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MALDITA CIENCIA

Cómo reducir el impacto en tu salud mental del brote de coronavirus

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Las distintas administraciones han tomado medidas para la contención del coronavirus en España. Estas decisiones afectan a la vida diaria de muchas personas. Junto con el temor al coronavirus, esta epidemia está generando estrés en la población. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid han publicado medidas de salud mental para ayudar a mantener el bienestar psicológico durante el brote de COVID-19.

A la población general

  • Identifica pensamientos que puedan generarte malestar. Pensar constantemente en la enfermedad puede hacer que aparezcan o se acentúen síntomas que incrementen su malestar emocional.
  • Reconoce tus emociones y acéptelas. Si es necesario, comparte tu situación con las personas más cercanas para encontrar la ayuda y el apoyo que necesitas.
  • Informa a tus seres queridos de manera realista. En el caso de menores o personas especialmente vulnerables como ancianos, no les mientas y proporciónales explicaciones veraces y adaptadas a su nivel de comprensión.
  • COVID-19 afecta a personas de muchos países, en muchas ubicaciones geográficas. No lo asocies a ninguna etnia o nacionalidad. Sé empático con aquellos que se vieron afectados, en y desde cualquier país. Las personas que tienen la enfermedad no han hecho nada malo.
  • No llames a las personas con la enfermedad 'casos de COVID-19', 'víctimas', 'familias de COVID-19' o 'enfermas'. Son 'personas que tienen COVID-19', 'personas que están siendo tratadas contra COVID-19', 'personas que están recuperándose de COVID-19' y que tras recuperarse de COVID-19 su vida seguirá con sus trabajos, familias y seres queridos.
  • Evita ver, leer o escuchar noticias que le causen ansiedad o angustia, evita la sobreinformación y evita hablar permanentemente del tema. Busca información principalmente para tomar medidas prácticas para preparar tus planes y protegerte a ti mismo y a tus seres queridos. Busca información actualizada en momentos específicos del día una o dos veces. El flujo repentino y casi constante de noticias sobre un brote puede hacer que cualquiera se sienta preocupado. Conoce los hechos.
  • Contrasta la información que compartes. Si usas redes sociales para informarte, procura hacerlo con fuentes oficiales. Reúne información a intervalos regulares, desde la web de la OMS y las plataformas de las autoridades sanitarias locales, para ayudarte a distinguir los hechos de los rumores.
  • Protégete y apoya a los demás. Ayudar a otros en su momento de necesidad puede beneficiar tanto a la persona que recibe el apoyo como a la que lo ayuda.
  • Encuentra oportunidades para amplificar las voces, las historias positivas y las imágenes positivas de la gente local que ha experimentado el nuevo coronavirus y se ha recuperado o que ha apoyado a un ser querido a través de la recuperación y está dispuesta a compartir su experiencia.

A las personas aisladas o en cuarentena

  • Mantente conectado y mantén tus conexiones sociales. Incluso en situaciones de aislamiento, intenta en lo posible mantener tus rutinas diarias personales. Si las autoridades sanitarias han recomendado limitar tu contacto social físico para contener el brote, puedes mantenerte conectado a través del correo electrónico, las redes sociales, la videoconferencia y el teléfono.
  • Durante los momentos de estrés, presta atención a tus propias necesidades y sentimientos. Realiza actividades saludables que disfrutes y que te resulten relajantes. Haz ejercicio con regularidad, mantén rutinas de sueño regulares y come alimentos saludables. Mantén las cosas en perspectiva.

A la población de riesgo

  • Sigue las recomendaciones y medidas de prevención que determinen las autoridades sanitarias.
  • No trivialices tu riesgo para intentar evadir la sensación de miedo o aprensión a la enfermedad.
  • Pero tampoco magnifiques el riesgo real que tienes. Sé precavido y prudente sin alarmarte.
  • Si te recomiendan medidas de aislamiento, ten presente que es un escenario que puede llevarte a sentir estrés, ansiedad, soledad, frustración, aburrimiento y/o enfado, junto con sentimientos de miedo y desesperanza, cuyos efectos pueden durar o aparecer incluso posteriormente al confinamiento. Trata de mantenerte ocupado y conectado con sus seres queridos.
  • Genera una rutina diaria y aprovecha para hacer aquellas cosas que te gustan pero que habitualmente por falta de tiempo no puede realizar (leer libros, ver películas, etc.).

A las personas que tienen COVID-19

  • Maneja tus pensamientos intrusivos. No te pongas en lo peor anticipadamente.
  • No te alarmes innecesariamente. Sé realista. La inmensa mayoría de las personas se están curando.
  • Cuando sientas miedo, apóyate en la experiencia que tiene en situaciones similares. Puede que ahora no lo asocies por tener percepción de mayor gravedad pero piensa en cuántas enfermedades has superado en tu vida con éxito.

A los cuidadores de ancianos

  • Los ancianos, especialmente los que se encuentran aislados y los que padecen demencia cognitiva, pueden sentirse más ansiosos, enfadados, estresados, agitados y retraídos durante el brote o mientras están en cuarentena. Da apoyo práctico y emocional a través de redes informales (familias) y profesionales de la salud.
  • Comparte hechos sencillos sobre lo que está pasando y da información clara sobre cómo reducir el riesgo de infección en palabras que las personas mayores con/sin discapacidad cognitiva puedan entender. Repite la información siempre que sea necesario. Las instrucciones deben comunicarse de forma clara, concisa, respetuosa y paciente, y también puede ser útil que la información se muestre por escrito o en imágenes. Involucra a su familia y a otras redes de apoyo en el suministro de información y ayudarles a practicar medidas de prevención como el lavado de manos.
  • Anima a las personas mayores con conocimientos, experiencias y fuerzas a que se ofrezcan como voluntarios en los esfuerzos de la comunidad para responder al brote de COVID-19. Por ejemplo, la población de jubilados sanos puede proporcionar ayuda a otros mayores, vigilar a sus vecinos y cuidar de niños.

A los cuidadores de niños

  • Ayuda a los niños a encontrar formas positivas de expresar sentimientos perturbadores como el miedo y la tristeza. Cada niño/a tiene su propia manera de expresar sus emociones. A veces, participar en una actividad creativa, como jugar y dibujar, puede facilitar este proceso. Los niños se sienten aliviados si pueden expresar y comunicar sus sentimientos perturbadores en un entorno seguro y de apoyo.
  • Si se considera seguro para el niño/a, mantén a los niños cerca de sus padres y su familia y evita separar a los niños y sus cuidadores en la medida de lo posible. Si es necesario separar al niño de su cuidador principal, asegúrate de que haya un cuidado alternativo apropiado y que un trabajador social, o su equivalente, haga un seguimiento regular del niño. Además, vela por que durante los períodos de separación se mantenga un contacto regular con los padres y los cuidadores, por ejemplo mediante llamadas telefónicas o videoconferencias programadas dos veces al día u otro tipo de comunicación apropiada para la edad (por ejemplo, las redes sociales según la edad del niño).
  • Mantén las rutinas familiares en la vida diaria tanto como sea posible, especialmente si los niños están confinados en casa. Proporciona a los niños actividades atractivas y apropiadas para su edad. En la medida de lo posible, alienta a los niños a seguir jugando y socializando con los demás, aunque sólo sea dentro de la familia cuando se les aconseje restringir el contrato social.
  • En tiempos de estrés y crisis, es común que los niños busquen más apego y sean más exigentes con los padres. Habla sobre el COVID-19 con tus hijos con una información honesta y apropiada para su edad. Si tus hijos tienen preocupaciones, abordarlas juntos puede aliviar su ansiedad. Los niños observarán los comportamientos y las emociones de los adultos para obtener pistas sobre cómo manejar sus propias emociones durante los momentos difíciles.

Al personal sanitario

  • Para los trabajadores de la salud, sentirse estresado es una experiencia por la que muchos probablemente estén pasando. Es muy normal sentirse así en la situación actual. El estrés y los sentimientos asociados a él no son de ninguna manera un reflejo de que no puedes hacer tu trabajo o que eres débil. Controlar el estrés y el bienestar psicosocial durante este tiempo es tan importante como controlar la salud física.
  • Atiende tus necesidades básicas y emplea estrategias útiles para hacer frente a la situación: asegúrate el descanso y las pausas durante el trabajo o entre los turnos, come suficiente y comida sana, realiza actividad física y permanece en contacto con la familia y los amigos.
  • Evita el uso de estrategias poco útiles, como el tabaco, el alcohol u otras drogas. A largo plazo, estas pueden empeorar tu bienestar mental y físico.
  • Algunos trabajadores pueden ser rechazados por su familia o comunidad debido al estigma o al miedo. Esto puede hacer que una situación ya difícil sea mucho más difícil. Si es posible, mantenerse en contacto con tus seres queridos, incluso a través de métodos digitales, es una forma de mantener el contacto. Recurre a tus compañeros, a tu jefe o a otras personas de confianza para obtener apoyo social. Tus compañeros pueden estar teniendo experiencias similares a las tuyas.
  • Utiliza formas comprensibles para compartir mensajes con personas con discapacidades intelectuales, cognitivas y psicosociales. Deben utilizarse formas de comunicación que no dependan únicamente de la información escrita.

Señales y herramientas contra el suicidio

En Maldita Ciencia os contamos los principales mitos sobre el suicidio y explicamos cuáles son las principales señales y herramientas para luchar contra él.

Algunas de las señales que pueden indicar que alguien está pensando en acabar con su vida son verbales como los comentarios negativos sobre uno mismo o sobre su vida como "No valgo para nada", "Estarías mejor sin mí" o "Estoy cansado de luchar"; comentarios negativos sobre su futuro como "Lo mío no tiene solución" o "Las cosas no van a mejorar nunca"despedidas verbales o escritas como "Quiero que sepas que en todo este tiempo me has ayudado mucho" y comentarios sobre el acto suicida o la muerte como "No deseo seguir viviendo", "Nadie me quiere y es preferible morir" o "Me gustaría desaparecer".

Otros posibles avisos son no verbales, como los cambios repentinos en la conducta de la persona, tanto un aumento de la irritabilidad y del consumo de alcohol como un período de calma tras una gran agitación. Considerar esto como una mejoría puede ser un error ya que también puede ser una señal de riesgo inminente. También, si ves lesiones en alguna parte de su cuerpo, si regala objeto personales muy queridos, cierra sus cuentas en redes sociales, decide cerrar asuntos pendientes o si prepara un testamento o seguro de vida.

Si estás pasando por una mala situación personal, padeces alguna enfermedad mental o tienes pensamientos suicidas, puedes recibir ayuda de tu médico de cabecera o acudir a Urgencias. También puedes acudir a una persona de tu confianza, comunicarle lo que te está sucediendo y buscar la compañía de alguien que te aprecie y con quien te sientas a gusto.

Otros recursos disponibles son el Teléfono de la Esperanza, con el que puedes contactar llamando al 91 459 00 55o al 717 003 717 (aquí tienes el listado completo del teléfono de sus sedes en España y otros lugares del mundo), y el Teléfono contra el Suicidio, disponible en el 91 138 53 85.

Y recuerda: el suicidio puede presentarse como una solución permanente ante un intenso dolor. Pero, aunque no lo parezca, la desesperanza, el dolor y el vacío son estados temporales, no permanentes. Aunque ahora sientas que tu abatimiento no va a terminar, es importante recordar que las crisis no son permanentes.

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