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MALDITA TECNOLOGÍA

Luces inteligentes de Navidad: ¿puedo dejarlas todo el día conectadas o hace eso mi casa menos segura?

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Claves
  • Mientras más dispositivos conectados a internet tengamos en nuestro hogar, más aumentan las puertas de entrada para comprometer la red y acceder a datos personales
  • Los dispositivos domésticos inteligentes suelen tener menos protecciones de seguridad, por lo que debemos cambiar las contraseñas predeterminadas, mantenerlos actualizados y conectarlos a redes separadas
  • Incluso en standby, los dispositivos siguen conectados a internet y representan riesgos, por lo que es mejor apagarlos cuando no los estemos usando
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Entre la cantidad de regalos tecnológicos que pueden caer bajo el árbol de navidad y lo que nos gusta llenar las casas de lucecitas y decoración, la época navideña es precisamente una de las más propicias para recordar una serie de pautas de ciberseguridad. Sobre todo, teniendo en cuenta que hay dispositivos que dejamos conectados todo el día, y por eso es por lo que nos habéis preguntado en los días previos a las fiestas: ¿puedo dejar unas luces inteligentes conectadas sin descanso? ¿Nos hace eso más vulnerables o en el fondo es lo mismo?

Muchos aparatos pueden conectarse a Internet, y cuantos más haya, más puertas para comprometer nuestra red

Empezamos por tener en cuenta que casi cualquier artilugio que metamos en casa es susceptible a día de hoy de tener una versión smart (o, en otras palabras, que se conecta a Internet). Incluso las luces de navidad con las que rodeamos el árbol o colgamos de la pared pueden serlo, por muy sencillo que sea su mecanismo. Al final, funcionan como una bombilla normal a la que le podemos cambiar el color, conectar a Alexa u otro asistente para que se encienda con la voz, controlar por una aplicación móvil… Si lo queremos hacer inteligente, seguramente tengamos una manera de hacerlo.

Esto, como siempre recordamos, implica que habrá una red más amplia de dispositivos conectados a nuestro wifi y, por tanto, más cosas que tendremos que tener en cuenta para manejarlos de una forma segura a medida que se vaya extendiendo. Piénsalo así: cuantos más dispositivos haya conectados, más entradas hay para que alguien comprometa la red y acceda a su configuración, ya sea para pasar a controlarlos o para acceder a otro tipo de información contenida en nuestra conexión.

Nuestra maldita Mar Arribas, especialista en ciberseguridad y cibercooperante del INCIBE, es tajante con ello: “Por lo general, los dispositivos conectados a Internet tienen software privativo difícilmente auditable y no suelen recibir actualizaciones de seguridad. Cualquier aparato con un micrófono o videocámara que se pueda conectar a Internet es susceptible de que tenga una vulnerabilidad sin solucionar y que un agente malicioso pueda explotarla”, señala.

No todos los dispositivos tienen fallos de seguridad, pero no tienen tanta protección por parte de los fabricantes

Ojo, esto no implica que todos los dispositivos tengan fallos de seguridad por defecto, sino que al conectarse a la red y por tener un funcionamiento más simple, son susceptibles de suponer un riesgo. Esto también se debe a que, pese a ser inteligentes, una bombilla, una lavadora o un robot de cocina no tienen por qué diseñarse para tener todas las prestaciones de seguridad que tiene un móvil, por poner un ejemplo, y los fabricantes no siempre consiguen sacar parches de seguridad para sus fallos.

“Incluso si el dispositivo es totalmente seguro y tan solo el usuario y el fabricante puede acceder, no será la primera vez que un fabricante abusa del acceso o directamente tiene cláusulas abusivas. Hay de todo en el mercado, desde una tostadora que se podía conectar al router e intentaba suplantarlo (sí, la tostadora convirtiéndose en router) a un juguete sexual que enviaba por Internet datos muy detallados de su uso para que pudieran hacer al cliente un perfil publicitario de otros juguetes”, pone como ejemplo Arribas.

De ahí que este tipo de dispositivos lleven asociados algunas pautas concretas de ciberseguridad, como cambiar la contraseña de acceso nada más comprarlo y conectarlo (de cara a evitar que se quede la típica ‘0000’, ‘1234’ y similares); actualizar el sistema del dispositivo siempre que nos lo pida; o conectarlos a distintas redes y no todos a la misma red del router.

Los aparatos conectados a internet tienen riesgos estemos o no presentes, pero lo mejor es apagarlos si no los vamos a usar

Ahora bien, en este caso, la pregunta incluía un segundo componente y es que los dispositivos se quedasen conectados de forma permanente y sin supervisión, como en el caso de las luces. Sin embargo, hay que tener en cuenta que un asistente como Alexa, una lavadora smart que se queda puesta cuando nos vamos de casa u otro aparato en standby también siguen conectados. Eso no cambia aunque nos vayamos. De modo que un primer paso a la hora de mejorar su seguridad es apagarlos cuando no los vayamos a usar (sí, eso implica que las lucecitas del árbol pierden el sentido).

Así, Arribas nos aclara que el riesgo es el mismo: “Habiendo aclarado previamente el peligro de los aparatos conectados a Internet, queda claro que esos son peligrosos estemos o no delante. Los riesgos que hay entonces son aplicables a un mal funcionamiento que podrían tener cualquier aparato rudimentario. Si falla la toma de luz y causa un pequeño incendio será peligroso si no hay nadie pendiente, pero pasará sea o no el dispositivo inteligente”, concluye.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Mar Arribas, especialista en ciberseguridad.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 23/12/2022

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