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Vegetación y calidad del aire urbano: cómo actúan las plantas de una ciudad ante la contaminación

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Claves
  • Las plantas pueden mejorar la calidad del aire urbano gracias a que absorben contaminantes y reducen la concentración de partículas nocivas
  • La vegetación también puede hacer un efecto ‘barrera’ reteniendo la polución en algunas zonas
  • Por otro lado, las plantas emiten compuestos que, si se combinan con otros gases contaminantes, originan otros productos dañinos para la salud como el ozono
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Es lógico pensar que las zonas verdes de una ciudad son como ‘pulmones’ urbanos donde se ‘limpia’ el aire. ¿Funcionan realmente así? Por lo general, sí: las plantas ayudan a mejorar la calidad del aire porque absorben gases nocivos y contaminantes y pueden reducir la concentración de partículas en suspensión. Pero también puede hacer un efecto ‘barrera’, reteniendo la contaminación en algunas zonas. Además, los gases contaminantes que emiten los vehículos de combustión reaccionan con gases que libera la vegetación de forma natural y, al interaccionar con la luz solar, generan otros gases dañinos, como el ozono.

Rocío Alonso, ecotoxicóloga de la contaminación atmosférica en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medio Ambientales y Tecnológicas (CIEMAT) y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, explica que el efecto de la plantas en la calidad del aire depende de dónde estén las fuentes emisoras. Si las plantas están apartadas de las fuentes, como un parque que no tiene mucho tráfico, “esta vegetación supone una mejora de la calidad del aire”. 

Las plantas pueden absorber gases contaminantes, como el monóxido de carbono (CO), el ozono (O3), el dióxido de azufre (SO2) y los óxidos de nitrógeno (NOX), a través de sus estomas, unos poros minúsculos en las hojas que las plantas usan para intercambiar gases durante la fotosíntesis. También pueden reducir la cantidad de partículas en suspensión (PM) gracias a que las hojas son una superficie de contacto con el aire donde los contaminantes se pueden depositar, lo que se conoce como deposición seca: “Las plantas retiran las PM del aire y bajan sus concentraciones”, resume Alonso.

“Por eso es muy bueno poner vegetación en parques infantiles, patios de colegio, residencias de ancianos, alrededores de hospitales… porque mejora la calidad del aire, además de los otros muchos beneficios de la vegetación urbana”, precisa la experta. Esos otros impactos positivos son la mejora de la salud mental, la mitigación del calor y el aumento de la biodiversidad.

En cambio, Alonso precisa que si la zona verde tiene fuentes de contaminación, como una calle con árboles situada en una zona de mucho tráfico, la vegetación puede hacer de ‘efecto barrera’ y “no dejar que la calle se ventile bien”. Esto conlleva que los gases contaminantes y las partículasse queden atrapados y empeore la calidad del aire que respira la gente que va por la calle”. Este ‘efecto barrera’ no es siempre negativo, pues al mismo tiempo protege otras zonas de esa misma contaminación. Algo que se logra, por ejemplo, “al colocar setos que separan el tráfico de zonas de juego infantiles o zonas deportivas”.

María Teresa Baeza, doctora en Química especializada en contaminación atmosférica y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, agrega que las plantas también liberan de forma natural unos gases contaminantes, los compuestos orgánicos volátiles. Si estos compuestos se combinan con los NOX producidos por la combustión a altas temperaturas (como en los motores gasolina o diésel) y con la luz solar, “pueden originar contaminantes muy dañinos para la salud, como es el ozono”, explica.

En definitiva, la vegetación puede ser una aliada ante el problema de la calidad del aire de las ciudades. “Pero sólo con plantar muchos árboles no se va a solucionar, hay que disminuir las emisiones, que en el caso de Europa están generalmente ligadas al tráfico”.

En este artículo han colaborado con sus superpoderes las malditas la ecotoxicóloga Rocío Alonso y la química María Teresa Baeza.

Alonso y Baeza forman parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.

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