El 30 de noviembre comienza en Dubái (Emiratos Árabes Unidos, EAU) la COP28, la cumbre anual número 28 de la ONU sobre cambio climático. ¿Qué son exactamente las Conferencias de las Partes (COP), qué implican en cuanto al cambio climático y sobre qué se va a hablar en esta ocasión?
El objetivo de las COP es evitar que los gases de efecto invernadero influyan de forma “peligrosa” en el clima
Después de que la comunidad científica comenzara a alertar, a finales de los 80, sobre la elevada probabilidad de que la actividad humana estuviese influyendo en el clima mundial, la Organización de Naciones Unidas (ONU) respondió en 1992 con la creación de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC o Convención).
La Convención es un documento jurídico internacional que reconoce el problema del calentamiento global y propone evitar que los gases de efecto invernadero influyan de forma “peligrosa” en el clima del planeta. Una de las medidas acordadas por la Convención es que los países que la ratifiquen deben actualizar cada año un inventario de emisiones de estos gases. En esta página web tienes disponibles los últimos inventarios realizados por España.
La Convención entró en vigor el 21 de marzo de 1994 y hasta ahora la han ratificado 198 Estados y territorios. Cada uno de ellos se considera una ‘parte’ de la Convención y la COP es la Conferencia de las Partes, el “órgano supremo” encargado de vigilar que este documento jurídico se cumple.
De qué se va a hablar en la COP28: balance mundial, transición energética, financiación, naturaleza e inclusión
La COP que está a punto de celebrarse en Dubái es la número 28 y está previsto que dure desde el 30 de noviembre hasta el 12 de diciembre, aunque suelen alargarse unos días más de lo pactado. El presidente de la COP28 es el enviado especial de EAU para el Cambio Climático y director general de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dhabi (ADNOC), Sultan Ahmed Al Jaber.
En una carta de intenciones, la presidencia establece cuáles son sus prioridades para la Conferencia: la transición energética “justa y equitativa” hacia las energías renovables que reduzca emisiones antes de 2030, la financiación climática, las soluciones basadas en la naturaleza y lograr una COP “inclusiva”.
En la COP28 también está previsto que se haga el balance mundial (Global Stocktake) para analizar en qué estado se encuentran sus objetivos y compromisos respecto al Acuerdo de París (en vigor desde 2016) y qué falta para alcanzarlos. Otros temas incluidos en la agenda provisional de esta COP son la adaptación y la mitigación climática y el desarrollo y transferencia de tecnologías.
Hitos logrados y fallidos de las COP
La Conferencia de las Partes se celebra una vez al año con la única excepción de la pandemia que obligó a aplazar la de 2020. Algunas de ellas han sido especialmente relevantes. De otras se esperaban grandes acuerdos que finalmente no sucedieron. En cualquier caso, las COP son una muestra de la complejidad de las negociaciones en un asunto global y vital como el cambio climático, donde se trata de poner de acuerdo Estados con intereses dispares, economías diversas y niveles de desarrollo muy distintos
En la tercera, celebrada en 1997, se adoptó el Protocolo de Kioto, que ponía en marcha la Convención en sí y establecía compromisos jurídicamente vinculantes a 36 países desarrollados (entre los que estaba España) para reducir un 5% las emisiones de gases de efecto invernadero entre 2008 y 2012 respecto a los niveles de 1990. Este objetivo se cumplió de forma parcial.
En 2009 se intentó alcanzar un nuevo acuerdo en la COP15 de Copenhague que limitase las emisiones de efecto invernadero con más ambición que el pacto alcanzado en Kioto. El texto final, llamado Acuerdo de Copenhague, reconoce la evidencia científica de que el aumento de la temperatura debería quedarse por debajo de los 2 ºC y que los firmantes deben establecer objetivos de reducción de emisiones antes de 2020, pero sin que sea jurídicamente vinculante. Muchos países, entre ellos España, reconocieron que esta cumbre fue un “fracaso”.
No obstante, en esa cumbre y la siguiente (la COP16 de Cancún), se acordó un objetivo de financiación climática: los países desarrollados, con mayor responsabilidad histórica en el calentamiento global, deben movilizar fondos para que los países en desarrollo, con menor responsabilidad y más afectados, puedan adaptarse a los efectos del cambio climático y reducir sus emisiones.
El siguiente hito positivo de la Conferencia llegaría en 2015, cuando la COP21 aprobó el Acuerdo de París, donde los países se comprometieron a “mantener el aumento de la temperatura mundial muy por debajo de los 2º C con respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C”. Este acuerdo sí es jurídicamente vinculante. En esta COP también se acordó que cada país decidiría cuánto quiere reducir sus emisiones para lograr ese objetivo, lo que se conoce como las ‘contribuciones determinadas a nivel nacional’ (NDC, siglas en inglés).
La ciudad de Madrid acogió en 2019 la COP25, que iba a celebrarse en Santiago de Chile pero tuvo que cambiar de sede tras una serie de protestas que comenzaron en el país ese año. La cumbre fue una de las más extensas y no logró uno de sus principales objetivos: acordar la regulación de los mercados de emisiones de CO2. Tras 2020, la siguiente COP tuvo lugar en Glasgow (Reino Unido). En ella no se logró crear un fondo para que los países con menos renta afronten la crisis climática y se llegó a un acuerdo en el que se rebajó “la eliminación total” del carbón a una “reducción progresiva” de su uso.
La última COP, la número 27, se celebró en Sharm El-Sheikh (Egipto). Se alcanzó un acuerdo de financiación sobre pérdidas y daños —los impactos del cambio climático que ya son inevitables y causarán pérdidas económicas y no económicas— para los países vulnerables más afectados por los desastres climáticos. Por otra parte, la declaración final de la COP27 no logró reforzar el lenguaje contra los combustibles fósiles ni ampliarlo más allá de la mención al carbón, como se estableció en Glasgow.