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El documento “firmado por más de 1.600 científicos” sobre la emergencia climática: contexto y afirmaciones desinformadoras

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Claves
  • Un documento llamado “No hay emergencia climática” basa sus argumentos en desinformaciones sobre el clima
  • Existe un consenso casi unánime en la comunidad científica sobre las causas y consecuencias del cambio climático
  • El documento tiene (a 14 de noviembre) más de 1.800 firmas pero ni los dos premios Nobel ni, al menos, la mayoría de firmantes españoles tiene relación con las ciencias del clima
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“Más de 1.600 científicos, Nobel incluidos, desmienten la emergencia climática”. Páginas web comparten el contenido de una declaración sobre el cambio climático. El comunicado, que a fecha de publicación de este artículo suma las firmas de más de 1.800 “científicos y profesionales”, afirma que no existe una emergencia climática basándose en diferentes argumentos: que el calentamiento tiene causas “naturales y humanas”, que los modelos climáticos se equivocan, que el CO2 es “comida para las plantas” y que no han aumentado los desastres naturales.

Sin embargo, se trata de argumentos desinformadores que hemos desmentido en Maldita.es. El documento destaca el número de firmantes, a pesar de que el consenso sobre las causas y consecuencias del cambio climático es casi unánime en la comunidad científica. Además, hemos comprobado que la mayoría de firmantes españoles no están relacionados con las ciencias del clima y prácticamente ninguno ha publicado artículos científicos sobre la crisis climática.

Por muchos firmantes que haya: el consenso científico sobre el cambio climático es casi unánime

Tanto el comunicado del documento como las páginas que lo difunden hacen alusión al número de firmantes de la declaración: “Más de 1.600”. Según las cifras que aporta el documento, a día 14 de noviembre, 1.828 personas han firmado la declaración “No hay emergencia climática”. Hay que recordar que el consenso científico sobre el cambio climático es casi unánime: el responsable es la quema de combustibles fósiles por la actividad humana, y sus consecuencias son perjudiciales.

Hay varias maneras de ilustrar este consenso científico. Una de ellas es tomando la producción científica. Así, un trabajo de investigadores de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) tomó una base de datos de 88.125 artículos revisados por pares publicados desde 2012 relacionados con las ciencias climáticas y, de estos, escogió unos 3.000 que evaluaban la responsabilidad de la crisis climática. Así, observaron que 28 trabajos eran “implícitamente o explícitamente escépticos”, por lo que 2.972 artículos no cuestionan la responsabilidad de la actividad humana en el cambio climático e incluso algunos trabajos (845, para ser exactos) lo respaldan, de manera implícita o explícita. Con esto, concluyeron que el consenso científico acerca de que la actividad humana había causado el cambio climático actual “excede el 99% de la literatura científica revisada por pares”.

Análisis de 2.718 trabajos científicos que evaluaban la responsabilidad de la crisis climática. La conclusión de la revisión es que el consenso científico sobre este asunto "excede el 99% de la literatura científica revisada por pares". | Fuente: Mark Lynas et al (2021)

Otro porcentaje que se cita mucho en medios de comunicación es el “97% de consenso”. Proviene de varios estudios de John Cook, investigador del Centro para el Cambio de Comportamiento de Melbourne (Universidad de Melbourne, Australia) y fundador de la web Skeptical Science. Ese valor proviene de analizar 11.944 resúmenes de artículos científicos publicados entre 1991 y 2011, de los que el 97% hablaban del ser humano como responsable. Además, en entrevistas con los autores de 2.412 de estos trabajos, las y los investigadores también mostraban un consenso del 97% sobre el causante del cambio climático.

Cook también analizó este consenso según el campo de conocimiento del que procedían los autores. Así, observó una correlación entre mostrar un mayor consenso con las causas del cambio climático y la cercanía de los autores a las ciencias del clima.

Nivel de consenso sobre cambio climático antropogénico (eje vertical) frente a experiencia en ciencia climática (eje horizontal). Cada punto representa un trabajo científico desde un área del conocimiento concreta (clasificadas mediante esta metodología). | Fuente: Ilustración de Skeptical Science basada en investigaciones de Cook et al (2016).

El consenso del que hablan estos trabajos proviene de los autores de artículos científicos y los resultados de sus trabajos. Además de todo esto, hay que contar con el consenso explícito que manifiestan instituciones científicas como la NASA, la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia, las Academias Nacionales de Ciencias, Ingenierías y Medicina de Estados Unidos, el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, la Academia Europea de Artes y Ciencias, el Consejo Asesor Científico de las Academias Europeas y Berkeley Earth.

Índice de argumentos que usa el documento “No hay emergencia climática”

El documento dedica una página a los argumentos que suscriben las personas firmantes.

Comentamos varios puntos de ese manifiesto que están basados en argumentos desinformadores o que son opiniones y por tanto no se pueden verificar.

La narrativa de que “factores naturales y humanos causan el calentamiento”: el cambio climático actual solo es posible contando los efectos de la actividad humana

El documento presenta su primer argumento así: “Factores naturales y antropogénicos causan el calentamiento. El archivo geológico revela que el clima ha variado desde que existe el planeta, con fases frías y cálidas naturales”. A esto, agregan que “la pequeña edad de hielo terminó en 1850. Por lo tanto, no es ninguna sorpresa que ahora experimentemos un periodo de calentamiento”. Se trata de una narrativa desinformadora: el cambio climático actual sólo es posible contando los efectos de la actividad humana. Cuando se estudian modelos climáticos que cuentan sólo con las causas naturales, no se observan estos patrones de calentamiento global.

La primera parte de la idea pone a la misma altura la influencia en el clima de los factores naturales (actividad solar y erupciones volcánicas) y los humanos (emisiones de gases de efecto invernadero por su actividad). Pero el peso de ambas causas no es el mismo. Como explica el último informe del IPCC, el sexto, en su capítulo “Bases físicas”, si sólo se contasen los factores naturales, no se observaría un cambio en la temperatura global como el que se ha producido desde 1850.

Cambios en la temperatura global en superficie. A la izquierda, una reconstrucción desde años 1-1850 y observado 1850-2020. A la derecha, en marrón, cambios observados teniendo en cuenta factores humanos y naturales; en verde, solo naturales. | Fuente: IPCC 2021

Este documento atribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) un calentamiento “probable” de entre 1 ºC y 2 ºC de la temperatura global en superficie desde 1850 hasta 2019, y a las fuerzas naturales una modificación de entre -0,1 ºC y 0,1 ºC. A esto, agrega: “Es muy probable que los GEI hayan sido la principal fuerza impulsora del calentamiento de la troposfera desde 1979”.

La segunda parte del argumento dice que el clima siempre ha variado “con fases frías y cálidas naturales”. Es cierto que en el pasado de la Tierra han existido cambios climáticos, con grandes variaciones de temperatura del planeta y de la concentración de CO2 en la atmósfera. Sin embargo, hay que explicar que esos cambios, producidos por mecanismos naturales como la actividad solar, los ciclos de Milankovitch o las tectónica de placas, se producían en escalas temporales mucho más grandes, en el entorno de los cientos o miles de años.

El cambio climático actual está ocurriendo en mucho menos tiempo y no tiene precedentes en la historia de la sociedad humana, desde el desarrollo de la agricultura. Los análisis de paleoclimatología observan que los niveles de CO2 —vinculados a la temperatura media del planeta— nunca han sido tan altos desde, al menos, los últimos 800.000 años, que es la franja temporal sobre la que la paleoclimatología tiene evidencias más sólidas. Incluso, según el informe de síntesis del IPCC de 2023, los niveles de CO2 son los más altos en al menos dos millones de años.

Cantidad de CO2 atmosférico en los últimos 800.000 años. La línea naranja son reconstrucciones de niveles de dióxido de carbono de estudios de paleoclimatología. La línea roja representa las observaciones directas. | Fuente: NOAA/NASA

La tercera parte del argumento, que menciona una “pequeña edad de hielo” terminada “en 1850” (año que se toma de referencia del inicio de la Revolución Industrial y, por tanto, de la emisión de GEI), requiere contexto. Se llama “Pequeña Edad de Hielo” a un periodo de temperaturas más frías de lo normal entre 1550 y 1850 en Europa, Norteamérica y Asia, según la NASA.

Las investigaciones que han explorado cuánto se enfrió el planeta durante esa época señalan que las temperaturas medias descendieron en torno a 0,5 ºC, a diferencia de otras edades de hielo, que presentaban anomalías de temperatura de -8 ºC. Como comparativa, la temperatura media del planeta ha aumentado más de 1 ºC en menos de 200 años; mientras que las estimaciones de la Pequeña Edad de Hielo observan un descenso de 0,5 ºC en 300 años.

La narrativa ya desmentida de que el CO2 es “comida para las plantas”

El documento dice que el CO2 es “comida para plantas, la base de toda la vida en la Tierra”. “Más CO2 es favorable para la naturaleza, reverdece nuestro planeta”. Se trata de argumentos sobre el CO2 que ya hemos desmentido en Maldita.es: aunque el CO2 sea esencial en la atmósfera y para estos seres vivos, su exceso en la atmósfera y el cambio climático tienen efectos perjudiciales.

Efectivamente, las plantas obtienen su alimento a través de la fotosíntesis, un proceso que transforma agua, luz solar, nutrientes y CO2 en materia orgánica y oxígeno. Pero aunque las plantas necesitan CO2, el cambio climático (impulsado por el exceso de gases que aumentan el efecto invernadero) tiene efectos negativos sobre ellas.

Más dióxido de carbono en la atmósfera impulsa el calentamiento global: eleva la temperatura media del planeta, aumenta la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, sequías o incendios forestales y acelera procesos de degradación del suelo como la desertificación. Estos efectos perjudican a las plantas: estrés hídrico, menor rendimiento de los cultivos, pérdida de cosechas, entre otros.

La narrativa de que el calentamiento “es más lento de lo previsto”: cómo funcionan los modelos climáticos y por qué no hay evidencias de que sobrestimen el aumento de temperatura

Este argumento afirma que “el planeta se ha calentado significativamente menos de lo previsto por el IPCC”. “La brecha entre el mundo real y el mundo según los modelos nos indica que estamos lejos de comprender el cambio climático”, agregan.

Los modelos no son estimaciones perfectas de lo que ocurrirá con el clima y cuentan con incertidumbres. Algunas de las más mencionadas en las ciencias del clima son la variabilidad natural del clima (por ejemplo, El Niño), limitaciones en los recursos tecnológicos (ordenadores poco ‘potentes’ para trabajar con modelos), falta de datos de observación o datos representativos de todas las regiones del planeta o, simple y llanamente, que hay aspectos del sistema climático que aún no se conocen.

Estas incertidumbres se aprovechan para desinformar sobre las previsiones climáticas apuntando que son exageradas. Sin embargo, estas incertidumbres también pueden mostrar la otra cara de la moneda y hacer que los modelos se queden cortos. Un caso que contamos en Maldita.es es la subida del nivel del mar prevista en el tercer informe del IPCC (2001), donde se estimaba una subida de 0,09-0,88 metros entre los años 1990 y 2100, o sea, un periodo de 110 años. A junio de 2023, el nivel del mar ya ha aumentado 0,1 metros con respecto a 1993, alcanzando el límite inferior de la estimación en un periodo de 30 años y no de 110.

Otro caso muy comentado es la extensión del hielo marino del Ártico según los modelos del cuarto IPCC (2007) y lo observado hasta 2008, derritiéndose mucho más de lo previsto en estos modelos.

Por otro lado, es difícil establecer una referencia única para determinar si los informes climáticos más extensos, los del IPCC, están estimando un calentamiento más o menos rápido de lo normal, ya que el Panel usa y ha usado muchos modelos para redactar sus conclusiones. En este anexo de 52 páginas aparecen todos los modelos empleados en el último informe del IPCC de 2021.

John Fasullo, científico del Centro Estadounidense para la Investigación Atmosférica especializado en variabilidad del clima en modelos y observaciones, responde a Maldita.es que esta afirmación “es difícil de desmentir, ya que no está claro a qué evidencias están haciendo referencia”. Aún así, replica que “el planeta no se ha calentado significativamente menos de lo previsto” y aporta un trabajo liderado por la Universidad de California en Berkeley que indaga en esto y en el que ha colaborado la NASA.

El trabajo, publicado en 2019, analiza el rendimiento de 17 modelos climáticos publicados entre 1970 y 2007 a la hora de estimar cambios en la temperatura media superficial del planeta. En sus conclusiones, los autores indican que la mayoría de proyecciones eran “coherentes con lo observado” y que no había indicios de que los modelos sobrestimaran o subestimaran de manera sistemática el calentamiento global en este periodo.

Comparativa de modelos empleados en el cuarto informe del IPCC (publicado en 2007), con su análisis anterior y posterior al año 2000, y su capacidad de predecir un aumento de la temperatura global respecto a la media 1980-1999. En azul, margen de confianza de los modelos; en negro, media de los modelos analizados; en rojo, cambios de temperatura observados. | Fuente: NASA/GISS.

La narrativa falsa de que el calentamiento global “no ha aumentado los desastres naturales”: qué dice el IPCC y cómo funcionan los estudios de atribución

El documento dice: “El calentamiento global no ha aumentado los desastres naturales. No existe evidencia estadística de que el calentamiento global esté intensificando o haciendo más frecuentes los huracanes, las inundaciones, las sequías y otras catástrofes similares”.

Este argumento es falso e ignora la ciencia climática sobre los impactos del cambio climático y los estudios de atribución, que es la manera que tienen las ciencias del clima para conocer si un fenómeno ha sido más probable o intenso por la crisis climática. Por resumir: un estudio de atribución no sirve para decir si algo ha ocurrido o no por el cambio climático, sino para indicar si un fenómeno ha sido más probable o intenso por el calentamiento global.

“Es un hecho constatado que las emisiones de GEI de origen humano han provocado un aumento de la frecuencia y/o intensidad de algunos fenómenos climáticos extremos, en particular en el caso de las temperaturas extremas”, indica el capítulo dedicado a eventos climáticos extremos del último informe del IPCC.

Así, el informe de síntesis 2023 destaca que se ha reforzado la evidencia de que la influencia humana tiene impacto en eventos extremos como olas de calor, precipitaciones intensas, sequías y ciclones tropicales: “Es probable que la actividad humana haya aumentado la probabilidad de que se produzcan fenómenos extremos compuestos (cuando ocurren dos o más eventos extremos, como sequía con ola de calor) desde la década de 1950”.

El reporte del IPCC también destaca que algunos eventos climáticos serían “extremadamente improbables” si no existiera el cambio climático.

La narrativa de que “la política climática debe respetar la realidad científica y económica”: inverificable

El sexto y último punto del documento alega que la política climática “debe respetar la realidad científica y económica”. “No hay emergencia climática, por lo que no hay motivos para el pánico y la alarma. Nos oponemos a las dañinas y poco realistas políticas de cero emisiones de CO2 propuestas para 2050”, agrega.

Este punto se trata de una opinión y por tanto no es verificable.

Firmantes españoles del documento

El documento sobre “No hay emergencia climática” tiene, a fecha de publicación de este artículo, 21 firmantes de España y dos premios Nobel: el de Física de 1973, Ivan Giaever, y el de Física de 2022 John Clauser, ambos premiados por trabajos que no tenían que ver con las ciencias del clima. Como explicamos en Maldita.es, un Premio Nobel no es una garantía de que las afirmaciones sean ciertas, sobre todo si se presentan sin evidencias.

Entre los “científicos y profesionales” firmantes de España, existen ingenieros, economistas, geógrafos, químicos, médicos, biólogos, microbiólogos, un doctor en Filosofía y un promotor inmobiliario.

En Maldita.es hemos podido verificar la identidad de 19 de los 21 firmantes del documento mediante búsquedas en Google, en directorios de las universidades e instituciones a las que dicen pertenecer, perfiles de redes sociales y publicaciones científicas indexadas. Entre los firmantes, hay cinco relacionados de alguna manera con las ciencias del clima: un profesor de Ecología, un profesor de Geografía Física y Cambio Global, un doctor en Ciencias Ambientales, un geólogo que investiga en Paleoclimatología y un doctor en Climatología.

De estos cinco firmantes, dos de ellos no han producido ningún contenido científico sobre el cambio climático actual; dos de ellos han publicado un trabajo científico cada uno relacionado con este tema; y sólo uno de ellos ha sido coautor de varios trabajos donde se valora el cambio climático.


Primera fecha de publicación de este artículo: 16/11/2023

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