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Bacterias resistentes a los antibióticos en el 71% de la carne de pollo de Lidl: preguntas y respuestas

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Claves
  • Una investigación hecha con muestras de cinco países europeos asegura que el 71% de la carne de pollo de supermercados Lidl en España presenta bacterias resistentes a los antibióticos
  • Las bacterias detectadas son habituales en la carne de aves de corral y sus riesgos para la salud se reducen con el cocinado, la higiene y las medidas de seguridad alimentaria
  • La resistencia a los antibióticos se considera un problema global que no se debe a la presencia actualmente de estos fármacos en la carne comercializada en la Unión Europea, que la regula y controla 

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“Más del 70% del pollo de Lidl está contaminado”. “Cuidado con las bacterias resistentes del pollo de Lidl”. Estos son los mensajes que se están replicando en redes a raíz de una investigación para la que se han analizado muestras del pollo comercializado en supermercados Lidl de cinco países europeos. Estas son algunas cosas que debes saber sobre esta investigación, sus resultados y lo que se está diciendo tras su publicación. 

¿Qué dice la investigación? 

La investigación, realizada por una organización llamada Observatorio de Bienestar Animal (OBA), analizó un total de 142 productos de pollo de las marcas comerciales de Lidl de Alemania (24 muestras), Italia (24), Reino Unido (40), Polonia (30) y España (24). Las muestras se adquirieron entre diciembre de 2023 y marzo de 2024. 

En el caso de España, se detectaron bacterias patógenas en 17 de las 24 muestras, lo que supone el 71% de los productos analizados. Se encontraron microorganismos como Campylobacter, Listeria o E. coli resistentes a los antibióticos.

Hay algunas cosas sobre esta investigación que conviene tener en cuenta, además de estos resultados. La primera es que se trata de una cantidad de muestras pequeña, solo 24, y no uniforme, ya que provienen de distintas partes del pollo. También que, según la investigación, los análisis se han realizado en "un laboratorio reputado e independiente de Alemania", pero no se indica en cuál y cómo se ha llevado a cabo el análisis. 

¿Por qué no sorprenden estos resultados?

Como recuerdan los expertos en seguridad alimentaria y a pesar de los titulares que se han hecho eco de estos resultados, los resultados no suponen una novedad: la presencia de estas bacterias es habitual tanto en la carne de este animal, como del resto de las aves de corral. “No es infrecuente que la carne de pollo esté contaminada con bacterias como Campylobacter. No es una cuestión de una empresa, sino del sistema”, recuerda en sus redes Miguel Ángel Lurueña (@gominolasdepetroleo), tecnólogo de los alimentos y divulgador.  De ahí que su consumo crudo o poco cocinado no sea recomendable (la temperatura acaba con ellas) y se considere arriesgado para la salud. 

De hecho, desde el ámbito de la seguridad alimentaria, se advierte constantemente de su presencia y, en consecuencia, de la importancia de cocinar el pollo durante el tiempo y a la temperatura suficientes, de cara a destruirlas y reducir el riesgo de intoxicaciones alimentarias.

Que estas bacterias sean resistentes a los antibióticos es un problema global consecuencia de, entre otras cosas, el mal uso de estos fármacos en ganadería en las últimas décadas. 

¿Quiere esto decir que la carne de pollo contiene antibióticos? 

Actualmente, en la Unión Europea la alimentación y la medicación de los animales destinados a consumo humano está estrictamente regulada y controlada: la carne no contiene antibióticos. 

En este contexto, parte de las bacterias detectadas por la investigación del OBA muestran resistencia a estos fármacos, es decir, se observa cómo los patógenos han mutado en respuesta a estos, por lo que su uso no logra deshacerse de ellas. 

Esto no quiere decir que la carne contenga antibióticos, algo que en Europa no ocurre desde hace años, ni que se hayan administrado fármacos similares a los animales de los que procede. Sin embargo, sí es cierto que la situación es consecuencia “del mal uso que se ha venido haciendo de estos medicamentos en ganadería durante décadas”, como señala Lurueña.

Como decimos, hace años que el uso de antibióticos en ganadería en la Unión Europea está controlado. Según el último informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), los residuos de medicamentos veterinarios en animales y alimentos de origen animal siguen disminuyendo en la UE, a la par que los niveles de cumplimiento aumentan. En 2021, el porcentaje de muestras no conformes fue del 0,17%, “la cifra más baja registrada en los últimos 12 años”.

¿Qué problema suponen las bacterias resistentes a los antibióticos? 

Tener mayores garantías de que la carne comercializada en la UE no contiene antibióticos no evita el problema de que existen bacterias resistentes a estos fármacos

Según la OMS, la resistencia a los medicamentos antimicrobianos (no solo a los antibióticos, sino también a los antivíricos, antifúngicos y antiparasitarios), surge cuando estos organismos cambian a lo largo del tiempo y dejan de ser vulnerables a los medicamentos. En consecuencia, es más difícil tratar las infecciones que estos provocan y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, de aparición de formas graves de estas y de muerte. “Los antibióticos y otros medicamentos antimicrobianos se vuelven ineficaces, por lo que las infecciones son cada vez más difíciles o imposibles de tratar”. 

“Actualmente se está tratando de atajar este problemón, que provoca la muerte de miles de personas cada año”, recuerda Lurueña.  

¿Cómo evitar, como consumidores, problemas por estas bacterias?

Como consumidores hay cosas que podemos hacer para reducir el riesgo de exposición a estas bacterias. Para ello son imprescindibles las medidas de seguridad alimentaria, el cocinado y la higiene. 

Sean o no resistentes a los antibióticos, los imprescindibles que Gemma del Caño (@farmagemma) recuerda en su cuenta de X para evitar enfermedades derivadas del contacto con bacterias patógenas son cocinar bien los alimentos (las temperaturas aniquilan a las que son resistentes y a las que no), limpiar correctamente manos y superficies, mantener un orden y una refrigeración adecuados en la nevera (prestando especial atención a no mezclar alimentos crudos y cocinados) y, en este caso concreto, no lavar nunca el pollo

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