que nos tapa la mascarilla. No nos andamos con rodeos, en este caso la respuesta es clara: .

"El material con el que están hechas las mascarillas no protege de la radiación solar: son tejidos que no están preparados para proteger del sol", explica a Maldita Ciencia Sara Gómez Armayones, dermatóloga en el Hospital Clinic, en Barcelona. "Lo correcto sería llevar fotoprotector en las zonas expuestas, sobre todo en la cara, todos los días. También en la zona que cubre la mascarilla", añade.

Aprovechamos la coyuntura para recordaros que, al contrario de lo que se cree a menudo, el FSP (factor of solar protection o factor de protector solar) que se indica en los botes de crema solar no es el número de minutos que esta nos protege del daño del sol. Se supone que el FSP multiplica el tiempo que podemos aguantar al sol sin quemarnos. Es decir, que si tenemos la piel clara y empezamos a quemarnos a los 5 minutos y utilizamos una crema con FSP 10, podremos estar hasta 50 minutos antes de que el sol empiece a hacernos daño.

Cuando la chicharrera coincida con uno de esos momentos en los que debemos llevar puesta la mascarilla, como decíamos, tenemos que aplicarnos crema también en la zona de la cara que esta cubre. "Si estamos expuestos al sol, lo correcto sería retirar la mascarilla cada dos o tres horas, aplicar el fotoprotector de nuevo y volver a ponérnosla", recomienda Gómez Armayones.

¿Influye el grupo sanguíneo en la gravedad del desarrollo de la COVID-19?

Últimamente habéis oído que una persona con COVID-19 puede tener un mejor o peor pronóstico en función de su grupo sanguíneo y nos habéis preguntado si esto es realmente así. La información procede de un nuevo estudio internacional con participación española que se publicó en la revista New England Journal of Medicine.

La investigación ha analizado las características genéticas que pueden influir en la gravedad del desarrollo de una infección por SARS-CoV-2. En concreto, el riesgo que tienen estos pacientes de sufrir un fallo respiratorio.

Lo que muestran los resultados del estudio es que existen dos regiones del genoma humano (la secuencia de ADN contenida en 23 pares de cromosomas en el núcleo de las células) que pueden influir en la evolución de la COVID-19: una de ellas se localiza en el cromosoma 3 y estaría relacionada con la facilidad tanto de la entrada del virus como de que nuestro cuerpo genere la famosa tormenta de citoquinas (de la que ya hablamos aquí). La otra, corresponde al cromosoma 9, concretamente al gen que determina nuestro grupo sanguíneo del sistema AB0.

"En este sentido, los datos mostraron que el grupo sanguíneo A se asocia con un 50% más de riesgo de necesitar soporte ventilatorio en caso de infección por el coronavirus, mientras que el grupo 0 confiere un efecto protector con un 35% menos de riesgo de insuficiencia respiratoria", explica esta nota de prensa del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Aunque investigaciones anteriores ya habían señalado que existen factores que aumentan la posibilidad de desarrollar casos graves de la enfermedad, como la edad o determinadas patologías previas (diabetes, hipertensión u obesidad, por ejemplo), este estudio sugiere que se puede identificar a personas más vulnerables según sus características genéticas. Esto permitiría conocer grupos de riesgo que necesiten especial protección, así como diseñar tratamientos personalizados, según los investigadores.

Puedes leer más sobre el tema en este artículo de la Agencia SINC.

¿Hay alguna forma de predecir la altura que tendrá un niño o niña al crecer? ¿Sirve como referencia el tamaño de los pies o la longitud de los dedos?

¡Qué mona! ¡Qué carita más tierna! ¡Y qué piececitos más bonitos que tiene! Solo verle tan pequeñito o pequeñita y nos deshacemos en tiernos piropos. Pero, ¿cuánto crecerá el bebé? ¿Bastará con medirle la longitud de los dedos o de los pies para saberlo?

Nos habéis hecho llegar esta duda, y hemos contactado con la pediatra Vanesa Llorente, maldita que nos ha prestado sus superpoderes para este artículo, que nos ha advertido: “No está clara la relación entre la talla del pie y la altura, ni siquiera en adultos".

Un estudio de 2012 encontró una relación entre la longitud del pie, medida por huella plantar, y la altura. “Sin embargo”, asegura Llorente, “este estudio fue rebatido el año siguiente por otro estudio por deficiencias metodológicas. En definitiva, actualmente no se ha podido demostrar una clara relación entre talla del pie y altura, a pesar de lo útil que sería disponer de esta información por ejemplo en caso de catástrofes múltiples, en las cuales a veces se encuentran pies separados del cuerpo, o para calcular la talla en investigaciones forenses cuando sólo se dispone de huellas de pisadas en la escena del crimen”.

Existen otros métodos para tratar de predecir cuál será la altura de un bebé cuando crezca. En 1970, después de haber medido millares de niños británicos desde finales de la Segunda Guerra Mundial, el investigador J. M. Tanner, junto con dos investigadores más, ideó una fórmula (hoy conocida como Fórmula de Tanner) que a partir de la media de las alturas de los padres (biológicos) establecía que un niño sería 6,5 cm más alto y una niña 6,5 cm más baja.

Esta fórmula ha sido criticada en los años sucesivos. Por ejemplo, en este estudio de 2015 se muestra que la predicción sobre la altura con el método de Tanner infravalora la talla final en jóvenes de zona rural del sudeste de España, mientras que en este otro de 2011, para niños holandeses, se aplica una corrección a la fórmula.

Sin embargo, “la fórmula de Tanner se suele utilizar en pediatría”, asegura nuestra maldita, recordando que “tiene una variabilidad de más o menos 8 centímetros, con un margen de error del 5% (es decir, en el 5% de los casos la predicción no coincidirá con el crecimiento final)”. Un ejemplo concreto: si el padre mide 1,80 m y la madre 1,60 m, el pronóstico de talla para su hija estará entre los entre 155,5 y 171,5 centímetros. 

“Otro método, más preciso”, añade Llorente, “y utilizado por los endocrinólogos pediátricos, estima la talla final a partir de la talla actual del niño y de su edad ósea, la cual se mide mediante una radiografía del carpo (la muñeca) de la mano no dominante y aplicando una fórmula matemática. No se emplea de forma rutinaria, sólo en casos donde se sospeche un problema de crecimiento”.

El también maldito Lluís Delgado, pediatra del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, que nos ha prestado sus superpoderes, añade que, además del método de la maduración ósea, también se suele mirar en qué percentil de crecimiento se coloca el niño o la niña a partir de los dos años de edad: “Esto suele ser un indicador fiable de cómo crecerán los niños”, nos dice.

¿Puedes electrocutarte por abrir la nevera o encender la luz descalzo y con las manos mojadas?

Nos habéis preguntado si es posible electrocutarse al abrir la nevera o encender o apagar la luz con las manos mojadas y si se está descalzo. En principio no tendría por qué pasar si la instalación eléctrica del hogar es la correcta, pero si no es así, sí podrías electrocutarte al hacerlo.

David Pavón de la Peña, técnico de electrónica y director de la empresa de electricidad y electónica ElectroAntón y uno de nuestros malditos, explica a Maldita Ciencia que “en todas las casas hay un cuadro eléctrico con un automático que se llama diferencial que hace de protección en caso de descarga eléctrica”. Según explica, si el diferencial funciona bien, no pasará nada incluso aunque “la nevera tenga una avería o se toque un interruptor con las manos mojadas”.

Por su parte, Juan Jesús Hernández, médico del departamento de Salud de Cruz Roja, añade que, mientras que en una instalación eléctrica correcta “saltaría el automático y no habría riesgo de electrocutarse porque se cortaría el paso de electricidad”, el riesgo es mayor en instalaciones “malas o trucadas”.

Es decir, para que te diera una descarga eléctrica, el automático diferencial del cuadro eléctrico tendría que estar roto. Por ello, Pavón considera muy recomendable que un técnico revise si nuestra instalación está hecha correctamente y funcionan bien las protecciones de nuestro cuadro eléctrico.

En esta situación por la que nos habéis preguntado se sumaría que “el agua es buena conductora y si hay una derivación eléctrica nuestro cuerpo mojado cierra el circuito con los pies que, al ir descalzos, no tienen aislante”, explica Hernández, que en cualquier caso recomienda a Maldita Ciencia evitar tocar elementos eléctricos con las manos o el cuerpo mojado y “sin aislar los pies” por si acaso. 

¿Qué es lo que ocurriría exactamente si no cumplimos con estas precauciones y tenemos una instalación defectuosa? Pavón cuenta que “la electricidad es una energía que se crea generando electrones negativos en gran cantidad”. Normalmente en una casa “hay un cable que lleva toda la energía al que llamamos ‘fase’ y otro que sirve para descargar esa energía (electrones) al que llamamos ‘neutro”.

La función del neutro es crear un desequilibrio, una diferencia de potencial que permita la existencia de corriente eléctrica por el conductor de fase. Sin el neutro no puede producirse la corriente eléctrica a no ser que la diferencia de potencial se genere utilizando directamente la tierra (el suelo que pisamos) a través, en el caso que nos ocupa, de nuestro cuerpo.

Si tocamos el conductor de fase y estamos pisando el suelo descalzos, hacemos de cable conductor y descargamos esa energía, por lo que circula corriente por nuestro cuerpo y nos puede matar”, afirma el técnico. Si además estamos mojados, “el agua hace que seamos un cable mejor, que conduzcamos mejor la electricidad, por lo que es más peligroso para nosotros”.

Rubén Lijo, ingeniero eléctrico y divulgador, en su canal "Sígueme la corriente" explica qué le pasa al cuerpo cuando alguien se electrocuta. Existen diferentes fases de respuesta que varían en función de la cantidad de corriente que circula por nuestro cuerpo y el tiempo que dura el contacto. Electrocutarse, según indica, puede dejar lesiones permanentes o incluso provocar la muerte. 

¿Cómo se debe reaccionar si se sospecha que alguien se está electrocutando? Lijo indica que hay que actuar con seguridad y rapidez. El primer paso es bajar las protecciones eléctricas de la vivienda (las palancas) cuanto antes. Si no sabes dónde están o están lejos, “separa del contacto a la persona con algún material aislante como un palo de fregona de plástico o la suela del zapato”. “Nunca toques directamente al accidentado porque sufrirás las mismas consecuencias”, advierte. 

Inmediatamente después, hay que comprobar si el afectado tiene pulso y respira y llamar rápidamente a los servicios de emergencia para que te indiquen cómo realizar los ejercicios de primeros auxilios y se desplacen hasta el lugar. 

¡Eh, eh! Espera...

Antes de despedirnos, hay algo que queremos (y debemos) recordarte las veces que haga falta: no somos médicos, somos periodistas. Puedes contar con nosotros para todo aquello que esté en nuestra mano, ¡por supuesto! Pero si lo que necesitas es un diagnóstico concreto y o tienes dudas médicas específicas, la mejor opción será que recurras a un profesional sanitario que estudie el caso y te recomiende la solución o tratamiento más adecuado. ¡Gracias por leernos y buen fin de semana!

Para este artículo, hemos contado con la ayuda de l@s maldit@s pediatras Vanesa Llorente y Lluís Delgado, y del técnico de electrónica David Pavón de la Peña.

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