En Maldita.es somos fans del agua del grifo y evitamos acudir a las aguas embotelladas (siempre que está en nuestra mano). Y por las preguntas que nos lanzáis, malditas y malditos, parece que vosotros también. Esta semana nos consultáis por un hábito que parece ser bastante común en los hogares: dejar correr el primer chorrito de agua que sale del grifo antes de beberla. ¿Tiene sentido esto? Por norma general no, no hay una indicación sanitaria que avale que esto debe hacerse. No es una recomendación y es un malgasto pequeño pero innecesario de agua. Hay casos particulares en los que esta recomendación tendría sentido, los comentamos a continuación.
El primer caso particular en el que dejar correr el agua tiene sentido está relacionado con las tuberías de plomo. El plomo es un metal que es tóxico para la salud humana, ya que se puede acumular en el organismo y tiene graves efectos en niños, bebés y embarazadas, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, el agua puede entrar en contacto con este elemento a través de tuberías construidas con este material.
Hay casos, como en España, en los que está prohibido instalar tuberías de plomo y las existentes tienen que ser modificadas. Pero en otros, como Estados Unidos, siguen presentes en algunas casas. En estos casos sí que es aconsejable dejar correr el agua, no un ‘poquito’, sino varios minutos, para evitar consumir la que ha estado expuesta al plomo durante más tiempo (por la noche o de un día para otro). El Departamento de Salud de Minnesota (Estados Unidos) proporciona más información al respecto.
Otro caso particular en el que puede ser conveniente dejar correr el agua de grifo tiene que ver con el níquel, otro metal tóxico. El mayor problema que este supone para la salud es la dermatitis alérgica de contacto, una enfermedad de la piel que provoca un sarpullido y picor. El níquel es el elemento que más casos de este tipo de dermatitis provoca y se puede estar expuesto a él por joyería, metales y la propia dieta (sobre todo alimentos pero, en menor medida, el agua potable), según el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
Así, hay evidencia científica que señala que el primer chorrito de agua puede tener unos niveles de níquel mayores que el agua corriente. De ahí que, para personas que desarrollan esta dermatitis por exposición a este elemento, los profesionales de la salud pueden recomendar una dieta baja en esta sustancia, incluyendo dejar correr el agua de nuestro grifo antes de beberla.
El último caso particular no tiene que ver tanto con cuestiones de salud, sino de preferencia. Y es que el primer chorrito de agua puede que no nos sepa tan fresco ni tan ideal como el resto del líquido, bien porque el agua lleve un poco de tiempo estancada o porque la última persona en utilizar el grifo optó por el agua caliente. Es entendible que queramos nuestra agua en el punto de fresquito ideal, y más en episodios de calor, pero es perfectamente remediable guardando una botella o jarra en la nevera, evitando así este pequeño malgasto de agua.