Hasta el mismísimo refranero español tiene parte de culpa de la propagación de algunos mitos y bulos sobre nutrición, ¿o no has escuchado nunca ese que dice que "hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo"? Pues haz clic en el botón derecho de tu ratón mental y selecciona "Eliminar", porque no: el desayuno, por más que se empeñe la sabiduría popular, no es la comida más importante del día ni a la que más atención hay que prestar.
"Es una afirmación absolutamente gratuita", explica a Maldita Ciencia Juan Revenga, dietista-nutricionista. Su origen, según explica aquí Revenga, se remonta a 1917, cuando una dietista de gran prestigio en EE UU, Lenna Frances Cooper, cofundadora de la Academia Americana de Dietética y Nutrición, publicó en la revista Good Health que, al ser la primera comida del día, esta era la más importante.
"Ojo a ese argumento porque, si nos atenemos a la lógica, la primera comida del día la podemos hacer a las tres de la tarde, ¿no?", añade Revenga. "De hecho, lo que indica la palabra desayuno (tanto es castellano como en inglés), es exactamente eso: romper un periodo de ayuno más o menos largo en las 24 horas diarias. Des-ayuno. Lo que no quiere decir que no podamos hacerlo a las tres de la tarde, a las dos, a las seis o a las ocho".
Aún así, relacionamos el desayuno con horas (relativamente) tempranas y, lo que es peor, con alimentos determinados: que si un vasito de leche con tostadas, un café con bollería, chocolate con churros, cereales, zumos..., ¿por qué? "Porque tenemos televisión, internet, radio, etc. Punto y pelota. Utilizándolos, quienes diseñan estos productos nos hacen creer que son los adecuados y los que debemos incorporar nada más levantarnos", explica Revenga. Es decir, "imitamos" los desayunos "ideales" que vemos en publicidad, series, películas... (que de ideales, muchas veces, tienen poco).
Revenga añade que, si preguntásemos a nuestros bisabuelos o tatarabuelos, que no estaban expuestos a estos medios, su respuesta sería diferente. "Es más, en otras culturas actuales el desayuno no contiene alimentos especiales de desayuno. Esa es una característica de nuestro entorno: hay alimentos de desayuno, pero no hay alimentos de comida ni hay alimentos de cena. ¿Qué pasa? ¿Que no puedes desayunar una tortilla de patata, o un filete de ternera con pimientos verdes?".
Si no hay un menú ideal con el que romper el ayuno; si un buen pedazo de empanada de pulpo y melocotón, como el de la imagen, tiene la misma cabida que una tostada y un café y si no hay diferencia entre los nutrientes que necesitamos a primera o a última hora del día, no hay bases que sostengan que el desayuno sea la comida más importante. "Las ingestas del día son como los hijos: no puedes decir que uno sea más importante que otro", bromea Revenga.
Para saber más sobre otros mitos relacionados con el desayuno, puedes echar un vistazo a lo que Juan Revenga explica aquí o aquí.