Qué narrativas desinformadoras se han viralizado: que la “destrucción de embalses y presas de los últimos años” son las responsables de las inundaciones en la provincia de Valencia y que, si siguieran en pie, las consecuencias no serían tan graves.
La realidad: no se han destruido ni embalses ni presas en la cuenca del Júcar, la más afectada por las inundaciones y que incluye a la provincia de Valencia. Los azudes derribados en la Demarcación Hidrográfica del Júcar (el río Júcar y sus afluentes) se eliminaron entre los años 2006 y 2021 (último año disponible en los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico), con Gobiernos de distinto color político (Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez). En la provincia de Valencia las únicas barreras demolidas se tiraron entre 2006 y 2017, antes del primer Gobierno de Sánchez (2018).
Qué podemos explicar: no es posible verificar qué habría ocurrido si el hipotético mundo que imaginan estos contenidos existiera. Sí podemos explicar que se han demolido azudes y pequeñas presas, no embalses o grandes presas, y que se eliminan por seguridad ante inundaciones, por obligación legal y por restauración de ecosistemas. No eliminar azudes obsoletos o en mal estado conlleva más riesgo de inundaciones porque se eleva el nivel del agua en zonas no controladas y pueden formarse tapones, según dos expertos.
Qué infraestructuras se han eliminado en la zona afectada por la DANA y por qué sabemos que no son presas ni embalses
Algunos mensajes de esta narrativa indican que se están destruyendo “presas y embalses”. También apuntan a que esto se hace a petición de la Unión Europea. Esto es falso.
Lo que se ha destruido, desde al menos el año 2000, son barreras fluviales pequeñas: estructuras que interrumpen el flujo de los ríos y que son en su mayoría azudes y pequeñas presas que han quedado obsoletas o no tienen uso. Estas estructuras no retienen agua, como sí hace un embalse, sino que servían para elevar la lámina de agua y desviar el caudal a otros lugares para, por ejemplo, facilitar el riego de parcelas cercanas. En este artículo de Maldita.es explicamos las infraestructuras demolidas en la provincia de Valencia, para desmentir que “se han demolido cuatro pantanos”.
El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO) publica el número de infraestructuras eliminadas por demarcación hidrográfica y año. En el caso de la Cuenca Hidrográfica del Júcar, la más afectada por estas inundaciones y donde se encuentra la provincia de Valencia, se han derribado 28 de infraestructuras desde el año 2000. En el geoportal del MITECO es posible ver cada una de estas infraestructuras junto con la fecha del derribo, el uso que tenía la infraestructura y la altura, y en algunos casos se aportan observaciones sobre quién financió la demolición o cuál era el motivo del derribo. Ninguna de estas infraestructuras era una presa ni un embalse.
La infraestructura más alta de las derribadas es el azud Aprovechamiento H. El Retorno, de 7,35 metros, una altura considerable pero aún así menor que las presas de los embalses más pequeños del Júcar: El Regajo (6 hm3, con una presa de 28 metros) y Algar (6 hm3, con una presa de 49 metros).
Además, existen seis infraestructuras demolidas que reciben el nombre de “presa de”: Albaladejito, La Hoz, Las Hoyas, Las Pericas, Los Garridos y Narboneta. Ninguna de estas infraestructuras era la presa de un embalse, como se puede ver tanto en el geoportal del MITECO como en las imágenes de Google Maps (enlaces a donde se encontraba cada infraestructura).
Por otro lado, en Maldita.es explicamos las infraestructuras demolidas concretamente en la provincia de Valencia, para desmentir los contenidos que afirman que “se han demolido cuatro pantanos”.
Captura de pantalla del geoportal del MITECO donde se pueden ver las infraestructuras derribadas (puntitos amarillos) en la provincia de Valencia.
Quién es el responsable de eliminar estas barreras: ni Sánchez ni la Unión Europea, sino los organismos de cuenca
Algunos contenidos que responsabilizan al Gobierno de Sánchez o a la Unión Europea del derribo de estos azudes o presas. En primer lugar, demolición de estas barreras es una decisión que toman los organismos de cuenca, las instituciones que controlan el uso del agua en las cuencas hidrográficas (zonas por donde transcurren un río principal y sus afluentes).
Algunas de estas instituciones dependen de un Gobierno autonómico (si la cuenca está enclavada en una sola comunidad autónoma) o de las confederaciones hidrográficas (si la cuenca atraviesa varias comunidades, como es la cuenca del Júcar).
La mayoría de estas demoliciones las decide cada organismo de cuenca, como explicaba a Maldita.es la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, aunque puede ocurrir que, en algunos casos, la decisión sea de la Dirección General del Agua, un organismo del MITECO.
A esto se le suma que estas demoliciones llevan realizándose en toda España desde, al menos, el año 2000 (Gobierno de Aznar, PP). En la cuenca del Júcar, estos derribos se llevan realizando desde 2006 y hasta 2021, con Gobiernos centrales de distinto signo político (Zapatero, Rajoy y Sánchez), y en el caso concreto de las infraestructuras derribadas en la provincia de Valencia, entre 2006 y 2017, antes de la llegada del Gobierno de Sánchez.
Por qué se eliminan azudes y presas en desuso: seguridad, obligación legal y restauración ecológica
Un motivo por el que se eliminan estas barreras es, precisamente, evitar riesgos en caso de grandes precipitaciones. Mantener pequeñas estructuras en desuso o mal estado de conservación pueden aumentar el riesgo de inundaciones porque elevan el nivel del agua en lugares no controlados y puede provocar que un río se desborde, explicaba en El Confidencial Arturo Elósegi, profesor de Ecología Fluvial de la Universidad de País Vasco. Eliminar estas barreras fluviales “no agrava las inundaciones, sino que las reduce, ya que evita que se formen tapones que fuercen al agua a salir del cauce”, detalla Elósegi en EFE Verifica.
El informe de 2023 de la organización Dam Removal Europe explicaba que estas barreras fluviales pueden generar fuertes corrientes subterráneas en su entorno y hay documentados más de mil ahogamientos en Estados Unidos en los últimos 20 años como consecuencia de estas infraestructuras.
Otra razón por la que se eliminan barreras es por obligación legal. El Reglamento del Dominio Público Hidráulico establece que los organismos de cuenca deben eliminar las infraestructuras “abandonadas, sin cumplir función alguna ligada al aprovechamiento de las aguas”. Puede ser también que se eliminen porque se instalaron sin el permiso adecuado, como ha ocurrido en algunos casos en el Júcar, que tuvieron que eliminarse azudes por sanciones administrativas.
Un tercer motivo es que eliminar estos obstáculos favorece la continuidad de los ríos y permite que el agua, los sedimentos, los peces y otras especies puedan circular por las cuencas, explica la Agencia Europea de Medioambiente. Esto tiene un impacto positivo en la calidad del agua. Estas medidas también hacen que los ecosistemas fluviales se mantengan en buen estado y protege la biodiversidad, explica el MITECO. Esto favorece, por ejemplo, a las poblaciones de peces, con su consiguiente beneficio ecológico y económico (pesca).
Hemos pedido además a varios expertos que nos expliquen si sería posible, en algún caso, que los azudes de los ríos pudieran frenar las inundaciones, actualizaremos cuando haya respuestas.