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Cítricos después de la leche, mascarillas faciales caseras y nueces para la memoria. Llega el 102º consultorio a Maldita Ciencia

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¡Buena previa al finde, malditas y malditos! El consultorio científico de Maldita Ciencia esta a punto una semana más para responder a todas las dudas que nos habéis planteado durante los últimos días. En esta ocasión, las elegidas han sido la leche, las nueces y las mascarillas (también faciales). Antes de pasar a vuestras cuestiones, recordad que nos podéis hacer llegar todas las que se os ocurran por TwitterFacebook, correo electrónico ([email protected]) o a nuestro nuevo chatbot de WhatsApp (¡guárdate el número! +34 644 22 93 19).

¿Es malo tomar zumo de naranja después de haber bebido leche?

Si en casa alguna vez te advirtieron sobre lo mal que te iba a sentar eso que te pretendías comer o beber después de un buen vaso de leche porque esta se podría cortar en tu estómago, estás en nuestro equipo: muchos hemos recibido el consejo de que lo mejor en estas ocasiones es evitar cítricos como el zumo de naranja o de limón. Pero, ¿apoya la ciencia esta recomendación? Pues no.

Para empezar porque en nuestro propio estómago hay un ácido mucho más fuerte que el de estos cítricos, el ácido clorhídrico, que hace que cada vez que bebemos leche, esta se corte en nuestras tripas. Esto es algo que se sabe desde hace mucho tiempo. De hecho podemos leer una explicación sobre ello en este paper de 1877.

"La leche con zumo no es más que leche y zumo. El aspecto que adquiere la mezcla no es muy atractivo que digamos, pero no es en absoluto perjudicial", aclara Miguel Ángel Lurueña, tecnólogo de los alimentos, en su blog.

Lurueña menciona el aspecto de la mezcla porque es cierto que mezclar ácidos con la leche hará que ésta se corte (se separa en una parte líquida que "se queda" en la superficie y otra, en el fondo, con grumos blanquecinos), esto no es malo para nuestra salud.

https://youtu.be/UcGZl-wrklk

"Se cree que la leche cortada es perjudicial para la salud porque puede ser un síntoma de deterioro", señala Lurueña. "Si no conservamos la leche de forma adecuada, se desarrollará en ella una enorme cantidad de microorganismos que son capaces de fermentar la lactosa (el azúcar de la leche). Como resultado de esa fermentación se produce ácido láctico que provoca un descenso del pH y consecuentemente la leche se corta", indica el experto.

En este caso, que la leche esté cortada sí es una señal de deterioro. Sin embargo, la causa de que la bebida haya sufrido este proceso no siempre se debe a que esté en mal estado y, por lo tanto, pueda sentarnos mal.

"Por otra parte, hay infinidad de productos lácteos y de recetas gastronómicas que se elaboran aprovechando este fenómeno. Así se hacen por ejemplo muchos tipos de queso (como el paneer, que se elabora con leche y zumo de limón), el yogur (que coagula debido a los ácidos que se producen en la fermentación), la leche agria, etc.", concluye Lurueña. Si quieres saber más sobre lo que químicamente ocurre al mezclar leche y zumo, puedes leer sobre ello en este artículo de su blog.

Para terminar, y si queréis poner en marcha un pequeño experimento casero, en este artículo de Scientific American tenéis las instrucciones (en inglés) para observar qué ocurre si se mezcla leche con distintos zumos y otros líquidos.

¿Funcionan las mascarillas faciales caseras?

Nos lo habéis preguntado varias veces y no solo sobre una receta en concreto, sino sobre diferentes mezclas hechas con un poco de "esto" y "aquello" que tenemos por casa: que si limón, café, azúcar, aceite... Nos referimos a las mascarillas faciales caseras de las que seguro que has oído hablar alguna vez. ¿Sirven? ¿No sirven? ¿Pueden ser perjudiciales?

Por norma general y como uso cotidiano, los expertos no recomiendan que nos embadurnemos la cara con potingues de este tipo. "En general, las mascarillas faciales caseras siempre tienen más riesgos que las que se pueden comprar. Son ingredientes que están destinados al consumo alimentario, no cosmético", explica a Maldita Ciencia Inés Escandell, dermatóloga.

"Los productos cosméticos tienen que pasar unos controles de seguridad, eficacia y estabilidad, que en la industria cosmética están regulados. En cambio, en los productos caseros, las relaciones entre los ingredientes no siempre se respetan y tampoco el criterio de mezclar unos con otros", explica a Maldita Ciencia Gelen Rodríguez, directora técnica de BICOSOME, empresa que desarrolla ingredientes para productos cosméticos. "El resultado es que unos componentes que a priori pueden ser inofensivos para la salud, podrían llegar dañar nuestra piel", añade.

Por ejemplo, según explica Rodríguez, el limón puede ser buen conservante y debido a su acidez también se puede utilizar como exfoliante, pero en una dosis elevada puede provocar irritación en la piel. Del efecto del limón sobre la piel os hablamos ya aquí. La experta añade que el uso sin control de estos ingredientes puede dar lugar a reacciones alérgicas y dermatitis atópicas. Además, Escandell añade que los cítricos contienen furocumarinas, que pueden dar reacción fototóxica, un tipo quemadura solar que también suele producir hiperpigmentación, si se exponen a rayos UVA.

Con respecto a otros alimentos, Escandell señala que estos podrían estar contaminados con microorganismos que agravasen dermatitis previas. Y si lo que buscamos es exfoliar el cutis, la experta explica que las partículas exfoliantes cosméticas suelen tener forma esférica para evitar provocar erosiones, pero que las partículas de sal o azúcar tienen formas irregulares y muchas veces pequeñas puntas que pueden causar microerosiones y agravar cualquier dermatitis preexistente.

"Esta es una práctica cada vez más popular entre la población. Para satisfacer la tendencia que buscamos de ir a lo natural, actualmente hay productos en el mercado que certifican en origen natural, ecológico u orgánico de los ingredientes y que al mismo tiempo garantizan eficacia y seguridad", recuerda Rodríguez y concluye que ni todo es bueno ni todo es malo: depende del uso que se le dé y de la eficacia que realmente se quiera obtener.

"Se pueden utilizar ingredientes caseros, como el aceite de oliva, que siempre han utilizado nuestras abuelas, para hidratar y aportar grasa a la piel, pero si pretendes un efecto más específico y prolongado, mejor los productos comerciales que ya tienen su eficacia y seguridad contrastada", recomienda la experta. Como conclusión, Escandell indica que usando este tipo de mascarillas caseras "se obtiene poco beneficio y se incrementan los riesgos".

¿Es verdad que las nueces son buenas para la memoria?

Otra de las preguntas que nos habéis planteado esta semana es si es cierto que las nueces son buenas aliadas para nuestra memoria. Aunque de primeras parezca el típico mito sin pies ni cabeza de toda la vida, de los que nos encanta explicar en Maldita Ciencia, en este caso la cosa cambia: sí que existen evidencias de que el consumo de estos frutos secos, dentro de una dieta saludable en su conjunto, puede ser beneficioso para el cerebro.

"Estamos ante un alimento con numerosos ácidos grasos como el Omega 3 y 6 que son beneficiosos para nuestro organismo por sus acciones cardioprotectoras y antiinflamatorias. Además, entre sus compuestos existen numerosos minerales y micronutrientes como el fósforo y el magnesio, que son necesarios tanto para las funciones celulares como metabólicas", explica Sevi González, dietista-nutricionista y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. "Es cierto que ayudan a prevenir la falta de memoria e incluso a mejorarla, además de ser positiva para la prevención de Alzhéimer", añade.

Según este estudio, publicado en febrero de 2020 en la revista científica Nutrients, diferentes investigaciones en animales y humanos sugieren que el consumo diario de nueces puede mejorar la función cognitiva, además de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, depresión y diabetes tipo 2, factores de riesgo para el desarrollo de la demencia.

Los experimentos en ratones que el estudio llevó a cabo sugieren que "a largo plazo, una dieta rica en nueces mejora significativamente la memoria y las habilidades de aprendizaje", entre otras. "Estos informes sugieren que la intervención nutricional temprana y a largo plazo con nueces puede tener efectos beneficiosos para mantener la función cognitiva y proteger contra el deterioro cognitivo relacionado con la edad, así como para reducir el riesgo, retrasar el inicio o ralentizar la progresión del deterioro cognitivo y la demencia en el Alzhéimer (como también sugiere este estudio en ratones)", concluyen los investigadores. También los resultados de otro estudio de 2009 apuntan que "la suplementación moderada de nueces puede mejorar el rendimiento cognitivo y motor de ratas envejecidas".

Por su parte, una investigación basada en los resultados de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición americana (NHANES, por sus siglas en inglés), sugiere que existe una asociación positiva entre el consumo de nueces y las funciones cognitivas en adultos, independientemente de su edad, sexo o etnia, y que la ingesta diaria de nueces puede ser un hábito dietético beneficioso.

"El consumo diario de frutos secos, entre ellos las nueces (un puñado diario ya sea en el desayuno, para almorzar, añadir a las comidas, acompañar un lácteo para merendar...) es recomendable. De hecho, podemos equiparar sus beneficios a otros alimentos como los pescados y el aceite de oliva virgen extra", concluye González.

¿Influye la alimentación en la dermatitis atópica?

Por último, nos habéis planteado si lo que comemos, por lo general, puede influir o agravar un brote de dermatitis atópica, un trastorno que provoca enrojecimiento de la piel y picazón. Además, es duradera (crónica) y suele exacerbarse periódicamente.

"Resulta un tema altamente controvertido pero, en líneas generales, se podría decir que no: no hay una clara influencia de la dieta sobre la aparición de brotes de dermatitis atópica", explica a Maldita Ciencia José Carlos Moreno, presidente de honor de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). La dermatóloga Inés Escandell confirma que, en principio, ningún alimento influye en este trastorno.

"Otra cosa es que la persona tenga alergia alimentaria, que es una asociación bastante frecuente", aclara la dermatóloga. "La atopía es una manifestación de lo que se llama marcha atópica (secuencia con que se presentan las enfermedades alérgicas), que también incluye la rinitis estacional (alergia estacional) y la alergia alimentaria. Evidentemente no todas las personas con dermatitis atópica tienen alergia alimentaria, pero hay bastantes que sí", añade.

Aunque, según los expertos, no hay ningún alimento como tal que influya en esta reacción, durante los últimos años algunos estudios han sugerido que la microbiota intestinal, aparte de la microbiota cutánea, tiene bastante relación con el empeoramiento o la mejoría de la dermatitis atópica.

Moreno señala, por otra parte, que pueden darse situaciones concretas en los que sí puede establecerse este tipo de relación entre la alimentación y la dermatitis, y explica cómo sería el caso: "La única forma de saberlo de forma absoluta es revisando la historia clínica y discutiendo con el paciente o con los familiares si existe esta asociación. En todo caso, la dieta solo podría llegar a influir en áreas determinadas como, por ejemplo, si hablamos de la zona de la boca; pero se trataría de un efecto directo, no por absorción de los de los alimentos", continúa.

Por último, añade que, salvo que haya una evidencia clara, nunca se debe establecer una dieta limitante. Como mucho, podría probarse el efecto que podría tener la eliminación temporal en la dieta de un alimento determinado en la evolución de la enfermedad.

Antes de que os vayáis...

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En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Sevi González para la consulta sobre las nueces y la memoria.

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Primera fecha de publicación: 31 de julio de 2020.

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