“La cúrcuma cura el cáncer en semanas”. “La cúrcuma es portadora de propiedades medicinales capaces de tratar el cáncer”. Afirmaciones como estás se han vuelto a hacer virales en redes sociales, como ya ocurría con el brócoli, la yuca o la mezcla de miel, aloe y whisky. Sin embargo, ni la cúrcuma ni ningún alimento es capaz de curar el cáncer. La alimentación, junto al ejercicio físico, el descanso y otros hábitos de vida saludable pueden reducir el riesgo de cáncer, pero nunca curarlo por sí solos una vez diagnosticado.
Qué relación existe entre la cúrcuma y la salud
Es cierto que hay evidencias de que la curcumina, el compuesto extraído de la cúrcuma que se utiliza como colorante (con el código E100) reduce la producción de mediadores de la inflamación y de radicales libres. Como explicaba a Maldita.es Beatriz Robles, dietista-nutricionista, tecnóloga de los alimentos y maldita que nos presta sus superpoderes, esto hace que popularmente se le atribuyan propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que, en teoría, tendrían efectos beneficiosos en el tratamiento terapéutico de enfermedades como dislipemia (colesterol alto), osteoartritis, enfermedades de la piel, úlceras gástricas, diabetes o incluso cáncer. “La realidad es que la evidencia científica en torno a su eficacia para reducir la inflamación es prometedora pero limitada", añadía Robles.
Si hablamos concretamente de su supuesta capacidad de curar el cáncer, no hay evidencias de que la cúrcuma ni ningún otro alimento sean capaces de hacerlo. De hecho, no se conoce una cura general para estas enfermedades: aunque habitualmente hablemos del cáncer en singular, en realidad existen decenas de enfermedades distintas dentro de esta etiqueta, con distintas causas, desarrollos, tratamientos y diagnósticos. Aunque muchos tratamientos son comunes a varias o muchas de ellas, un solo tratamiento no sirve como cura para todos.
El papel de la alimentación en el riesgo del cáncer
No es la primera ni la última vez que contenidos en redes hacen referencia a alimentos o recetas concretas, incluso a formas restrictivas de alimentación que, rechazando la quimioterapia, podrían curar cualquier tipo de cáncer. Esto, sea cual sea la propuesta, no es cierto.
La evidencia científica respecto a la relación entre alimentación y cáncer no habla de la primera como potencial cura, sino como uno de los factores que reduce o aumenta el riesgo de desarrollar estas enfermedades. De forma muy resumida, son 10 los puntos que los estudios científicos señalan, tanto para la reducción del riesgo del cáncer como para el tratamiento del mismo una vez que el paciente ya ha sido diagnosticado. 10 puntos que coinciden con pautas para un estilo de vida saludable en la población general.
Mantener un peso saludable; ser físicamente activos en el día a día; que las verduras, las frutas, las legumbres y los cereales integrales constituyan una parte considerable de nuestra dieta diaria; limitar los alimentos ultraprocesados y la presencia de carne roja y procesados o derivados cárnicos, las bebidas azucaradas y las alcohólicas; alejarse de suplementos dietéticos y, en el caso de lactantes y si se puede, que se dé el pecho al bebé. La décima consiste en, si se ha diagnosticado esta enfermedad, seguir estas mismas recomendaciones en la medida que el tratamiento lo permita.
Las propuestas fuera de estos 10 puntos, con las que muy probablemente hayas dado en alguna ocasión en redes sociales, ni funcionan ni están respaldadas por la evidencia científica.
Los superalimentos no existen
Ni el aloe vera ni el laurel ni el pan de abeja ni el fruto del baobab ni ningún otro: los superalimentos, productos a los que se atribuyen toda clase de beneficios para la salud, no existen.
El concepto superalimento es en realidad, en palabras de Robles, “un reclamo que se utiliza para llamar nuestra atención pretendiendo atribuir propiedades beneficiosas extraordinarias a todo tipo de productos, generalmente exóticos o poco conocidos, aprovechando el factor novedad como palanca para que el mensaje sea más creíble”, añade Robles.
Pero ojo, no hay alimento alguno que, por sí solo y gracias a los nutrientes que aporta, nos permita lograr una salud de hierro ni superar una enfermedad, pero tampoco adelantar una posible fecundación. “Nos alimentamos con un conjunto de alimentos, no con nutrientes aislados”, recordaba a Maldita.es Carmen Aragón Valera, vocal del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Es decir, para contar con los beneficios potenciales de la alimentación, debemos preocuparnos de llevar, en general, una alimentación saludable.