Las palabras “eco”, “bio” u “orgánico” están reservadas para los alimentos de producción ecológica vendidos en la Unión Europea. Aunque existen otros términos como “sostenible” o “verde”, sólo cuando está presente en el envase el logo de la ‘eurohoja’ —un sello verde con estrellas blancas— se garantiza que se cumple con los estándares europeos y que han sido certificados por una autoridad de control.
La normativa establece requisitos medioambientales, como la limitación de productos químicos en su producción o la prohibición de organismos modificados genéticamente, además de exigir que el 95% de los ingredientes sigan las normas de producción ecológica. Todo el proceso, desde la producción a la distribución, y que concuerda con el objetivo de proteger la calidad de los alimentos y la salud de la política agraria común (PAC), está sometido a controles para evitar fraudes o prácticas de greenwashing.
El sello de la ‘eurohoja’ es obligatorio en los productos certificados como ecológicos según la normativa europea
Es una etiqueta que certifica que se cumplen las normas establecidas por la UE en materia de producción ecológica de alimentos, según el último reglamento 2018/848. Debe estar presente en todos los productos envasados que se produzcan y se vendan como ecológicos en la UE.
La presencia del logo de la ‘eurohoja’ es obligatoria para afirmar en el etiquetado que un producto es ecológico desde 2010. De forma general, sólo pueden llevarlo aquellos productos que tienen al menos un 95% de ingredientes que siguen las normas de producción ecológica, con el otro 5% también sean productos permitidos. Además deberán ser aprobados por una agencia u organismo de control autorizado.
No usar fertilizantes artificiales u hormonas, algunos de los requisitos para la producción ecológica de alimentos
Las normas de producción ecológica, también llamada biológica u orgánica abarca todas las fases del proceso: desde la producción primaria hasta el almacenamiento, transformación, transporte, distribución y suministro al consumidor final.
Según la web de la Unión Europea estas normas siguen algunos principios fundamentales, como:
Prohibición del uso de modificación genética (OMG, por sus siglas en inglés)
Prohibición del uso de radiaciones ionizantes
Limitación del uso de fertilizantes artificiales, herbicidas y plaguicidas
Prohibición del uso de hormonas y restricción del uso de antibióticos a sólo cuando sean necesarios para la salud de los animales
En el caso de la ganadería ecológica, se exige respetar el bienestar de los animales y alimentarlos de acuerdo a sus necesidades nutricionales. Algunos ejemplos de normas que deben aplicarse:
Se tienen que alimentar con piensos 100% ecológicos obtenidos en la propia región
Se prohíbe la clonación o transferencia de embriones
En fase de cría se deben alimentar de leche natural
Deben tener acceso a áreas al aire libre o pastizales
Según la web de la UE, todos estos requisitos tienen como objetivo la protección del medio, de la biodiversidad, el bienestar animal y el aumento de confianza de los consumidores. En agricultura y ganadería se fomentan otros tipos de prácticas como la rotación de cultivos o uso de abonos para restaurar la fertilidad del suelo, elección de variedades o razas resistentes a enfermedades y técnicas que fomentan el control de plagas, de malas hierbas o parásitos o el fortalecimiento de las defensas inmunológicas de los animales.
En el resto de la cadena alimentaria, se cumplen condiciones como que la preparación de los alimentos procesados ecológicos debe estar separada de los no ecológicos o se establecen límites a las sustancias que pueden añadirse a los preparados.
La normativa de producción ecológica es aplicable también a semillas, a piensos o a las plantas silvestres, pero excluye a la pesca (no así a la acuicultura) y a la caza.
Las certificaciones ecológicas son otorgadas por las comunidades autónomas y algunas entidades privadas autorizadas
En España, las comunidades autónomas se encargan de la certificación de los operadores ecológicos. La inclusión de sus logos es voluntaria, dependiendo de la región, pero siempre se debe incluir el código de la autoridad de control. Por ejemplo, ES-ECO-001-AN es el del CAAE Andalucía.
En el reglamento europeo se define que las certificaciones también pueden ser emitidas por entidades privadas, como ocurre en Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla y León.
En España se hace a nivel regional, pero en otros países como Francia (sello AB (Agriculture Biologique) o Alemania (Bio Siegel) se emiten los sellos a nivel nacional, siempre acompañados de ‘eurohoja’, que permite su comercialización en otros países como “eco”. Otros de fuera de la Unión Europea, como el sello USDA Organic de Estados Unidos, son reconocidos por la UE y también son sometidos a controles.
Los productores ecológicos son inspeccionados anualmente para detectar posibles incumplimientos o falsificaciones
Todos los productores ecológicos están sujetos a controles anuales obligatorios por parte de las comunidades autónomas y otros no planificados o que pueden hacerse en función del riesgo de incumplimiento.
Según el informe estatal de control de la producción ecológica, en 2023 hubo un total de 73.581 inspecciones, cuando el número de operadores registrados era de 64.733. En este recuento también se incluyen las inspecciones sin previo aviso. Ese año se registraron 2.191 incumplimientos considerados graves o críticos, que pueden conllevar la pérdida de la certificación.
También se han conocido casos de fraudes con respecto a las certificaciones ecológicas. El pasado septiembre de 2024, la Guardia Civil publicó una nota de prensa en la que contaba que habían desarticulado un grupo que había vendido dos millones de kilos de frutas y verduras como productos ecológicos. Según cuentan, los implicados falsificaban de manera sistemática los certificados de producción y venta que deben emitir las entidades de control de producción ecológica sobre la trazabilidad de estas frutas y verduras.