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MALDITA CIENCIA

Leche de fórmula infantil: qué es y qué la diferencia de la leche materna

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La leche materna es la mejor opción nutricional para los bebés sanos durante sus primeros meses de vida. Existe un sólido consenso científico sobre este asunto por parte de instituciones científicas como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés). 

De hecho, la OMS y el Unicef recomiendan que los recién nacidos inicien la lactancia en sus primeras horas de vida, que esta sea exclusiva durante los primeros seis meses y que se mantenga hasta los dos años o más mientras se van introduciendo alimentos complementarios adecuados a partir de los seis meses.

Sin embargo, no siempre es posible ofrecer al bebé leche materna, bien por deseo o imposibilidad de la persona que lo amamanta o bien porque no se dan las condiciones necesarias para ello. Es en estos contextos en los que se presenta la opción de recurrir a la leche de fórmula, un alimento que no es un reemplazo al completo de la leche materna, pero es indispensable para muchísimas familias vulnerables, como destaca el tecnólogo de alimentos Miguel Ángel Lurueña en un hilo dedicado a la escasez de este producto en Estados Unidos en mayo de 2022.

De hecho, tanto la leche materna como la de fórmula son los únicos alimentos que se consideran imprescindibles para los humanos, tal y como apunta en su cuenta de Twitter la dietista-nutricionista y tecnóloga de alimentos Beatriz Robles.

¿Qué es la leche de fórmula?

Según explica el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido, la leche de fórmula, también llamada leche infantil o fórmula para lactantes, es un producto hecho a partir de la leche de vaca —aunque se pueden preparar con leche de otras procedencias— que se ha tratado y modificado para que sea apropiada para bebés. Entre las modificaciones está la inclusión de proteínas, azúcares, grasas, vitaminas y minerales que son esenciales para la salud del bebé e intentan emular la leche materna.

Es un producto que puede venderse en varios formatos: en polvo, que pueda calentarse con agua; en una especie de concentrado, que también necesita mezclarse con agua; o en una fórmula líquida lista para ingerir, aunque tiende a ser más cara.

La guía práctica para padres de la AEP recoge dos tipos de leche. Por un lado, la fórmula de inicio, que cubre todas las necesidades nutritivas del bebé sano durante los seis primeros meses de vida y pueden usarse conjuntamente con otros alimentos desde los seis a los doce meses.

Por otro, la fórmula de continuación, que también puede usarse desde los seis meses hasta los tres años de vida y presenta ciertas ventajas nutricionales respecto a la leche de vaca. La AEP también cita las fórmulas adaptadas, a las que se añaden algunas sustancias para que se parezcan fisiológicamente lo máximo posible a la leche materna; y las fórmulas especiales, para lactantes con algún trastorno o enfermedad.

La EFSA indicó en una valoración científica sobre la composición de las leches de fórmula y de continuación que todas las leches de fórmula deben ser “seguras, cumplir los requerimientos nutricionales y favorecer el crecimiento y desarrollo de los recién nacidos”, especialmente cuando se usan “como única fuente de alimento durante los seis primeros meses y cuando se emplea como líquido principal en el inicio de la alimentación complementaria”. 

En la Unión Europea, estos productos están regulados por el Reglamento (UE) n° 609/2013, mientras que en Estados Unidos necesitan cumplir con la regulación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

¿Qué le diferencia respecto a la leche materna?

La principal diferencia de la leche de fórmula respecto a la materna es su composiciónJuan Revenga, biólogo y dietista-nutricionista, comparó en su blog ambos tipos de leche, evidenciando que tenían un cierto parecido en el aporte energético (las kilocalorías), pero recalcando que la leche materna posee muchísimas singularidades “que difícilmente podrán ser igualadas algún día en las fórmulas, al menos no a corto plazo y a un precio más o menos asequible”. 

Como ejemplo de esto, la leche de fórmula no cuenta con anticuerpos, células vivas, inmunoglobulina A, lactoferrina y lisozimas, elementos que proporcionan una ayuda al sistema inmune del recién nacido. Tampoco es sustitutivo del calostro, la primera leche materna. Es un líquido más amarillento que la leche y contiene gran cantidad de proteínas, sustancias antiinfecciosas y aporta gran cantidad de calorías en muy poco volumen.

En relación con la composición, también hay que señalar que la leche de fórmula es un producto ‘estático’, con la misma composición en el primer biberón que en el último. La composición de la leche materna, en cambio, va cambiando. El Comité de Lactancia Materna de la AEP recalca que la leche materna “se adapta a las necesidades del lactante y varía a lo largo de la lactancia, a lo largo del día, e incluso a lo largo de cada toma”. En su primera parte, la leche tiene más agua y azúcar, que satisface la sed. Después, su contenido en grasa aumenta gradualmente, aportando más calorías.

¿Cómo prepararla?

A pesar de los controles sanitarios que tiene que superar, la leche de fórmula requiere de ciertos tratamientos para asegurar que se administra de manera correcta y segura. Lurueña comparte en su cuenta de Twitter una infografía de cómo debe prepararse este producto para administrarse en un biberón.

Además de estas instrucciones, la Clínica Mayo proporciona en su página web siete pasos a cumplir para que la leche de fórmula sea completamente segura: revisar la fecha de caducidad; lavarse las manos; esterilizar biberones, tetinas, tapas y anillos antes de usarlos por primera vez y lavar estos utensilios con agua caliente y jabón en próximos usos; agregar agua limpia (de grifo o embotellada); medir la cantidad que se emplea de agua y leche; calentarla si es necesario; y almacenar la leche refrigerada durante no más de 24 horas.

Este contenido es apoyado por la iniciativa “Alimentando el cambio” de DANONINO en el que Maldita.es colabora elaborando contenidos independientes según su metodología.


Primera fecha de publicación de este artículo: 18/05/2022

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