Otro de los grandes titanes de las dudas nutricionales es la elección entre estos dos tipos de azúcar. Refinado o moreno, esa es la cuestión. Es cierto que, si hablamos de valores nutricionales, el azúcar moreno o integral presenta valores ligeramente mejores, sin embargo la cantidad de los mismos es tan minúscula (y más aún si tenemos en cuenta que la cantidad diaria de azúcar máxima recomendada por la OMS son 50 gramos diarios) que no suponen ningún beneficio frente a las propiedades del azúcar blanco. Vamos, que si tienes que escoger, y te dan igual las consecuencias, puedes decantarte por la que más te guste.
Si hablamos de su composición, entre un 95 y un 99% del azúcar refinado o blanco es sacarosa (glucosa y fructosa), una sustancia que contienen diversos vegetales y que se extrae a partir de caña de azúcar o de remolacha azucarera. En el azúcar moreno, este porcentaje se reduce a un 85%. Es en ese 10% donde reside la diferencia nutricional entre ambas.
"El porcentaje restante está compuesto básicamente por agua y por minerales, principalmente calcio, hierro, potasio y magnesio, aunque estos se encuentran en proporciones bastante pequeñas", explica Miguel Ángel Lurueña en este artículo, al que te recomendamos echar un ojo si quieres saber más sobre nuestro dulce protagonista. "También contiene algunas vitaminas, aunque su proporción es aún más reducida y, al igual que el azúcar refinado, no contiene proteínas, ni grasa, ni fibra", añade.
Pero repetimos: dada la cantidad de azúcar que consumimos diariamente (en teoría, menos de 50 gramos, si seguimos las recomendaciones oficiales), los minerales y vitaminas extra del azúcar moreno frente al azúcar blanco son insignificantes. "Esto es lógico: el uso primordial que tiene el azúcar es el de endulzar los alimentos, no el de servir como nutriente", explica Lurueña. "Y precisamente por eso se ideó la forma de aislarlo a partir de los vegetales que lo contienen".
¿Que cuál escoger, entonces? El que más rabia te dé. Lurueña hace hincapié en que el azúcar moreno posee más matices en su sabor, pero que su capacidad endulzante es menor, debido a su menor porcentaje de sacarosa. Es decir, que para conseguir una gran intensidad de dulce quizá necesites más cantidad de azúcar si te decantas por el moreno que si lo haces por el blanco, con lo que sería más fácil superar las recomendaciones de su consumo.