Cuando llega el calor, los chicos se enamoran y las ciudades se calientan. Pero se calientan más que el entorno rural. Con esta referencia a Sonia y Selena, podemos definir muy someramente la isla de calor urbana.
Si prefieres una versión más detallada, el arquitecto e investigador en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Miguel Núñez, nos explicó en la Twitchería de Maldito Clima que dedicamos al calor por qué este se lleva peor en las ciudades: “La isla de calor refleja la diferencia entre la ciudad y el entorno rural inmediato, con diferencias de hasta 8 o 10 ºC en la noche”.
A mayor tamaño de la ciudad, mayor isla de calor, contaba Núñez. Pero no se distribuye este exceso de temperatura por igual. El centro de las ciudades suelen calentarse más, así como, normalmente, las zonas con menores rentas por el tipo de urbanismo y una menor presencia de zonas verdes. Es el caso de Madrid, ciudad que estudia Miguel Núñez.

Otras ciudades como Barcelona también tienen su isla de calor urbana.

El asfalto y otros materiales típicos de la ciudad captan el calor por el día y lo liberan por la noche, “una especie de radiadores en verano”, indicaba el profesor de la UPM. A mayor absorción del calor y una lenta disipación del mismo, mayor isla de calor. La vegetación, en cambio, reduce la isla de calor al bajar la temperatura con las sombras que proyectan y transformar la radiación solar en crecimiento para la propia planta.
Los llamados refugios climáticos son una estrategia de adaptación a la crisis climática ante unas islas de calor cada vez mayores. Lo explicamos en este artículo.